Un anticuerpo en respuesta al SARS también se uniría al coronavirus que causa la COVID-19
Fue recuperado de un paciente superviviente del brote de SARS del año 2002, y han descubierto que puede adherirse a una región vulnerable presente en la superficie de ambos coronavirus.
El SARS-CoV-2, que está provocando una crisis sanitaria y económica global, no es el primer coronavirus al que se enfrenta la humanidad, aunque sí se trata del que mayor impacto ha causado. Los coronavirus se descubrieron a mediados del siglo XX, y son causantes de enfermedades respiratorias de diferente magnitud. El SARS-CoV, del que se produjo un brote en el invierno de 2002 a 2003, es uno de ellos, y podría considerarse un primo hermano del SARS-CoV-2 que causa la COVID-19, al presentar muchas similitudes con él, como las proteínas en espiga que utilizan para la infección en las células sanas del organismo.
Un 'talón de Aquiles'
Aquí reside la importancia de una nueva investigación publicada por la revista Science el 7 de abril, en un contexto en el que los esfuerzos científicos se centran en hallar posibles vías terapéuticas para el COVID-19. En este caso, el estudio consiste en la recuperación de un anticuerpo procedente de un superviviente del brote epidémico del SARS a principios de la década de los 2000. Este anticuerpo ha revelado un posible ‘talón de Aquiles’, una vulnerabilidad, para el nuevo coronavirus.
El estudio es el primero en monitorizar la interacción de un anticuerpo humano con el nuevo coronavirus a una resolución de escala casi atómica.
El mapeo estructural reveló una región específica en la que el anticuerpo es capaz de unirse al virus, para ‘eliminarlo’; esta región es casi idéntica en ambos coronavirus, lo que sugiere que el anticuerpo podría provocar esta vulnerabilidad no solo para el SARS-CoV, sino también para el SARS-CoV-2. Para más datos, ambos virus se diferencian solo por cuatro bloques de construcción de proteínas llamados aminoácidos. Ese alto grado de similitud implica que la región de unión del anticuerpo tiene una función importante que se perdería si mutara significativamente. El anticuerpo en cuestión se llama CR3022, y fue aislado originalmente en 2006 por la compañía farmacéutica Crucell Holland B.V. en los Países Bajos.
El análisis de Scripps Research descubrió que esta región de ‘vulnerabilidad’, o de unión del anticuerpo, está relativamente alejada de la parte del virus que se adhiere a los receptores de proteínas de las células de nuestros pulmones. Eso sugiere que, al menos para el SARS-CoV, CR3022 neutralizaría la capacidad del coronavirus para infectar las células de manera indirecta.
El hecho de que este sitio de unión se conserve en el SARS-CoV y el SARS-CoV-2 también sugiere que puede haber otros anticuerpos, aún por descubrir, que puedan neutralizar efectivamente ambos virus; y, tal vez de la misma manera, también otros posibles coronavirus que puedan dar lugar a otra pandemia.
El laboratorio Wilson del Scripps Research, que ha publicado del estudio, es conocido por investigaciones pioneras en anticuerpos unidos a virus como el VIH y el de la gripe: "Nuestro objetivo final aquí es obtener información estructural sobre los anticuerpos y sus sitios de unión, y usarla para guiar el diseño de la vacuna contra el SARS-CoV-2, tal como lo ha hecho nuestro laboratorio con influenza y VIH", según uno de los autores, Nicholas Wu, investigador postdoctoral asociado.
Referencias:
‘A highly conserved cryptic epitope in the receptor-binding domains of SARS-CoV-2 and SARS-CoV' are Meng Yuan, Nicholas Wu, Xueyong Zhu, Chang-Chun Lee, and Ian Wilson, of Scripps Research; and Ray So, Huibin Lv, and Chris Mok of the University of Hong Kong. DOI: 10.1126/science.abb7269