El reconocimiento facial podría causar un efecto negativo en el comportamiento humano
Cuando nos sentimos observados, magnificamos nuestros logros y también nuestros errores, lo que puede alterar negativamente nuestro comportamiento.
Las personas no se comportan de igual modo cuando están solas o cuando están rodeadas de otras personas. Este efecto también puede darse si la persona se siente observada por una cámara. En tal caso, la proliferación de sistemas de reconocimiento facial en las ciudades podría tener un efecto significativo en el comportamiento humano.
Según un estudio llevado a cabo por Ayelet Fishbach y Janina Steinmetz, de las Universidades de Chicago y Londres, respectivamente, a mayor observación de la persona constataron que no solo el comportamiento cambiaba, sino que también lo hacían las acciones o las respuestas que se emitían.
Se magnifican los hechos
Según explican las autoras: "Hallamos que los participantes que fueron observados mientras comían o supieron que fueron observados después de comer recordaron haber comido una porción mayor que los participantes no observados".
En otra prueba, el grupo de personas que se sintió monitorizado pensó que había ofrecido más respuestas incorrectas a una serie de preguntas que las personas que no se sintieron observadas, si bien los resultados mostraron que no hubo diferencia entre los grupos de voluntarios.
Lo mismo sucedió cuando se encuestó a jugadores de bádminton después de disputar torneos por equipos. Aquellos jugadores que formaban parte de los equipos que perdieron, pensaron que eran más personalmente responsables de la pérdida y que esta sensación aumentaba en función del número espectadores los observaron jugar. Nuevamente, cualquier error en su juego se hizo más importante, se magnificó, cuando un jugador se sintió observado cuando formaba parte de un equipo perdedor. En otras palabras, ser observado cambió la forma en que las personas pensaban a propósito de su comportamiento.
Tomados en conjunto, estos estudios muestran que ser observado altera fundamentalmente la magnitud subjetiva de las propias acciones. Al adoptar la perspectiva del observador además de su propia perspectiva, las personas se perciben a sí mismas como bajo una lupa. Como resultado, las acciones observadas de las personas se sienten magnificadas.
Los investigadores señalan que aún no se puede llegar a una conclusión al respecto, pues desconocen el significado de este “efecto de lupa” para los pensamientos y sentimientos de las personas a largo plazo. Con todo, teorizan que, al ser observados por las miles de cámaras que reconocimiento facial (hasta el punto de que se podría monitorizar individualmente cada comportamiento), ello podría influir de forma significativa en la confianza y la autoestima de los ciudadanos.
Sentir que los errores y deslices de uno se vuelven más importantes y más relevantes podría dañar la confianza y la autoestima de modo que, por ejemplo, un pequeño pecado puede parecer más grave bajo observación constante: alguien que disfruta saliendo de casa en pijama para comprar algo de comida basura podría sentir vergüenza y asco cuando se observara o se sintiera observado durante un comportamiento tan censurable socialmente.
Y eso continúa siendo grave incluso si se garantiza la privacidad de esas imágenes o hasta su borrado: los efectos en el pensamiento y los sentimientos de las personas pueden persistir, incluso mucho después de que se haya borrado la cinta de la cámara.