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Alergia al polen, COVID-19 y vacunas: dudas frecuentes

¿Cómo diferenciar síntomas de alergia y de COVID? ¿Los alérgicos son más propensos a infectarse? ¿Qué pasa si me estoy tratando de la alergia y me llaman para vacunarme frente a la COVID-19?

Estamos en plena primavera, y en algunas regiones ya se empiezan a sentir los efectos de la molestia alergia al polen. En el contexto de la pandemia de COVID-19 y de las campañas de vacunación masiva, es lógico que surjan muchas preguntas entre las personas alérgicas.

Cómo diferenciar síntomas de alergia y de COVID

Según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) las enfermedades alérgicas por pólenes afectan en nuestro país a más de ocho millones de personas, siete de los cuales son alérgicos a gramíneas. Muchos de los síntomas de la alergia son similares a los de la COVID-19 o de cualquier catarro, pero existen algunos detalles que nos pueden ayudar a diferenciar el problema. “La evolución de los síntomas es distinta, en el caso de las reacciones alérgicas, la congestión, picor de ojos y nariz, estornudos y demás comenzarán súbitamente al exponerte al agente causante de la alergia, pero en cuanto dejas de estar expuesto, los síntomas remiten”, nos explica Pedro Ojeda, portavoz de la SEAIC y director de la Clínica de Asma y Alergia Doctores Ojeda. “Además, algunas infecciones víricas van acompañadas de fiebre y de sensación de malestar general, cosa que no sucede en la alergia. En las infecciones, si bien la secreción de moco inicial suele ser muy líquida, acaba volviéndose más espesa y de color cambiante. Por último, en las infecciones por COVID-19 es muy común experimentar pérdida de olfato. Además, en las alergias los posibles síntomas respiratorios remiten al aplicar el inhalador de asma o dejar de estar expuesto al agente causante, cosa que no sucede en el caso de la infección por coronavirus”.

¿Qué mascarilla me protege más frente a la alergia?

Una de las ventajas de llevar mascarilla en esta temporada de alergia, es que esta también nos protege cuando salimos a pasear y estamos expuestos a los pólenes. Según Ojeda, tanto las mascarillas quirúrgicas como las FPP2  son útiles para filtrar los granos de polen, pero “son más recomendables las FPP2, ya que se ajustan mejor a la cara y no dejan tantos huecos por los que puedan penetrar las partículas”. El doctor también nos explica que este año los pacientes con alergia se están viendo más afectados a nivel ocular, y recuerda que unas gafas de sol bien ajustadas pueden ayudar a proteger los ojos del molesto picor.

¿Los alérgicos son más propensos a infectarse por el SARS-CoV-2?

Esta es otra de las preguntas habituales de las personas con alergia. Según explica la SEAIC en un documento, “los estudios epidemiológicos que se han realizado a lo largo de este año de pandemia no han objetivado que las personas alérgicas tengan una susceptibilidad aumentada ni para infectarse por el coronavirus SARS-COV-2 ni para padecer una infección más grave en caso de contagio. Esto es igual para las personas que padecen asma”.

Por otro lado, ya se ha observado en varios estudios que los pacientes asmáticos podrían estar relativamente protegidos frente a la infección por COVID-19. “Este efecto se atribuye a que los corticoides inhalados, que son los medicamentos que habitualmente se usan para tratar el asma, disminuyen la expresión del vector celular que utiliza el SARS-CoV-2  para ingresar en la célula”, nos explica Ojeda. El experto nos indica también que otro estudio de reciente publicación revela que en pacientes no asmáticos que se han infectado por COVID-19, el tratamiento con budesonida inhalada – un corticoide que se utiliza para el asma-, resulta en una menor tasa de ingreso hospitalario por infección grave, por lo que parece que en la población general ese tratamiento podría ser útil para evitar los peores cuadros de evolución de la enfermedad.

¿Tengo que dejar de tomar antihistamínicos sin me van a vacunar para la COVID?

“No hay ningún problema, ninguna medicación para la alergia es incompatible con la vacuna”, nos explica Ojeda. “Se puede seguir tomando el antihistamínico, los medicamentos inhalados para el asma, espráis nasales, colirios, etc.”.

¿Es compatible la vacuna de COVID con las vacunas para la alergia?

El experto nos explica que hay dos grandes tipos de vacunación para la alergia al polen: las vacunas inyectadas y las sublinguales. Las primeras se ponen en intervalos de un mes y las segundas o a diario o en régimen de 3-4 días por semana. “En principio las vacunas de alergia no incrementan el riesgo de tener reacciones con la vacuna del COVID. La recomendación es que se dejen pasar al menos siete días entre una vacuna y otra, por lo que si nos llaman para vacunarnos hay que tenerlo en cuenta”.

Para las vacunas inyectadas, por tanto, sería conveniente dejar pasar al menos una semana entre una vacuna y otra. “Se dará preferencia a la vacunación con la vacuna del COVID. Por otro lado, procuraremos que la vacuna de la COVID-19 se administre en el brazo contrario a aquél en el que hayamos recibido nuestra última dosis de vacuna de alergia”, explica el documento de la SEAIC. Para las vacunas sublinguales, “se debe suspender  la administración de la vacuna de la alergia el mismo día que se vaya a inocular la vacuna de la COVID-19 y los siete días siguientes, sobre todo si se experimentasen síntomas de una reacción vacunal del tipo malestar general, dolores musculares, fiebre, etc., hasta su resolución”.

¿Tengo más posibilidades de sufrir reacción a la vacuna de COVID por ser alérgico al polen?

“Lo que hay que dejar claro es que las alergias no trastocan la capacidad defensiva del sistema inmunitario”, añade Ojeda. “Es decir, no por ser alérgico voy a tener un sistema inmunitario debilitado, el sistema inmunitario sigue funcionando igual de bien, y va a tener la misma buena respuesta inmunógena, es decir, de generación de anticuerpos, cuando me vacunan de COVID o de otra enfermedad”.

Las reacciones alérgicas generalizadas a las vacunas de COVID son muy raras, con una tasa estimada de dos a tres reacciones anafilácticas por cada 100 000 dosis administradas. En todo caso, debemos sospechar de una posible reacción alérgica con la vacuna de la COVID si aparecieran síntomas locales o sistémicos. “Dentro de los síntomas locales, deberíamos preocuparnos si la vacuna ha producido una reacción inflamatoria exagerada (hinchazón, con calor y picor, de más de 5 a 10 centímetros de diámetro) en la zona de inoculación, ya sea de forma inmediata o transcurridas varias horas”, explica la SEAIC. “Una reacción sistémica puede manifestarse de varias formas: con picor o enrojecimiento corporal generalizado, aparición de ronchas o tumefacción de partes blandas del cuerpo (labios, párpados, orejas. etc.); dificultad para respirar con ruidos en el pecho; dolor abdominal de tipo retortijón, con posibles náuseas, vómitos o diarrea asociados; sensación de mareo intenso o pérdida de conocimiento. Estos síntomas aparecen desde pocos minutos hasta incluso 30-45 minutos después de la inoculación de la vacuna”. En ese caso, debemos informar al personal sanitario que nos haya vacunado o acudir al servicio de urgencias.

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