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Viaje al corazón de google

Queremos rendir homenaje a Pepe Cervera, una gran divulgador de la ciencia y la tecnología que ha fallecido recientemente. Recuperamos aquí una entrada que escribió para los blogs de Muy Interesante en el año 2004.

Autor: José Cervera


Se puede usar para encontrar una página web, una foto, la definición de una palabra o una frase famosa. Pero también para descubrir un teléfono, hacer una operación matemática, desvelar una oferta comercial, comprobar la ortografía de una palabra, localizar a un/a ex-novio/a, identificar un avión, encontrar una receta de cocina, buscar una cotización bursátil, seguir un paquete enviado por mensajero, bloquear anuncios molestos, conseguir un mapa, convertir medidas de longitud o peso, avisar de noticias, sacar a la luz vulnerabilidades tecnológicas o personales, rehacer el mercado publicitario, inventar un sector económico, convertirse en verbo, hacer multimillonarios antes de salir a bolsa, poner nervioso a Bill Gates...


Eso es poder

Se usa para el amor y para la guerra. Google Dating es la obligatoria comprobación del nombre de ese/a chico/a con el que vas a salir: ¿tiene dinero? ¿está casada? ¿huyó de la justicia?... GoogleFight, o Smackdown, es la lucha entre dos conceptos donde gana el que obtiene más respuestas, mientras una Google Bomb asocia ideas que no debieran estar asociadas. Por ejemplo Miserable Fracasado con Michael Moore o George W. Bush. Hay decenas de términos: Google whack, el juego que consiste en combinar dos palabras con el objetivo de que el buscador obtenga una sola entrada con ellas; Google Doodle, el cambio de logo en las festividades; Google Dance, la reordenación de los resultados cada 15 o 20 días; PageRank, el número que  Google utiliza para ordenar sus respuestas... Y así sucesivamente. Para algunos Google es capaz de encontrar la cura del cáncer, la calvicie, el mal aliento y la caspa. Otros opinan que es un repugnante monopolio de corte soviético empeñado "en destruir a la humanidad y el capitalismo que debería ser nacionalizado" (?). A los demás nos sirve para encontrar lo que andábamos buscando.



La tarea de buscar... antes y después de Google

Hubo un tiempo en que Google no existía, pero sí internet. Sobrevivir era duro, pero había toscas herramientas. Estaban los directorios como Yahoo!, que buscaban "a mano" y ordenaban "a ojo". Y estaban las "máquinas de buscar", bases de datos como AltaVista y HotBot . Los directorios eran lentos en incorporar novedades, y sólo veían un pedacito de la red. Las "máquinas de buscar" llegaban más lejos, pero daban resultados desordenados. Buscar era sencillo. Lo difícil era encontrar. Luego llegó Google, y es difícil imaginar qué vendrá después.

Muchos quieren ser el matador de Google. Pero Google es muchas cosas; un buscador, un directorio, una plataforma de anuncios (Ad- Words) y una tecnología publicitaria (AdSense), un buscador local (Google Local), noticias (Google News), productos (Froogle), blogs (Blogger) y ya prepara un servicio de correo electrónico gratuito de 1 gigabyte de capacidad (GMail). Algunos aspirantes pretenden enfrentarse de cara; otros sólo en parte. Ésta es una breve lista de los contendientes de la batalla: por el momento no es más que un buscador de internet rodeado de hipérbole. Y de números enormes: 4.285.199.774 páginas indexadas, más de 1.000 servidores y otros tantos empleados, 200 millones de preguntas respondidas al día, 850 millones de euros de ingresos estimados en 2003, de 10.000 a 20.000 millones de euros de valor cuando salga a bolsa, un 80 por 100 de los navegantes de EE UU lo usan cada mes, como 55 millones de europeos en alguno de sus 97 idiomas, a través de alguna de las 95 entradas locales. Todo para un buscador cuyo nombre está basado en Googol, el nombre de 10 elevado a 100: un 1 seguido de 100 ceros.


