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Las células solares semitransparentes pueden alimentar invernaderos sin retrasar el crecimiento de las plantas

La llegada de paneles con células solares semitransparentes a los invernaderos podría ser de muchísima ayuda a la hora de conseguir opciones más eficientes, sin efectos negativos en el propio cultivo.

A mediados del pasado año conocíamos que investigadores del Centro de Excelencia ARC en Ciencia Exciton y la Universidad de Monash habían logrado un gran avance con la próxima generación de células solares de perovskita, y que podrían ser de mucha utilidad cuando se incorporan a las ventanas de vidrio, al transformar la arquitectura, la planificación urbana y la propia generación de energía.

No en vano, por aquel entonces, los investigadores mostraron en un artículo publicado en la revista científica 'Nano Energy' que dos metros cuadrados de ventana solar era capaz de producir tanta electricidad como un panel solar estándar instalado en una azotea.

Concretamente, mientras que la energía solar obtenida a través de paneles colocados en una azotea tiene una eficiencia de conversión de entre un 15 a un 20 por ciento, las celdas semitransparentes cuentan con una eficiencia de conversión del 17 por ciento, mientras que transmiten más del 10 por ciento de la luz entrante. Pero parece que el uso de esta nueva herramienta iría mucho más allá.

Ahora, se ha encontrado que los invernaderos equipados con células solares semitransparentes podrían ser capaces de generar electricidad sin afectar el crecimiento y la salud de las plantas situadas en el interior, de acuerdo a un nuevo estudio, que sugeriría que podría ser posible construir invernaderos de energía neutra sin dañar los cultivos.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores, de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, probaron grupos de lechuga de hoja roja bajo distintos tipos de vidrio y diferentes longitudes de onda de luz, manteniendo otras variables típicas como la temperatura, el fertilizante, los suministros de agua y la concentración de CO2 iguales.

Poco tiempo después, la lechuga que había sido cultivada bajo células solares no mostró diferencias reseñables en ninguna medición clave, incluyendo el tamaño, peso, la absorción de CO2 y su contenido en antioxidantes. Es más, como beneficio adicional, los paneles solares ayudaron a la regulación de la temperatura del invernadero.

Concretamente, mientras que un grupo de control de lechuga fue expuesto al espectro completo de luz blanca, otros tres grupos fueron cultivados bajo distintos filtros de luz azul, simulando diferentes tipos de absorción de los nuevos paneles solares, con la proporción de luz azul a luz roja ajustada en cada uno de los filtros.

Los expertos no encontraron ninguna diferencia significativa entre los grupos experimentales y el grupo de control, al igual que tampoco la encontraron entre los diferentes filtros.

Es más, los científicos quedaron sorprendidos al descubrir que no se registró una reducción real en el crecimiento o en la propia salud de las plantas, lo que significaría que sería cien por cien posible integrar células solares transparentes en los invernaderos.

En este caso, los paneles solares estaban formados por células solares orgánicas semitransparentes (o ST-OSC), en lugar del tipo más común compuesto por silicio, que se utiliza comúnmente en grandes granjas de energía solar.

Una de las principales ventajas de este tipo de paneles solares es que son muy flexibles, dado que pueden ser ajustados para la absorción de distintas longitudes de onda de luz según sea preciso.

¿Cuál sería el siguiente paso?

De acuerdo a los expertos, el siguiente paso hacia la creación de invernaderos que funcionan con energía solar es probar esta tecnología con plantas y cultivos diferentes de la lechuga, y los tomates podrían convertirse en unos buenos candidatos.

Pero no hay duda que estos primeros hallazgos son bastante prometedores, no solo en términos de salud, sino también de crecimiento de las plantas.

Y muchas personas parecen estar interesadas en su evolución, puesto que los científicos confirman que esta tecnología es factible en principio, por lo que solo se necesitaría a una empresa para dar el salto y empezar con la producción a escala.

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