El abuelo del eBook es español y lo inventó una mujer: esta es la historia de Ángela Ruiz Robles

Ruiz Robles nació en Villamanín, un pequeño municipio de la provincia de León, en 1895. En la España rural de principios del siglo XX era muy difícil para una mujer acceder a estudios superiores, aunque su familia era bastante acomodada y pudo pagarle estudios, y Ángela pudo alimentar su vocación docente estudiando magisterio.Mientras Europa se desangraba en la Primera Guerra Mundial, Ruiz Robles impartía sus primeras clases como docente en la Escuela de Maestras de León. Allí se desempeñó como profesora de disciplinas como la contabilidad, la mecanografía y la taquigrafía, fundamentales para entender las posteriores inquietudes de la inventora.Fue durante esa época donde Ángela ya se estrenó como inventora, creando un complejo sistema taquigráfico que completó y pulió décadas más tarde, y abandonó León para instalarse en Galicia tras conseguir una plaza de profesora en las Oposiciones de Magisterio Nacional. Siempre con la vocación de la enseñanza presente, Ruiz Robles consideraba especialmente importante el aprendizaje del idioma, y su método se caracterizaba por el didactismo, por implicar lo máximo posible al alumno en el proceso. Y precisamente sus inventos tenían esa finalidad, la de enseñar y mejorar los métodos educativos de la época, haciendo que dicha educación fuese mucho más accesible y atractiva para los alumnos.

A finales de los años 30, Ruiz Robles ya había publicado casi una veintena de libros, varios de ellos orientados a la taquigrafía y a su innovador sistema que la simplificaba y la hacía más rápida. Pero su gran invento llegó en 1949, cuando patentó su “procedimiento mecánico, eléctrico y a presión de aire para lectura de libros”. En el memorando adjunto a la patente, la inventora explicó cuáles eran los objetivos de su creación, siempre orientados a mejorar el proceso de aprendizaje, y que este fuese mucho más intuitivo y divertido.Adaptar los tradicionales libros impresos a la última tecnología de la época no fue un reto nada fácil, pero la leonesa consiguió poner la primera piedra en el camino hacia el libro electrónico que conocemos hoy en día. Aquel primer libro mecánico diferenciaba las lecciones de cada asignatura académica y las ordenaba en una serie de placas que, al ser accionadas con unos pulsadores, se le mostraban al alumno a través de una rudimentaria pantalla de plástico.El mecanismo funcionaba con aire comprimido y engranajes mecánicos, y también constaba de un pequeño sistema eléctrico que iluminaba cada página seleccionada para que fuese más fácil centrar la atención. Ruiz Robles pensó en todo, ya que al tratarse de un invento que iban a utilizar principalmente los niños, intentó que fuese lo menos aparatoso y pesado posible, por eso utilizó materiales ligeros en su construcción, que incluían el plástico, la cartulina o el papel.

La especialización de Ruiz Robles en la gramática y en los idiomas la llevó trabajar duramente, durante la década de los cincuenta, en su enciclopedia mecánica. Este proyecto iba en línea con el libro mecánico, pero era todavía más ambicioso. La inventora quería mejorar las enciclopedias tradicionales con las que se enseñaba gramática en los colegios, haciéndolas mucho más sencillas e intuitivas.La enciclopedia mecánica era como cualquier libro. Dividida en dos partes, en una había un abecedario automático con el que se podían formar sílabas, palabras o frases cortas, y en la otra una serie de bobinas accionaban las placas de diferentes asignaturas. Incluso pensó en aquellos alumnos que tuviesen algún tipo de problema de visión, e hizo que a la pantalla de la enciclopedia se le pudieran insertar cristales de aumento.Cada una de las asignaturas tenía su propia bobina, y eran totalmente intercambiables, por lo que con un mismo aparato se podían impartir decenas de asignaturas distintas. Robles también pensó en que su enciclopedia pudiese utilizarse por la noche, por lo que el contenido de algunas de las bobinas estaba escrito en tinta fluorescente, y la máquina poseía un mecanismo para activar luz eléctrica.Después de conocer estos inventos, nadie puede dudar de que las creaciones de Ángela Ruiz Robles son precursoras del eBook que conocemos hoy en día.