
Los
olores que percibe nuestra nariz
mientras dormimos condicionan el
contenido de nuestros sueños, según revela un nuevo estudio alemán presentado ayer durante el Encuentro Anual de la
Academia Americana de Otorrinolaringología, en Chicago. Para llegar a esta conclusión, Boris A. Stuck y su equipo realizaron un experimento en el que exponían a una serie de sujetos a
olores agradables (rosas) y desagradables (huevos podridos) mientras dormían. Cuando despertaron, los sujetos afirmaban haber tenido sueños placenteros en el primer caso, mientras que las vivencias eran negativas cuando dormían con el molesto tufo.
Stuck asegura que los resultados podrían servir de arranque para desarrollar
terapias nocturnas aromáticas que potencien nuestro descanso.