Objetos rectales extraños o cosas encontradas en el ano de la gente
Dice un refrán que “cada quien puede hacer de su culo un candelero”, pero hay situaciones en que hacerlo te puede llevar a las urgencias de un hospital. El 94,4% de los pacientes son hombres.
Cuando un área científica produce un amplio número de investigaciones es práctica habitual que se haga una revisión. Pues en ese punto se encuentra desde hace tiempo un sorprendente campo de la cirugía: el de la extracción de objetos instalados cómodamente –o no tanto– en el recto. En el lejano 1986 los cirujanos Busch y Starling publicaban en la revista Surgery Magazine la revisión Objetos rectales extraños. Y la investigación no se ha detenido pues en 2010 David M. Bunter publicaba otro en el mismo sentido.
En el de 1986 los médicos recogieron toda la evidencia diseminada por las revistas médicas desde los felices años 20 acerca de cuerpos extraños alojados en el trasero de las personas. En los 182 casos recopilados encontramos que los objetos más recurrentes son las botellas (32) y dispositivos sexuales como vibradores y consoladores (38). Claro que la cosa empieza a ponerse interesante cuando aparecen cuchillos romos, picadores de hielo, sierras de joyero, destornilladores, pelotas –pero de tenis o béisbol– y todo tipo de vegetal con la forma adecuada… o no, porque también se encuentran peras y cebollas. El citado artículo también hace referencia a los cuerpos extraños vaginales y las lesiones del intestino grueso debido a prácticas como el fisting (que puede ser peligrosa si no se realiza con cuidado), la instrumentación colorrectal, la ruptura neumática, la ingestión de cuerpos extraños, el empalamiento y el trauma abdominal.
También aparecen objetos que se han alojado allí pues el pobre interfecto se los ha tragado inconscientemente. En este caso los clásicos son trozos de madera y huesos de pollo, tal y como nos informaba en 1993 el Canadian Journal of Surgery.
Por supuesto, algunas de esas escabrosas situaciones tienen su gracia, como aquella de la que informó Vaman S. Diwan en noviembre de 1982 en la revista Annals of Emergency Medicine (ya el nombre de la revista tiene su gracia... anales). Un hombre de 54 años llegó a urgencias porque, según dijo a los médicos, dos días antes había estado bebiendo bourbon e “hizo algo” en su recto. Tras la radiografía todo quedó claro y luminoso: tenía una bombilla de 100 W metida en el trasero. El buen hombre al final tuvo que confesar que estando de borrachera con sus colegas se había apostado 100 dólares a que podía meterse una bombilla por salva sea la parte. ¿Así a palo seco? No: usó como lubricante espuma de afeitar. El artículo describe la cuidadosa técnica que hubo de seguirse para sacarle tan frágil objeto sin destrozarle el recto.
Claro que para rizar el rizo nada como lo que explicaron los médicos Peter J. Stephens y Mark L. Taff en el American Journal of Forensic Medicine and Pathology: un enema de cemento. Por resumir: un gay, jugueteando, había introducido una mezcla de cemento en el ano de su compañero y, como tardaron más de 4 horas en acudir a urgencias, el cemento acabó forjando en su recto…
“Cosas veredes, mio cid”.
La gran mayoría de los casos se dan en varones
Más recientemente, en 2014, se publicó un metaanálisis que recogía las conclusiones de los informes publicados entre 1980 y 2012 con los datos disponibles utilizando el sitio web PubMed y las palabras clave "cuerpo extraño rectal".
Se encontró un total de 589 casos, que consisten en 556 pacientes masculinos y 33 femeninos con una edad media de 41 años.
Curiosamente, el 94,4% de los pacientes eran hombres. En los informes se observó una gran variedad de objetos, incluidos botellas, vibradores, frutas, verduras, herramientas y artículos diversos, como bombillas, velas, bolas y linternas.
En cuanto al tratamiento: el manejo de estos casos varió desde la simple recuperación manual, con o sin anestesia general, o el uso de un sigmoidoscopio. Ochenta pacientes (13,6%) requirieron cirugía, aunque la recuperación manual fue posible en el resto de los pacientes. Entre los pacientes que se sometieron a cirugía, se crearon estomas (apertura artificial creada quirúrgicamente entre una víscera hueca y la superficie corporal) en 53 pacientes (66,2%).
Por otra parte, el enfoque laparoscópico para ayudar en la extracción rectal de cuerpos extraños es una buena opción de tratamiento para casos difíciles, puesto que permite una fácil extracción y detección de lesiones rectales.