Endometriosis: Causas y síntomas
Hemos hablado con una experta acerca de esta condición ginecológica incurable pero controlable.
Se cree que la endometriosis afecta a alrededor del 10-15% de las mujeres, lo que serían unos 170 millones de mujeres en el mundo y 2 millones de mujeres en España.
Hemos hablado con la Doctora Isabel Sánchez Magro, directora del departamento Médico de Merck, para conocer más de cerca esta enfermedad que afecta la calidad de vida, la salud y la proyección profesional de las afectadas.
El tejido endometrial está formado por glándulas, células sanguíneas y tejido conectivo. Normalmente crece en el útero, para preparar el revestimiento de la matriz para la ovulación. Los implantes endometriales son acumulaciones de tejido endometrial que crecen en lugares fuera del útero. Cuando crecen fuera del útero, se denomina endometriosis. Pueden desarrollarse en cualquier parte del cuerpo, pero generalmente ocurren en el área pélvica. Pueden afectar a los ovarios, las trompas de Falopio, el peritoneo o los ganglios linfaticos.
Normalmente, este tejido se expulsa durante la menstruación, pero el tejido desplazado no puede expulsarse. Esto conduce a síntomas físicos, como el dolor. A medida que las lesiones crecen, pueden afectar las funciones corporales. Por ejemplo, las trompas de Falopio pueden quedar bloqueadas, causando infertilidad femenina.
Los síntomas de la endometriosis incluyen:
- Calambres menstruales severos
- Dolor lumbar y pélvico a largo plazo
- Períodos que duran más de 7 días
- Sangrado menstrual abundante en el que es necesario cambiar la compresa o el tampón cada 1 a 2 horas (dismenorrea)
- Problemas intestinales y urinarios que incluyen dolor, diarrea, estreñimiento y distensión abdominal.
- Heces u orina con sangre
- Náuseas y vómitos
- Fatiga
- Dolor durante el coito (dispareunia)
- Manchado o sangrado entre periodos
El dolor es la indicación más común de la endometriosis, pero la gravedad del dolor no siempre se correlaciona con la extensión de la enfermedad. Dicho dolor suele remitir después de la menopausia, cuando el cuerpo deja de producir estrógenos. Sin embargo, si se usa terapia hormonal durante la menopausia, los síntomas pueden persistir. El embarazo puede proporcionar alivio temporal de los síntomas.
Otras afecciones médicas, como la enfermedad inflamatoria pélvica, los quistes ováricos y el síndrome del intestino irritable, pueden simular los síntomas de la endometriosis.

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Las principales pruebas de diagnóstico son el examen pélvico, la resonancia magnética, la ecografía y la laparoscopia. Además, el médico valorará los síntomas descritos anteriormente como la dismenorrea o la dispareunia u otros síntomas no ginecológicos como hemorragias o dolor en otros lugares del organismo, como la espalda.
La infertilidad es la consecuencia más relevante de esta enfermedad. Se estima que el 25-50% de las mujeres con endometriosis encuentra dificultades a la hora de tener hijos.
“Es importante que la mujer y el especialista permanezcan atentos a estos síntomas para evitar que se retrase el diagnóstico y, por lo tanto, empeore la salud y calidad de vida de la paciente. Desde el inicio de los síntomas hasta el diagnóstico de la endometriosis pueden pasar 7-8 años e incluso se han dado casos de hasta más de 10 años y además existe un alto infradiagnóstico debido a que se presenta de manera muy variable (a veces sin síntomas). Sin embargo, algunas mujeres con endometriosis no presentan síntomas y son diagnosticadas durante un proceso quirúrgico abdominal de otra causa”, explica a MUY la doctora Sánchez Magro.
La endometriosis es una enfermedad ginecológica crónica en la que ocurre una situación anómala: la implantación y el crecimiento benigno de tejido del endometrio fuera del útero, lo que genera una reacción inflamatoria crónica, como hemos comentado.
A pesar de que la causa que lo desencadena no se conoce de forma certera, existen posibles explicaciones que incluyen:
- Problemas con el flujo menstrual: la sangre menstrual entra en las trompas de Falopio y la pelvis en lugar de dejar el cuerpo de la forma habitual.
- Crecimiento de células embrionarias: a veces, las células embrionarias que recubren el abdomen y la pelvis se convierten en tejido endometrial dentro de esas cavidades.
- Desarrollo fetal: los datos muestran que la endometriosis puede estar presente en un feto en desarrollo, pero se cree que los niveles de estrógeno puberal desencadenan los síntomas.
- Cicatriz quirúrgica: las células endometriales pueden moverse durante un procedimiento, como una histerectomía o una cesárea.
- Transporte de células endometriales: el sistema linfático transporta las células endometriales a varias partes del cuerpo.
- Genética: Puede haber un componente heredado. Una mujer con un familiar cercano que tiene endometriosis es más probable que desarrolle endometriosis.
- Hormonas: la endometriosis es estimulada por la hormona estrógeno.
- Sistema inmunológico: los problemas con el sistema inmunitario pueden prevenir la destrucción del tejido endometrial extrauterino.
“Aunque no se conoce la causa exacta, se han identificado algunos factores que pueden desencadenar endometriosis, como el comportamiento de la menstruación (influyen la menarquia o primera menstruación a edad temprana, los ciclos menstruales de menos de 27 días que se repiten con frecuencia y las reglas largas, de 7 días o más), el componente reproductivo (parece que no haber estado embarazada nunca puede incrementar el riesgo a padecerla) y los factores genéticos (se han identificado varios casos en una misma familia)”, concreta la experta.

