El error informático que liberó a 450 delincuentes violentos
La informatización del sistema penitenciario tiene como consecuencia que se produzcan violaciones o errores que muchas veces pasan desapercibidos.
En general, depositar nuestra fe en las pantallas informáticas, los algoritmos y los macrodatos suele ser más práctico que hacerlo en el juicio o las intuiciones humanas. Sin embargo, también los sistemas informáticos cometen fallos y, a medida que dependemos más de ellos, también estamos expuestos a ser víctimas de errores de más profundo calado que pueden afectar a un gran número de personas en muy poco tiempo.
Uno caso paradigmático son los fallos que se producen en los registros médicos electrónicos, que literalmente pueden matar al paciente. Médicos de Birmingham, Inglaterra, constataron hace unos años que el 10 % de los registros online contenían información desactualizada, incluidos errores en la prescripción de medicamentos a pacientes que eran alérgicos a los mismos.
La informatización del sistema penitenciario también ha provocado algunos descuidos fatídicos. El más conocido de ellos fue la puesta en libertad de 450 de los delincuentes más peligrosos del estado de California.
Violadores y ladrones armados
En el año 2011, las prisiones del estado de California llegaron a liberar a 450 convictos clasificados como de alto riesgo, entre los que se encontraban miembros de bandas callejeras, ladrones armados y violadores, sencillamente porque el personal penitenciario aceptó como fidedignas las informaciones que aparecían en los registros. Más de 1000 convictos menos peligrosos también fueron puestos en libertad condicional sin supervisión a raíz de este fallo en el software.
El problema surgió cuando se puso en marcha un plan para vaciar las cárceles del estado, que empezaban a estar superpobladas, liberando así en régimen de libertad condicional a los convictos menos peligrosos que ya hubieran cumplido una porcentaje significativo de la pena. El software que se usó para determinar a los seleccionados se nutría de una base de datos del Departamento de Justicia que registraba los arrestos, pero a este le faltaba información de condenas de casi la mitad de los 16,4 millones de arrestos de California. Finalmente, el software tuvo una tasa de error del 15 %, confundiendo a convictos de bajo riesgo con convictos de alto riesgo.
Otros errores del sistema penitenciario
El caso de California se quedaría en una anécdota si no se contabilizaran un buen número de errores similares en otros estados y hasta otros países, lo que evidencia hasta qué punto los sistemas informáticos son falibles. Así, por ejemplo, a un reo que cumplía condena en Massachusetts por sus actividades delictivas como hacker, le fue relativamente sencillo entrar en la red informática del Departamento de Corrección desde el ordenador de la biblioteca de la prisión, al que supuestamente accedía para informarse legalmente sobre su propio caso. Este acceso ilícito le permitió obtener datos privados de los cien mil guardas de la prisión, así como los expedientes del resto de los presos.
Además de liberar a convictos o dejar las puertas abiertas para que un hacker medianamente instruido pueda obtener información sensible, los sistemas informáticos también propiciar condenas a inocentes, como ocurrió en Gran Bretaña, cuando agentes policiales de la Oficina de Registros Criminales tuvieron que admitir que se había considerado erróneamente como delincuentes a más de 20 000 ciudadanos. Lo más escalofriante es que muchas personas ni siquiera eran conscientes de que tenían antecedentes penales debido a estos fallos en el sistema, a pesar de que esta condición no solo les había arruinado su reputación, sino que facilitaba que se les denegaran posibles empleos y puestos de voluntariado.
Porque lo que dice la pantalla es verdad hasta que se demuestre lo contrario, un problema de seguridad que, si bien hemos de asumir que es inferior al que pueda originar un empleado humano, continúa siendo necesario depurar.