Según internet crece y crece, Google es más y más valioso. Cuantas más páginas hay en la red más diluida está la información y más difícil es de encontrar. Según algunos cálculos, las más de 4.000 millones de páginas que indexa Google no son más del 1 por 100 del total, y el ritmo de crecimiento es exponencial. La utilidad de internet sin Google -o sus equivalentes o sucesores- sería mucho menor. Ése es el gran valor de la empresa. 


El paraíso digital

Quizá lo peor de Google es que demuestra que los sueños que hincharon la burbuja de internet pueden ser reales. Es posible una empresa creada a base de ingenieros dedicados a mejorar fanáticamente la experiencia de sus clientes, sin cobrarles, en un entorno excéntrico y sin ingresar un céntimo durante 18 meses; una empresa cimentada en una ecuación creada por dos estudiantes en un colegio mayor. Y se puede transformar esa empresa en miles de millones de euros en poco más de cinco años. 

En 1999 Google tardaba una media de 3 segundos por búsqueda. Hoy, 5 años y miles de millones de páginas almacenadas más tarde, la media es de 0,3 segundos. Desde que se pulsa el botón de Buscar, ése es el tiempo que tardan los 10.000 ordenadores de Google en consultar el índice de 4.000 millones de páginas, encontrar y extraer las pertinentes, ordenarlas, añadir a cada enlace un pequeño resumen, sumar la publicidad y devolver la página de resultados. La respuesta que buscamos suele estar entre las 10 primeras. 

Hace falta gente muy lista para hacer eso a base de cerebro y máquinas baratas. Y eso es lo que hace Google: reclutar gente muy lista. En tiempos, casi la mitad de sus empleados tenían doctorados, y si el resto no los tenía era porque habían abandonado tesis o carreras para unirse a la empresa. Eso hicieron sus fundadores: Sergei Brin y Larry Page, estudiantes de informática en Stanford, hijos de matemático (Brin) e Dainformático (Page), hoy apenas en la treintena. Se conocieron en 1995, y empezaron a trabajar en sus tesis; su investigación académica acabó derivando hacia la búsqueda en internet, entonces un problema poco interesante. En 1996 empezaron a considerar la idea de analizar "hacia atrás" los enlaces a una página web como medida de su importancia, y de ahí nació BackRub. En 1998 publicaron un artículo en el que proponían un nuevo método para determinar la relevancia de las páginas de la red. Se llama PageRank (ver recuadro). 

Por entonces BackRub era una leyenda en el campus y sus creadores no daban abasto para añadir nuevas máquinas a las que habían montado en la habitación del colegio mayor de Page. Hablaron de una posible inversión con David Filo, compañero, amigo y cofundador de Yahoo!, que les animó a montar su propia empresa. 


En un cuarto de hora encontraron financiación

En 1998 y en Stanford sólo hacían falta ganas. Brin y Page tardaron 15 minutos en convencer a un inversor, el cofundador de Sun Microsystems Andy Bechtolscheim, que les firmó sobre la marcha un cheque de 100.000 dólares a nombre de Google, Inc. Tuvieron que fundar la empresa para poder cobrar el cheque. El 7 de septiembre de 1998 Google abrió su primera oficina, con su primer empleado y los fundadores. Según la versión oficial, para entonces Google estaba respondiendo ya a 10.000 búsquedas diarias, y apareciendo en los periódicos. 



Una jungla llena de "bichos espía"

Internet puede imaginarse como una borgiana Biblioteca de Babel, de desiertos pasillos y estanterías repletas de libros. Pero en la realidad la red está preñada de vida artificial. Programas llamados softbots la recorren día y noche catalogando sus contenidos. Entre ellos las arañas de los buscadores, como el GoogleBot o el MSNBot. Son programas similares a un navegador automatizado que se dedican a entrar en páginas web, y grabar su contenido, para acto seguido pinchar todos sus enlaces y repetir la operación una y otra vez hasta indexar una vez al mes las 4.285.199.774 páginas que, por ejemplo, GoogleBot es capaz de recorrer. Así, de enlace en enlace, van recorriendo la web y almacenando sus contenidos.