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“Las lesiones tienen un pronóstico incierto, ya que pueden permanecer estables, progresar e incluso retroceder”, dice Sánchez Magro. “Desde la perspectiva física, las estructuras reproductivas que se pueden ver afectadas por la endometriosis con más frecuencia son los ovarios, pero también podemos encontrarla en las trompas de Falopio, la vagina e incluso en el peritoneo o el tracto gastrointestinal y urinario (aunque con menos frecuencia). Una de las consecuencias más graves es la infertilidad. De igual forma, puede derivar en otras afectaciones y enfermedades, en función de las zonas en las que se implante el tejido endometrial. Por ejemplo, si se encuentra en el tracto urinario puede provocar hematuria, dolor e infecciones urinarias”.
“Es fundamental considerar la perspectiva psicológica. El dolor crónico que acompaña a esta enfermedad en muchos casos genera depresiones y trastornos de ansiedad. Por ello, es muy importante que los tratamientos se complementen con estrategias enfocadas a la disminución del estrés”, explica la doctora.
La endometriosis es una enfermedad que continúa siendo muy desconocida, por lo que las personas que rodean a la paciente muchas veces no entienden en qué consiste y no reparan en el dolor que presenta. En muchos casos el dolor es asociado a la menstruación, incluso por parte de la propia paciente, lo que genera una ausencia de normalización que conlleva que muchas mujeres traten de soportarlo sin exteriorizarlo a pesar del daño que supone”, nos aclara Sánchez Magro.
Cualquiera puede desarrollar endometriosis, pero algunos factores aumentan el riesgo como:
- Edad: es más común en mujeres de 30 a 40 años.
- Nuliparidad: Nunca dar a luz.
- Genética: uno o más parientes que tienen la condición
- Historial médico: tener una infección pélvica, anomalías uterinas o una afección que impide la expulsión de la sangre menstrual.
- Antecedentes menstruales: menstruaciones que duran más de 7 días o ciclos menstruales de menos de 27 días.
- Cafeína, consumo de alcohol y falta de ejercicio: que pueden aumentar los niveles de estrógeno.
Algunas condiciones de salud se han relacionado con la endometriosis, como las alergias, el asma y algunas sensibilidades químicas, ciertas enfermedades autoinmunes, el síndrome de fatiga crónica y el cáncer de ovario y de mama.
Los investigadores han encontrado vínculos entre la endometriosis y la exposición a ciertos químicos, incluidos los ftalatos.
“El tratamiento debe ser individualizado, teniendo en cuenta los síntomas y su gravedad. Es importante valorar si existe un deseo de embarazo, los tratamientos previos si los hubiera, la edad, así como la localización y extensión de la endometriosis”, comenta la experta.
El tratamiento es médico, quirúrgico y en algunos casos psicológico y, según nos aclara la doctora Isabel Sánchez Magro, buscará alcanzar cuatro objetivos:
1) Eliminar los síntomas. Para ello se usará terapia hormonal y analgésicos. Estos fármacos disminuyen los efectos de los estrógenos sobre el endometrio, reduciendo el número de células endometriales que necesitan estrógenos para sobrevivir. De esta forma, esta supresión influye directamente en la reducción del dolor.
2) Eliminar la endometriosis visible: la laparoscopia permite diagnosticar con más precisión y operar de manera completa las lesiones permitiendo mejorar la fertilidad posterior.
3) Restaurar la fertilidad
4) Actuar sobre la progresión de la enfermedad
“En la actualidad, hay muy pocos estudios que confirmen qué alimentos podrían contribuir a mejorar los síntomas de la endometriosis. Sin embargo, hay hábitos de alimentación que ayudan a sentirse mejor, reduciendo los síntomas, la inflamación y los niveles de estrógeno en el cuerpo. Por otro lado, es necesario limitar el azúcar simple y las grasas en lo posible para no aumentar la grasa corporal, ya que esto también incrementa la posibilidad de aumentar la cantidad de estrógenos en el cuerpo y agrava los problemas asociados a la endometriosis”, expone Sánchez.
Un estudio de 2004 publicado en la revista BMC Complementary and Alternative Medicine sugirió que un alga noruega llamada bladderwrack podría tener un efecto reductor de estrógeno en las mujeres. Esto puede reducir la tasa de crecimiento de la endometriosis.
Por otro lado, un estudio realizado en 2011 y publicado en la revista British Journal of Nutrition sugirió que la ingesta de frutas aumentaba el riesgo de endometriosis y que una mayor ingesta de grasa total disminuía el riesgo. Los productos lácteos también mostraron reducir el riesgo de endometriosis, aunque estos resultados no fueron estadísticamente significativos.
Comer yogur, chucrut y pepinillos o encontrar una buena fuente de probióticos puede ayudar a reducir los síntomas gastrointestinales y aumentar la actividad digestiva.
Evitar la cafeína puede ayudar a reducir el dolor, ya que la cafeína puede empeorar los síntomas.
“Es complicado prevenir una enfermedad de origen desconocido, pero sí que es importante actuar con rapidez. Conviene hacer un diagnóstico precoz y comenzar a tratar a la paciente lo antes posible. Por ello, es importante que la mujer no asuma como normal el dolor menstrual intenso y continuado, sino que debe entender éste como una señal para acudir al médico”, concluye la experta.