Hipersensibilidad electromagnética: así viven las personas supuestamente aquejadas con el síndrome
La OMS no reconoce la EMH como una enfermedad, pero algunos individuos entre 1 millón sufren esta condición que les impide llevar una vida normal en un mundo hiperconectado.
La hipersensibilidad electromagnética (EHS) o electrosensibilidad es un trastorno en tierra de nadie que no se acaba de considerar como enfermedad por las autoridades médicas o sanitarias, pero que condiciona la vida de muchas personas, sobre todo de aquellas que viven en grandes ciudades. Apenas pueden utilizar electrodomésticos o dispositivos electrónicos.
El problema es real para las personas que lo sufren. Algunos afectados han dejado sus trabajos porque no pueden usar un ordenador. Otros, viven confinados y han transformado sus hogares en unas auténticas jaulas de Faraday para mantenerse ‘a salvo’ de los campos electromagnéticos.
Ahora la fotógrafa Claudia Gori ha querido acercarse a su realidad, retratando cómo viven algunas personas con EHS (o que aseguran ser electrosensibles) en su país, Italia. Por ello, ha creado un proyecto llamado The Sentinels. Las imágenes muestran cómo estos individuos tratan de blindar sus hogares o blindarse ellos mismos mediante compartimentos especiales, saunas especiales y otros artilugios de fabricación casera.
“Algunos de ellos pierden a sus familias y amigos, porque nadie los cree. La gente cree que están locos o deprimidos, que tiene problemas psicológicos” cuenta la artista. “Dicen que lo que ellos sienten ahora, todos lo sentirán en los próximos años”, añade, en referencia a la llegada del 5G y las nuevas redes de datos.
Gori asegura que “las personas que he conocido comenzaron a tener síntomas cuando comenzaron a usar muchos dispositivos electrónicos, especialmente después de que se desarrolló el WiFi. Empezaron a sentirse perturbados por las pantallas de sus ordenadores o smartphones”.
La hipersensibilidad electromagnética, según la OMS
La Organización Mundial de la Salud (OMS) determina que no existen pruebas que evidencien que una exposición a campos de radio frecuencia a nivel inferior a los que causan el calentamiento de los tejidos puedan ocasionar efectos nocivos para la salud.
La OMS no acaba de reconocer que se trata de una enfermedad. Subraya que algunos efectos que se vinculan a ella pueden deberse a la mala calidad del aire interior, estrés, a afecciones psiquiátricas existentes con antelación o a problemas visuales. No obstante, explica que la EHS se asemejaría a la MCS (Múltiples Sensibilidades Químicas), un trastorno vinculado a exposiciones ambientales de bajo nivel a productos químicos.
Algunos de los síntomas supuestamente asociados a la hipersensibilidad electromagnética serían la fatiga, dificultades de concentración, nauseas o molestias digestivas.
La organización también destaca que la mayor incidencia del trastorno se produciría en países como Suecia, Alemania y Dinamarca por encima de otros como Reino Unido, Austria o Francia. Así, los síntomas asociados al EHS se habrían reportado con mayor frecuencia en países escandinavos.
Aunque no la considera enfermedad, la Organización Mundial de la Salud sí que indica que “los síntomas son ciertamente reales y pueden variar ampliamente en su gravedad. Cualquiera que sea su causa, el EHS puede ser un problema incapacitante para la persona afectada”.