
Nadie pone en duda que practicar
ejercicio es bueno para la salud. Pero ejercitarse en extremo puede convertirse en una
adicción física. A esta conclusión han llegado Robin Kanarek, de la Universidad de Tufts, y sus colaboradores. En experimentos con 84 ratas comprobaron que, después de pasar demasiado tiempo corriendo en sus ruedas a diario, los roedores presentaban cierto grado de adicción. Para medirlo les administraron
naloxona, un fármaco que no produce efecto alguno en individuos sanos pero que, en individuos con dependencia genera síndrome de abstinencia. Las ratas que habían estado sometidas a un
exceso de actividad física desarrollaron los síntomas propios de la
abstinencia: dilatación pupilar, taquicardia, temblores musculares,... Esta respuesta indicaba que se habían producido en su cerebro los mismos cambios que experimentan los consumidores de
drogas.
"El ejercicio, como el abuso de drogas, hace que se liberen en exceso neurotransmisores como las
endorfinas o la
dopamina, ligados a la sensación de recompensa", concluye el investigador.
A partir de los resultados los científicos sugieren que, si el
ejercicio puede volverse tan adictivo, una posible terapia para los drogodependientes sería sustituir las drogas por deporte.