Para evitar la sobrecarga se indica a las arañas que no entren en determinadas páginas por medio de un fichero llamado Robots.txt; una especie de señal de tráfico que los robots bien educados cumplen y que sirve para mantener cierto orden en la junglaUn año y dos mudanzas más tarde la compañía había conseguido 25 millones de dólares de la aristocracia del capital riesgo, tenía casi 60 empleados, varios grandes clientes corporativos y un hogar: el GooglePlex. Hasta entonces estuvieron ofreciendo una versión Beta de su buscador, que ya usaban millones de personas cada día.


En el GooglePlex la decoración es a base de lámparas de lava, los programadores van descalzos, hay grandes balones para hacer de sillas de campaña y las mesas son puertas sobre caballetes. La empresa proporciona masajistas y un campo de hockey en el aparcamiento. De la comida en el Google Café se encarga el antiguo chef de los legendarios Grateful Dead. Se acepta llevarse el perro a trabajar. Pensando en la salida a bolsa, han realizado una división de acciones, con lo que se han duplicado de un golpe las posibles ganancias de los empleados en la operación. Es bueno trabajar en Google. Aunque probablemente para los programadores lo más cercano al paraíso es la posibilidad de dedicar el 20 por 100 de su tiempo de trabajo a sus propios proyectos, un sueño del que han nacido ideas como Google News



La marca no deja de crecer con nuevas ideas

Después todo fueron premios, usuarios, millones de búsquedas y nuevas ideas como Google in-abox para empresas, la compra de Deja News (un clásico de la vieja red) o la creación de Blogger, una apuesta por los blogs. La evolución no para: Orkut, el ya famoso software social, puede acabar incorporado el buscador; Yahoo! se ha gastado 2.000 millones de dólares en intentar acercarse a su competidor y Bill Gates ha tenido que aceptar que  Google es el Nuevo Netscape. Con esos mimbres, en breve se prevé la salida a bolsa más espectacular de todos los tiempos, con la responsabilidad de sostener el futuro bursátil del mercado tecnológico.


Juguetones, pero adultos

E ingresos, muchos ingresos. Con su tecnología y sus nuevas formas de entender la publicidad (ver recuadro), Google está ayudando a crear todo un nuevo mercado.


Entre los perros, las pelotas de goma y las lámparas de lava hay muchos programadores e ingenieros y muy pocos gestores. Muchos indios, pocos jefes. La idea es contratar a gente competente y confiar en que ellos mismos sabrán organizar su trabajo. Eso evita los atascos burocráticos que afligen a empresas más viejas y con un cociente intelectual medio más bajo. Pero todo está bajo control. Los fundadores decidieron ya en 2001 que necesitaban un adulto de guardia, así que ficharon a Eric Schmidt, un veterano de Novell y Sun que ha visto en primera línea lo que es enfrentarse a Microsoft. Pero Brin y Page habían tomado ya muchas decisiones correctas. Como utilizar software libre, Linux como sistema operativo, funcionando sobre granjas de ordenadores baratos interconectados (más de 10.000) para abaratar costes y mejorar la fiabilidad. Si uno se avería, se quita y se pone otro. Al principio Google reciclaba discos de memoria de segunda mano comprados a precio de saldo. Gastos, los imprescindibles. 

