Huellas con mucho tacto

Cuando los dedos se desplazan por una superficie, reconocen detalles de menos 200 micrometros (aproximadamente la anchura de un cabello humano) que generan vibraciones en la piel. Para averiguar exactamente cómo estas vibraciones se convierten en una sensación real, Julien Schiebert, del Laboratorio de Física Estadística de la Universidad de Paris 6, ha desarrollado un sensor mecánico cubierto con una envoltura elástica que imita a las yemas de los dedos. Usando este dedo artificial para palpar superficies con texturas, observó que las vibraciones tenían la misma frecuencia que detectan ciertas terminaciones nerviosas de la piel llamadas corpúsculos de Pacini. Estos corpúsculos están conectados a neuronas sensoriales que conducen las vibraciones al cerebro, donde son traducidas como sensaciones, es decir, como tacto.