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Tanorexia, la obsesión por estar moreno

Hay gente incapaz de vivir sin baños de sol o rayos UVA. Son los tanoréxicos, cuya necesidad de mantener un bronceado perfecto pone en peligro su salud física y mental.


Aunque la tanorexia afecta a los dos sexos y pese a que no se ha descrito un perfil psicológico característico, ?la razón del predominio en mujeres jóvenes probablemente se encuentre en factores socioculturales relacionados con el modelo de belleza imperante en occidente desde finales del siglo XX. El canon imperante enfatiza el valor de la delgadez y las tallas pequeñas, la proporción y simetría corporales, y el bronceado de la piel, y los identifica con la salud física y el éxito social. Aunque en un primer momento las mujeres fueron las principales destinatarias de este prototipo de belleza, en los últimos años se ha extendido también a los varones?, explica Tamayo. De ahí que cada vez se cuenten más hombres interesados en torrarse al sol.

Los que sufren tanorexia no reconocen que sufren un trastorno, por lo que no visitan al dermatólogo o al psicólogo por este motivo. "Generalmente, acuden al primero por alteraciones en la piel causadas por la exposición al sol, como manchas, arrugas o cambios en el tamaño o forma de los lunares", señala Guerra.

Además de causar un envejecimiento dérmico prematuro, el bronceado sin control tiene efectos acumulativos y consecuencias fatales. En los últimos veinte años, la cantidad de melanomas en España se ha multiplicado por diez y, según un estudio de la Academia Española de Dermatología y Venereología, seis de cada diez españoles no saben cuál es su fototipo -la capacidad de la piel para absorber la luz solar-. Por tanto, no usan una protección adecuada, uno de los factores de riesgo fundamentales para la aparición de melanomas. "A edades tempranas hay poca incidencia de cáncer cutáneo. Este aparece sobre todo a partir de los 50 años", advierte Guerra. Para evitar un aumento del cáncer de piel en los Estados Unidos, la American Medical Association ha recomendado la prohibición del uso de las lámpara de rayos UVA. En España, la Sociedad Española de Dermatología también aconseja evitar su empleo, además de controlar la exposición al sol, no tomarlo entre las 12 y las 17 horas y utilizar un factor de protección adecuado para cada tipo de piel. Tampoco está de más acudir al menos una vez al año al dermatólogo, para que explore la piel y descarte la presencia de lesiones. No hay que olvidar que, cuando el cáncer cutáneo se detecta en las fases iniciales, la probabilidad de curación ronda el 90%.

Y hay que tener presente que el sol, tomado con moderación, tiene efectos positivos en nuestro organismo. Entre ellos destaca la producción de serotonina, un neurotransmisor del sistema nervioso que produce una sensación de bienestar y relajación. Además, estimula la producción de vitamina D, básica para mantener los huesos sanos; ayuda a dormir mejor y refuerza el sistema inmunológico. Pero a pesar de todas sus bondades, los expertos insisten en que en un país como España, donde hay muchas horas de luz, no hace falta exponerse de forma directa y continua para obtener estos beneficios. ?Está demostrado que el sol mejora nuestro estado de ánimo y la evolución de algunas enfermedades dermatológicas, como la psoriasis, pero tomarlo cinco minutos a la semana en cualquier parte del cuerpo, como la cara, es suficiente para estimular la producción de vitamina D?, comenta Guerra. Para no correr riesgos innecesarios siempre hay que aplicar una protección adecuada al fototipo de la piel y seguir ciertas pautas antes y después de la exposición. Ricardo Ortigosa, del equipo de marketing de Nivea Sun, explica que "conviene aplicar la crema solar antes de salir de casa, aunque utilicemos productos que ofrecen protección inmediata. También es recomendable aplicarla de nuevo cada vez que nos mojamos y nos secamos con la toalla". Para combatir la sequedad en la piel, después siempre hay que nutrirla generosamente. "Es aconsejable el uso de una loción que nos asegure que la piel recupera su nivel normal de hidratación, para que no quede tirante y reseca. Las lociones para después del sol, con ingredientes como el aloe vera o el aceite de aguacate, calman y refrescan a la vez que hidratan intensamente. Esto asegura el bronceado durante más tiempo".

Cuando tomar el sol se convierte en una obsesión y, por tanto, afecta a la autoestima e interfiere en el funcionamiento social, laboral o personal, hay que acudir a un especialista y combinar la terapia psicológica con el tratamiento dermatológico. En algunos casos, también se recurre a los fármacos. "La intervención psicológica pasa por restringir los comportamientos de exposición a los rayos ultravioleta, corregir la distorsión en la percepción corporal y cuestionar la importancia del aspecto físico en la valoración personal. La frecuencia de las sesiones de terapia depende de las características y gravedad del problema, aunque suele ser semanal, y se puede reducir conforme el paciente mejora", concluye Tamayo.

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