Comer pescado en el embarazo mejora el desarrollo cognitivo del niño
El consumo abundante en los tres primeros meses favorece la salud neuropsicológica del futuro niño.
Según un estudio sobre salud y alimentación liderado por científicos españoles, publicado en American Journal of Epidemiology, consumir pescado incluso por encima de la cantidad recomendada habitualmente de dos raciones a la semana, beneficia el desarrollo neuropsicológico y cognitivo de los niños, sobre todo durante el primer trimestre de gestación. La investigación, dirigida por el Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) dentro del programa INMA (Infancia y Medioambiente), ha seguido la evolución de 1.600 mujeres españolas y sus hijos, y ha evaluado, entre otros parámetros, su ingesta de pescado a la vez que sometía a pruebas cognitivas a los niños a los 14 meses y a los cinco años. También se han realizado test de rasgos de síndrome de Asperger a los cinco años.
Este es el primer estudio el primero que se hace sobre una población que consume pescado con mucha frecuencia y de forma muy variada, lo cual ha permitido valorar el impacto en función de las especies ingeridas. Según su coordinador Jordi Júlvez, investigador del CREAL, “el vínculo entre un mayor consumo materno de pescado y el mejor desarrollo del cerebro en los niños era especialmente evidente cuando estos tenían cinco años. También observamos que los hijos cuyas madres comieron más pescado estando embarazadas presentaron menos síntomas en la escala del espectro autista”.
Distintos tipos de pescado
Los investigadores distinguieron entre los pescados azules grandes (como bonito y atún), azules pequeños (caballa, sardinas o salmón), blanco (merluza o lenguado) y marisco. Pudieron constatar que las mejoras más notables en el desarrollo cognitivo de los niños a los cinco años se da con la ingesta de pescado azul grande, seguido del pescado blanco y el azul pequeño, por ese orden. “Los resultados nos sorprendieron porque esperábamos que el mayor beneficio se obtendría con el pescado azul pequeño, que tiene omega 3 y menos mercurio y metales pesados que los peces grandes; pero los datos indican que son los pescados azules grandes, como el bonito y el atún, que en España se consumen mucho y tienen mucho DHA (uno de los ácidos grasos de la serie omega 3), los que tienen más efectos beneficiosos sin las consecuencias neurotóxicas del mercurio”, apunta Júlvez.
Este investigador cuenta que han analizado el DHA en la sangre del cordón umbilical de los niños y también la de mercurio, vitamina D y yodo, otros dos micronutrientes abundantes en el pescado. Pues bien, el único componente que parece determinante para explicar la relación entre el consumo de pescado y el mayor desarrollo neuropsicológico de los niños es el DHA.
En promedio, las mujeres participantes en el estudio habían consumido unos 500 gramos o tres porciones de pescado a la semana durante el embarazo. Pero con cada diez gramos adicionales por encima de esa cantidad, los resultados de las pruebas de sus hijos mejoraron hasta aproximadamente los 600 gramos de consumo, que es el punto en que detectaron que se produce una saturación de los beneficios del pescado.
En suma, tomar tres o cuatro raciones semanales de pescado, unos 600 gramos, aporta los mismos beneficios que ingerir cinco o diez. La investigación también ha medido la frecuencia alimentaria de las embarazadas en la semana 12 y en la semana 32, y observaron que el patrón es parecido pero la relación entre ingesta de pescado y el desarrollo cognitivo es más potente cuando el consumo se produce en el primer trimestre del embarazo, que coincide con el momento en que se desarrolla el tubo neuronal y el sistema nervioso básico. Los investigadores quieren comprobar ahora si esos efectos positivos de la dieta materna perduran en el tiempo, para lo que estudiarán a los niños a la edad de 9 años.
Jordi Júlvez espera presentar los resultados en dos o tres años pero considera que las pruebas obtenidas hasta ahora son suficientes para tenerlas en cuenta en la dieta de las embarazadas y no hacer recomendaciones restrictivas respecto al consumo de pescado azul grande, en contra de lo que indican las guías americanas de embarazo.
Crédito imagen: Envision/Corbis