Valentín Fuster: "Pronto podremos diagnosticar un infarto antes de que se produzca"
"Pronto podremos diagnosticar un infarto antes de que se produzca"Se doctoró en medicina en su ciudad natal, Barcelona, y pronto se fue a Estados Unidos donde fue profesor en la escuela Mayo, de Minnesota, y en la del Monte Sinaí, de Nueva York. De 1991 a 1994 ejerció una cátedra en Harvard. Más tarde volvió al célebre Monte Sinaí para dirigir su Instituto de Cardiología.
Desde su despacho neoyorquino del Hospital Monte Sinaí, el doctor Valentín Fuster dirige el Instituto Cardiovascular. Son las 5 de la tarde y como cada día, pasará doce horas en el centro médico. No llegará a su casa hasta las 8 de la noche, como pronto.
-Con lo ocupado que ya estaba usted, sólo le faltaba presidir a los cardiólogos norteamericanos.
-Sí, pero vale la pena. La Heart Association, que presido desde el 21 de junio, pretende educar al público sobre la salud cardiovascular, con lo que se previenen muchas enfermedades. También sirve para fomentar la investigación y conseguir dinero para desarrollarla.
-¿Puede tener alguna calidad de vida trabajando tantas horas?
-La calidad de vida es un concepto muy personal ?se sonríe?. Consiste en encontrarse uno satisfecho consigo mismo. Y yo disfruto con lo que hago. Así que usted verá.
-Habrá algo para lo que no le quede tiempo.
-En general, en esta sociedad se ha perdido tiempo para pensar. Y lo necesitamos para encontrar la respuesta a cada problema.
Me encuentro ante uno de los médicos más galardonados del mundo: Premio Gruntzing, de la Sociedad Europea de Cardiología (1992); Distinción Científica del Colegio Americano de Cardiología (1993); Premio de Investigación Cardiovascular Lewis A. Conner (1995); Premio Príncipe de Asturias (1996).
-Le concedieron el Premio Príncipe de Asturias por "el esclarecimiento de la patología isquémica aguda". En pocas palabras, ¿qué es?
-Se trata del infarto de miocardio, la causa de mortalidad número uno de los países occidentales. Nuestro grupo de investigadores se ha dedicado a conocer los mecanismos que lo producen y a mejorar el tratamiento de la enfermedad coronaria.
-¿Y hasta dónde piensan llegar?
-En tres años seremos capaces de ver la enfermedad coronaria mediante una resonancia magnética, es decir, por medio de un sistema no agresivo, a diferencia de los actuales. Vamos a poder verlo todo: las arterias, sus paredes, la fisiología coronaria en su conjunto... Gracias a ello, los médicos pronto podremos diagnosticar un infarto antes de que se produzca.
-¿Habrá chequeos preventivos?
-Sería lo ideal, pero desgraciadamente estamos hoy día muy lejos de eso. Se da, por ejemplo, la paradoja de que los enfermos que ya han padecido un evento coronario, que tienen un nivel de riesgo más alto de sufrir otro incidente de ese tipo, no disponen necesariamente de normas preventivas adecuadas. Sólo al 30 por 100 de esos pacientes se le trata en este país como es debido.
-¿Por qué?
-Es una buena pregunta. Pues tal vez porque no haya una conciencia preventiva suficiente. Y porque la organización y los medios actuales no lo permiten. Por ejemplo: si usted ha tenido un infarto y es fumador, el médico no tiene tiempo para conversar con usted y convencerle de que no fume. Hacen falta equipos para hacer el seguimiento de los pacientes y eso resulta carísimo.
Llegó a Estados Unidos en 1972 y se quedó allí. En Minnesota, primero; en Harvard, después; y en Nueva York, finalmente. "Estados Unidos me ha dado la oportunidad de avanzar profesionalmente, sin ninguna barrera. Claro que se ha de trabajar mucho para salir adelante, aquí no regalan nada".
-¿En qué se nota más la diferencia con España?
-En que aquí hay muchas más oportunidades para hacer cosas. En Europa, en general, existe una mayor calidad de vida pero menos posibilidades profesionales. Quizás porque los norteamericanos ponen el énfasis, diríamos, en dominar la cantidad de vida. Los europeos, en cambio, tenemos más interés en nuestra propia tranquilidad personal.
-Trabajando en un medio tecnológicamente tan avanzado, usted es famoso por defender el llamado "ojo clínico" de los médicos.
-Evidentemente. En el diagnóstico clínico de cualquier enfermo intervienen dos factores fundamentales que la técnica no puede apreciar: el psicológico, que proviene de cómo el paciente percibe su propia enfermedad, y la contemplación de la enfermedad como un proceso. El médico debe integrar todos los elementos observados para poder comprender la enfermedad en sí misma, en conjunto. ¿Me comprende?
