Revolución anestésica con guindillas

El nuevo compuesto, según han demostrado sus descubridores en experimentos con ratas, ofrece la ventaja de bloquear solamente las neuronas del dolor de la zona en la que se inyecta, impidiendo que envíen señales al cerebro. El resto de las células nerviosas, como las motoras o las del sentido del tacto, permanecen intactas.
El hallazgo supone un hito importante, ya que la gestión del dolor en cirugía apenas había evolucionado en los últimos 160 años, desde que en 1846 el éter se uso por primera vez como anestésico general. A partir de entonces y hasta ahora, los anestésicos provocaban efectos secundarios como la pérdida de conciencia (anestesia general) o la parálisis temporal de ciertos grupos musculares (anestesia local), por ejemplo el entumecimiento de las piernas durante un parto. Los primeros ensayos del nuevo anestésico en seres humanos, dicen sus descubridores, se harán en un plazo de 2 a 3 años.
Nature (www.nature.com)