Singapur construye granjas solares flotantes
Con el objetivo de alimentar sus plantas depuradoras y recubrir los costes energéticos, Singapur ha instalado más de 120.000 paneles solares flotantes.
La Agencia Nacional del Agua de Singapur se ha asociado con Sembcorp Industries con la finalidad de empezar con la construcción de la que se convertiría en una de las granjas solares flotantes más grandes del mundo, instaladas en uno de los embalses que bordean la ciudad-estado.
Según hemos conocido, el embalse de Tengeh ha sido el escogido por las autoridades para albergar este enorme parque flotante de 60 MWp, que de acuerdo a los cálculos realizados, tendría el tamaño equivalente a 45 campos de fútbol, gracias a sus 122.000 paneles solares instalados.
Suministro completo de plantas de tratamiento de agua
Debemos tener en cuenta que, a pesar de su posición importante como centro financiero, Singapur se enfrenta a una tarea ciertamente complicada en lo que a la implementación de las energías renovables se refiere, puesto que no cuenta con ríos lo suficientemente rápido como para el uso de la energía hidroeléctrica, y el viento en la región no es lo suficientemente fuerte.
Esta medida tiene relación con la decisión de la citada agencia de alimentar sus plantas depuradoras de agua con energía solar, construyendo así una gigantesca granja solar a unos 30 kilómetros de la ciudad.
El lugar fue escogido con la finalidad de permitir a la agencia abastecer a su fábrica sin tener que lidiar con las dificultades propias de instalar dicha infraestructura en el interior de un entorno urbano, a lo que se le sumaría el reducido espacio existente originalmente en el interior de la ciudad-estado, lo que obligó a tomar la decisión de instalarlo en el agua.
La validación del proyecto fue llevada a cabo en base a pruebas ya realizadas en condiciones similares. Y el proyecto en sí mostró un impacto mínimo no solo en la propia calidad del agua, sino también en la biodiversidad.
Así, esta tecnología permitirá a Singapur convertirse en uno de los primeros países del mundo en integrar dicho tratamiento de agua. Cuando la construcción se complete el próximo año, el complejo sería capaz de producir suficiente energía verde como para alimentar todas las plantas de tratamiento de agua de esta ciudad-estado.
Y, de acuerdo a los especialistas, de forma más general, esta cantidad de energía producida permitiría cubrir el 7 por ciento de los costes energéticos de la Agencia Nacional del Agua de Singapur.
El parque solar estará optimizado tanto para el clima como para su uso
Ahondando en el proyecto, hemos sabido que todos los paneles fotovoltaicos desplegados producirán 60 Megavatios pico (MWp). A su vez, se pondrá en marcha un completo sistema de monitorización especializado en el control del correcto funcionamiento de las instalaciones, además de optimizar su rendimiento ante las diferentes condiciones meterológicas.
La fabricación de estos paneles solares tiene especialmente en cuenta las condiciones a las que se enfrentarán, siendo el calor y la humedad dos de las condiciones más comunes (e importantes).
Por este motivo, con la finalidad de resistir las inclemencias del tiempo, los módulos fotovoltaicos serán construidos con una doble capa de vidrio, que se diferencia claramente de la monocapa de vidrio que se instala en la actualidad en las instalaciones estáticas. De esta manera, se persigue luchar mejor contra la humedad tan característica del área.
A su vez, se aplicará una capa de polietileno de alta densidad, resistente a los rayos ultravioleta, lo que mejorará su confiabilidad a pesar de la exposición continua al sol.
Uno de los principales objetivos que persigue Singapur es la de reducir su huella de carbono. Y, según los cálculos realizados, estas granjas serían capaces de disminuir las emisiones contaminantes de sus estaciones en 32 kilotones. Esto equivale a sacar 7.000 coches de las carreteras durante cada uno de los 25 años de funcionamiento previstos en su forma actual.
De hecho, Singapur se ha comprometido a reducir a la mitad sus emisiones máximas de gases de efecto invernadero, consiguiendo a su vez unas emisiones netas cero tan pronto como fuera viable en la segunda mitad del siglo.