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Uno de cada dos conductores querría tener un coche autónomo en los próximos cinco años

Un estudio del Instituto de Investigación de Capgemini avanza que, aunque todavía hay muchos obstáculos por superar, al menos la mitad de los usuarios de coches preferirían tener en cinco años un vehículo autónomo.

No lo digo yo. Lo dice un reciente estudio realizado por el Instituto de Investigación de Capgemini con 5.538 consumidores en Alemania, Francia, Reino Unido, Suecia, China y EE.UU. También realizó la consultora entrevistas a 280 ejecutivos de empresas fabricantes de automóviles, proveedores y tecnológicas, y organizó encuentros con líderes del sector para identificar lo que los usuarios desean de los vehículos  autónomos y cómo las empresas pueden dar respuesta a esta demanda.
¿Las conclusiones? Aunque más adelante las desgranaremos, parece claro que, aunque todavía existen y existirán barreras en el corto y medio plazo, el interés del consumidor por el coche sin conductor crece. Uno de cada dos usuarios confirma que en un lustro preferiría utilizar ya este tipo de vehículos, lo que puede generar oportunidades de negocio para la creación de todo un ecosistema de nuevos servicios por parte de las compañías de automoción. No obstante, los fabricantes de coches, dice Capgemini, deben invertir en la concepción de nuevos servicios, software y canales de comunicación con el cliente para convertir el concepto de conducción autónoma en una experiencia real para el consumidor.
Las respuestas positivas de los consumidores a las preguntas realizadas por el instituto de investigación demuestran que se observan grandes ventajas en los vehículos autónomos en términos de consumo eficiente de combustible (73%), reducción de emisiones (71%) y ahorro de tiempo (50%). Tal es el nivel de optimismo y visión de futuro que más de la mitad de los consumidores (56%) afirma que estaría dispuesto a pagar hasta un 20% más por un vehículo autónomo que por uno convencional.

Cambio en la percepción de la movilidad

El estudio también apunta hacia un cambio en la percepción de la movilidad. Los usuarios creen que los coches autónomos tendrán un papel más importante en su vida cotidiana, no solo en el hecho de conducir o no, sino también a la hora de llevar a cabo determinadas tareas rutinarias. Casi la mitad (49%) de los encuestados se sentirían cómodos si un coche de este tipo realiza algunos recados en su lugar; más de la mitad (54%) confiaría a un vehículo autónomo la tarea de recoger o llevar a casa a amigos o familiares que no conduzcan; mientras que uno de cada dos (50%) espera que los vehículos autónomos les ayuden a ganar tiempo para poder realizar actividades sociales, de ocio, de trabajo o simplemente disfrutar del viaje.
Resulta evidente que los consumidores prevén la llegada de un futuro autónomo. Se dan incluso factores culturales y geográficos que impulsan una mayor anticipación del uso de coches autónomos. El estudio de Capgemini identifica dos grupos que se muestran especialmente propensos a la opción autónoma: los consumidores chinos y los millennials. Sin embargo, pese al aumento de la percepción favorable, el interés y la expectación de los consumidores, siguen existiendo barreras para su adopción. Los consumidores consultados expresan que la compra o uso de un vehículo autónomo estará sujeta, entre otros factores, a la seguridad del vehículo (73%) y a la seguridad de sus sistemas (72%) frente a hackers, por ejemplo.
Markus Winkler, responsable mundial de Automoción de Capgemini explica que nuestro estudio muestra un gran optimismo e interés entre los usuarios potenciales de vehículos autónomos. Hasta la fecha el debate se ha centrado en la evolución tecnológica de los automóviles sin conductor, por lo que resulta sumamente alentador que los futuros pasajeros sean conscientes de los potenciales beneficios que genera la tecnología. La expectación que despierta la experiencia con un vehículo autónomo en los clientes ejercerá sus efectos no solo en la industria del automóvil, sino también en otros sectores, como el de medios de comunicación y entretenimiento, el de distribución comercial y el de la salud, lo que sienta las bases para una multitud de oportunidades de negocio colaborativo. Sin embargo, persiste cierto grado de incertidumbre y preocupación, y los fabricantes de automóviles deben tener en cuenta las expectativas e inquietudes de sus futuros clientes, al tiempo que transforman sus propias operaciones desde un modelo centrado en el producto a uno orientado a los servicios y el cliente, a medida que avanzan en su proceso de comercialización de los vehículos autónomos.

Retos para el futuro

De estas últimas palabras del ejecutivo de Capgemini se deducen cuatro áreas esenciales de acción para acelerar el proceso hacia un futuro vehículo autónomo. El primero de ellos es que hay que mantener informado al cliente. Desde la perspectiva del consumidor, el automóvil está pasando de ser un medio de transporte a constituir prácticamente un asistente personal inteligente. Este cambio confiere una importante carga de responsabilidad a los fabricantes automovilísticos, que deberán ser honestos y transparentes en cuanto a las capacidades del vehículo y evitar el riesgo de interpretaciones erróneas.
En segundo término, el estudio muestra que los consumidores tienen una idea clara sobre la experiencia que esperan de un vehículo autónomo. Los fabricantes deberán tratar de comprender lo mejor posible estas expectativas de los consumidores e incorporarlas en el propio proceso de diseño, además de invertir en los elementos de protección y seguridad de los vehículos y realizar las comunicaciones informativas oportunas al respecto.
Pero también, en tercer lugar, hay que crear un ecosistema de servicios para los consumidores, que esperan una amplia variedad de experiencias en el interior del vehículo: ocio, trabajo, bienestar... Para ofrecer esas experiencias y convertirlas en oportunidades de negocio, los fabricantes deberán aliarse con nuevos socios tecnológicos, de contenidos y de comercio a fin de crear todo un ecosistema de servicios.
Y, por último, según señala Capgemini, como sector industrializado en pleno proceso de transformación, las empresas de automoción deben integrar el enfoque de « autonomía» en su estrategia corporativa general, en todas las divisiones de su negocio. Esto solo puede lograrse mediante el desarrollo de competencias de software, lo que requiere mejorar los conocimientos y capacidades de los empleados y desarrollar nuevas alianzas para asegurar su destreza digital en todas las funciones operativas.

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