De modo que el caos es aparente. Google sabe muy bien lo que se hace con sus empleados... y con sus clientes: los mima. Desde el punto de vista del usuario -y todos lo somos- lo más llamativo de Google es su ¿Quién decide el orden de las páginas?
La clave de Google es que siempre encuentra. La respuesta que uno busca está casi seguro entre las 10 o 20 opciones primeras. El botón Voy a Tener Suerte, que salta directamente al primer resultado, funciona un número sorprendente de veces. La varita mágica para lograrlo se llama PageRank, y es un algoritmo, una fórmula matemática que da un valor a cada página de la red. Ese valor ordena los resultados: a mayor relevancia, más cerca del número 1. Se calcula analizando la estructura de la red; Google asume que los habitantes de internet distinguen la importancia de cada página. Cada enlace hacia una página es un voto a favor de ella: a más enlaces, mayor PageRank.

Pero no es tan sencillo: todos los votos no son iguales. El PageRank de una página da peso a sus enlaces: el voto de una página bien considerada vale más. De modo que para calcular el valor de una entrada habría que calcularlos todos y compararlo. Sergey Brin y Larry Page publicaron en 1998 un algoritmo que permite aproximar este cálculo. Al fin y al cabo sólo es una ecuación con ¡500 millones de incógnitas y más de 3.000 millones de términos! Así se calcula el PageRank de toda la red, una vez cada más o menos 30 días. Es lo que se llama un Google Dance: todas las páginas cambian de PageRank. Además, las ecuaciones se complican para evitar la contaminación de miles de empresas que intentan engañar a Google para mejorar su posición y hacerse ver mejor.apariencia, austera hasta ser casi monacal. Su diseño ha creado escuela y ha obligado a todos los buscadores a optar por el minimalismo. Google no lo hace por una cuestión estética, sino por el bien del usuario. La mayor parte del tiempo la página de Google contiene 37 palabras y pesa 1,22 kb, exactamente. Cada palabra más ralentiza la descarga de la página; entonces los usuarios que usan módem tardan más de 0,3 segundos, y se impacientan. Quizá se marchen a otro buscador. Google nunca pone nada en su página sin una muy buena razón.



¿Líder de pies de barro?

Hay analistas que desconfían de las perspectivas bursátiles de la empresa. Piensan que hoy les va muy bien, pero que, como negocio tiene un riesgo: no encadena a sus usuarios. Nada garantiza que los que buscamos en Internet vayamos a acudir mañana a Google. Igual que ellos desplazaron a AltaVista a partir de 1998, un recién llegado puede arrebatarle a Google su primacía. El gigante parece que tiene los pies de barro.


Y es verdad. Aunque lo que algunos consideran una debilidad puede que sea la mayor fortaleza de Google. Su comportamiento con clientes y usuarios se deriva de saber que nada impide que los que buscan se vayan a otro lado. Ocurrirá, si Google no es el más completo, el más rápido, el mejor ordenado. De ahí esa dedicación que mejora décimas de segundo, ajusta el PageRank y amplía el terreno cubierto por sus arañas. Los únicos valores reales de Google son su rendimiento y su marca. Por eso, para Google, los resultados de la búsqueda son sagrados: con usuarios tienes atención; con atención tienes anunciantes. Si además tus anuncios no molestan a los usuarios, tienes usuarios contentos, anunciantes felices, y dinero; mucho dinero. La receta de Google podría resumirse así: "Mimar con exquisitez a tus empleados, para que éstos mimen a tus usuarios y atraigan a tus clientes... es el mejor negocio". 

En la era de internet ésta es una verdad que muchos todavía no comprenden. Google sí. Hasta ahora ha hecho muchas cosas bien, aunque queda por ver qué ocurrirá cuando sus empleados naden en millones tras la salida a bolsa. También cometen errores, como su oscura política de privacidad y el descuidado uso de su omnímodo poder. A veces, recuerda a Yahoo!, fundada también por dos estudiantes de Stanford; otras, a Netscape. Y, a veces, incluso a Microsoft. Pero por ahora sigue siendo el encontrador favorito del planeta. Y lo seguirá siendo mientras sea capaz de practicar su lema: "No hagas el Mal".

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