Desarrollan nuevo prototipo de bombilla LED que emite menos luz azul
Se trataría de una nueva bombilla LED, de base violeta, igual de eficiente y económica, pero capaz de emitir menos luz azul, la cual puede ejercer efectos no tan beneficiosos en la salud (especialmente en la salud ocular).
Las bombillas LED representan el avance tecnológico más reciente y fascinante en la industria de la iluminación. Se caracterizan por ser pequeñas pero potentes, enérgicamente eficientes y duraderas. De hecho, este tipo de bombillas proporcionan ventajas considerables sobre otros tipos de iluminación.
Y es que, al ser bastante más eficientes, necesitan mucha menos electricidad para funcionar. Además, no emiten calor indeseado, como sí ocurre con las bombillas incandescentes tradicionales. Y las mejores tienden a durar más, si las comparamos con las bombillas fluorescentes.
Pero este tipo de bombillas, aunque ofrecen muchísimas ventajas, no están libres de problemas. Y uno de los que más preocupa a los expertos es la sobreexposición a la luz azul producida por las bombillas LED estándar, ya que se cree que puede tener un vínculo directo entre determinados problemas de salud, como insomnio, trastornos del estado de ánimo y fatiga.
Pero también existen otras desventajas que pueden originar que los compradores se decanten por otras opciones más económicas: los precisos, en ocasiones elevados, que pueden llegar a tener.
Recientemente, un equipo de investigadores de la Universidad de Houston, dirigida por el profesor asociado de química en la Facultad de Ciencias Naturales y Matemáticas e investigador principal del Centro de Superconductividad de texas, Jakoah Brgoch, están trabajando en el desarrollo de una bombilla de LED capaz de emitir la mayor parte de su energía desde el segmento violeta más seguro del espectro de luz visible.
Así, en lugar de enmascarar la luz azul, estarían desarrollando una clase única de materiales luminiscentes, conocidos con el nombre de fósforos, capaces de absorber la emisión de un solo color de un LED violeta, y convierten la luz para cubrir la mayor parte del espectro visible.
Según los expertos, el grupo de investigación “está creando fósforos que funcionan, no con el chip LED azul convencional que a día de hoy utilizan casi todas las bombillas LED en la actualidad, sino con un chip LED violeta”. Esto ayudaría a alejarse de la luz azul al violeta como fuente base, convirtiendo luego la luz violeta en luz blanca de amplio espectro.
El objetivo final es conseguir que la nueva bombilla, de base violeta, sea lo más eficiente en energía posible, además de económica, lo que ayudaría a desarrollar una nueva tecnología de iluminación interesante para la mayoría de los consumidores.
Los resultados de la investigación han sido recientemente publicados en ACS Applied Materials and Interfaces.
Como explican los expertos, si disponemos en casa de una bombilla LED estándar, es posible que creamos que la luz que proporciona es blanca. Pero la realidad es que, desde un punto de vista técnico, en realidad no existe la luz blanca pura. Es más, basta con sostener un prisma en esa bombilla y observaremos la luz separada en longitudes de onda que muestran una amplia variedad de bandas de colores, que van del violeta al rojo. Es lo que los científicos denominan espectro de luz visible.
¿Y por qué vemos la luz de una lámpara con bombilla LED de color blanca? Principalmente porque nuestros ojos y cerebro trabajan conjuntamente para combinar la percepción humana de esas bandas de color separadas en una luz blanca. En este sentido, los distintos tipos de bombillas enfatizan diferentes partes del espectro visible de luz.
Con la finalidad de generar un ambiente específico, los ingenieros manipulan este equilibrio. Por ejemplo, un poco más de azul frío emite una luz blanca muchísimo más nítida (ideal para la iluminación de oficinas), mientras que un poco más de rojo tiende a producir una luz blanca cálida. Precisamente, la tendencia de las bombillas LED al azul ha sido complicado de evitar fuera del laboratorio.
Y es que diferentes estudios del sueño publicados anteriormente han revelado que la sobreexposición nocturna a frecuencias azules puede alterar ciertas hormonas, como es el caso de la melatonina, lo que explicaría por qué, en ocasiones, surge insomnio, alteraciones de los ciclos del sueño u otros problemas relacionados. Es más, los expertos sospechan que una exposición excesiva a la luz azul podría influir en la formación de cataratas.