-¿Las enfermedades cardíacas llegarán a desaparecer algún día?
-No, no desaparecerán. Lo que sucede ahora es que, aunque la enfermedad cardiaca sigue existiendo, su manifestación aparece cada vez más tarde, a una edad más avanzada.
-¿Por eso aumenta nuestra esperanza de vida?
-Una de las razones por las que la vida se está alargando es que hay menos mortalidad debida a enfermedades cardíacas. La prevención prolonga el período anterior a la aparición de la enfermedad; también tenemos tratamientos que permiten vivir cada vez más.
-Bajo el punto de vista teórico, ¿dejará de ser inevitable la muerte?
-La muerte como fenómeno humano es inevitable, pero la vida seguirá prolongándose cada vez más. Lo interesante es llegar a comprender ese momento en que el organismo humano decide no luchar más, que es cuando sobreviene la muerte. Posiblemente, esa reacción biológica de abandono se debe a un mecanismo genético. En un momento determinado todos los resortes de defensa del individuo fallan. Si aumentamos su capacidad de defensa, la duración de la vida también se incrementará.
-¿La medicina genética es, pues, la panacea?
-No será la panacea, pero sí nos permitirá comprender mejor la resistencia del organismo a ciertos traumas y enfermedades.
-¿Es grande la incidencia del tabaco en las enfermedades coronarias, incluso para los llamados fumadores pasivos?
-Resulta un tema muy debatido, aunque yo personalmente creo que es importante. La actitud restrictiva del gobierno estadounidense respecto al tabaco se ha debido precisamente a la presión de los fumadores pasivos, desde que los primeros estudios mostraban que respirar el humo del tabaco podía dar lugar a la enfermedad coronaria.
-¿No contrasta eso con la poca conciencia que hay en España sobre el tema?
-Es que se trata de dos culturas distintas: el norteamericano deja de fumar porque cree que así vivirá más años. El europeo, en cambio, no dejará de hacerlo si le gusta, porque prefiere vivir menos pero más contento.
-Hablemos del alcohol. Hace poco han dicho que beber vino es bueno para la salud.
-Se han hecho estudios que sugieren que beber vino tinto, cuando no es en exceso, puede resultar un elemento preventivo del mal cardíaco. Tal vez, por su efecto antioxidante. Lo cierto es que en los países mediterráneos, que tienen una dieta alimenticia muy variada en la que se incluye el vino, se dan menos enfermedades del corazón.
-¿Qué es el efecto antioxidante?
-Una de las causas de la enfermedad coronaria es un proceso de oxidación bioquímica. Cualquier dieta que prevenga esta oxidación, incluido el vino en dosis moderadas, puede prevenir también el riesgo de incidencia cardica.
El doctor Fuster lleva fuera de España desde el día en que, acabada su carrera, hizo su postgrado en Edimburgo. Curiosamente, allí salió del anonimato universitario gracias al deporte. "Me costó mucho arrancar en la cultura anglosajona hasta que vi jugar a mis compañeros al tenis. Entonces me dije: ¡ésta es la mía!"
Aquel chico barcelonés los derrotó a todos. "Allí empezó de verdad mi carrera médica -se ríe-. Conseguí su respeto y las primeras cartas de recomendación para que me tomasen académicamente en serio." Con el tiempo transcurrido, no le gustaría que a los jóvenes de hoy les suceda como a él, que nunca pudo volver a trabajar en España por falta de oportunidades de trabajo interesantes. "Hace falta todavía mucha inversión en investigación y que la gente joven tenga la posibilidad de formarse fuera del país y volver con un puesto de trabajo asegurado."
-¿Y cómo se consigue eso?
-Tengo ahora una entrevista con la ministra de Educación y Cultura, Esperanza Aguirre. Le expondré mis puntos de vista para fomentar la investigación en España. Aunque debo decir que en lo que a la medicina clínica se refiere el país está muy bien, al menos en el sector cardiovascular, que es el que conozco.
La entrevista, como la tarde, llega a su fin. Encima de la mesa del doctor Fuster se acumula medio centenar de faxes recibidos a lo largo del día, a muchos de los cuales todavía debe dar respuesta. Pese a eso, aún le queda tiempo para él, para ir escribiendo sus reflexiones "de hombre observador", de persona que "cree en la trascendencia". "He tenido la fortuna -cuenta- de tratar a mucha gente: ricos, pobres, científicos, políticos... Y me he dado cuenta de que existe un personalismo excesivo, una falta general de trascendencia. Tenemos que trascender fuera de nosotros para comprender que todos somos imperfectos. Debemos abrirnos más a otros puntos de vista, entender más otras culturas. ¿Espiritualidad? Sí, para mí todo eso es espiritualidad; sí, por eso creo en la espiritualidad."
Enrique Arias Vega
Esta entrevista se publicó en diciembre de 1997, en el número 199 de MUY Interesante.