La longevidad es muy poco heredable
Un nuevo estudio masivo indica que los genes que heredamos explican menos del 10% de nuestra esperanza de vida.
Con cientos de millones de registros genealógicos, la compañía norteamericana Ancestry.com brinda un material de primera a los investigadores, que pueden buscar patrones de longevidad entre distintas generaciones. O sea, comprobar si realmente, como tendemos a pensar, cumplir muchos años viene de familia.
Es lo que ha hecho un grupo de expertos dirigido por Graham Ruby, de la Compañía Calico Life Sciences, y Catherine Ball, de Ancestry.com. Y su conclusión, como han publicado en la revista GENETICS, es que el nivel de heredabilidad es mucho más bajo que el esperado: bastante menos del 10%. Que en tu familia haya varios nonagenarios o centenarios no te predispone genéticamente a ser un matusalén, indican los expertos. “Potencialmente, podemos aprender muchas cosas sobre la biología del envejecimiento de la genética humana, pero estos datos moderan nuestras expectativas”, reconoce Ruby.
Anteriormente, otros trabajos científicos habían establecido una horquilla de entre el 15% y el 30% de heredabilidad en la esperanza de vida. Pero algunas de estas investigaciones encontraron la correlación no entre parientes cosanguíneos sino entre esposos, lo cual indica que se podría confundir la predisposición genética con la importancia de compartir un mismo ambiente o el hecho de elegir como pareja a alguien con rasgos similares a los nuestros.
El volumen de árboles genealógicos que reúne Ancestry.com, proporcionado por 54 millones de suscriptores, ha permitido refinar el análisis. Desde la confidencialidad absoluta, la compañía suministró a Calico Life Sciences el año de nacimiento y muerte, el lugar de nacimento y los lazos familiares de 500 millones de individuos, sobre todo americanos y europeos. Los científicos utilizaron un método –el modelo de ecuación estructural– que solo puede aplicarse con ingentes cantidades de datos, como era el caso.
Pesan más los factores ambientales
Al principio, trabajaron con la hipótesis del 15-30% de heredabilidad, pero se percataron de que los patrones de longevidad se repetían a menudo entre parientes políticos, sin ningún lazo consanguíneo. Según los expertos, esto indica que lo que se heredan no son los genes, sino los factores socioculturales –clase social, nivel de ingresos…– que inciden en que vivamos más o menos años.
Lo curioso del caso es que la correlación en la esperanza de vida también se daba entre parientes políticos más lejanos, que no compartían hogar ni, claro está, ADN. La explicación, creen, estaría en el ya citado factor de búsqueda de pareja con rasgos parecidos. Por supuesto, es imposible saber cuándo va a morir aquella persona con la que decidimos convivir, pero sí tenemos en cuenta factores como el nivel educativo y socioeconómico o cualidades físicas aparentemente intrascendentes como la altura, empíricamente relacionadas con la longevidad.
El veredicto final es que la esperanza de vida es heredable en torno al 7%, o incluso menos.
Más información: J. Graham Ruby, Kevin M. Wright, Kristin A. Rand, Amir Kermany, Keith Noto, Don Curtis, Neal Varner, Daniel Garrigan, Dmitri Slinkov, Ilya Dorfman, Julie M. Granka, Jake Byrnes, Natalie Myres, and Catherine Ball. “Estimates of the Heritability of Human Longevity Are Substantially Inflated due to Assortative Mating”. GENETICS November 2018. 210(3): 1109-1124. DOI: 10.1534/genetics.118.301613