A todos nos gusta la comida con sabor, y que no sepa “sosa”, pero hay que tener cuidado con la cantidad de sal que echamos. Una de cada diez muertes cardiovasculares se asocia al exceso de este condimento. Aquí tienes algunos datos interesantes:
La sal común, o cloruro de sodio (NaCl) se consigue de diversas formas. La más conocida es por evaporación del agua, que da lugar a la sal marina o de manantial. Otra forma es mediante la extracción de una roca llamada halita, que se pulveriza y como resultado se consigue el condimento. Y por último también existe un método de conseguir sal a partir de plantas, en concreto de las gramíneas. Se hierven y se consigue sal, denominada sal vegetal.
Un mineral muy preciado
Desde la antigüedad la sal ha sido clave para el ser humano, tanto, que muchas poblaciones se asentaban cerca de los depósitos de sal para controlar su comercio. Ya en China en el siglo XVII a.C. se tiene constancia de su uso. En Europa, en los tiempos del Imperio Romano, se crearon rutas específicas para la distribución del preciado condimento.
Moneda de cambio
Tal ha sido siempre la importancia de este mineral que incluso llegó a ser la divisa con la que se pagaba a los trabajadores. En español, la palabra salario viene del latín ‘salarium’, que a su vez procede de ‘sal’.
Uso culinario y mucho más
Además del uso culinario para dar más sabor a las comidas o como conservante de alimentos, la sal en la actualidad también se emplea en el mantenimiento de las carreteras. En invierno, cuando nieva y hiela se echan grandes cantidades de sal que al contacto de esta con el hielo o la nieve, se disuelven (no se derriten), dejando transitables los caminos.
¿Qué problemas conlleva el exceso de sal?
Si tomamos sal en exceso la tensión arterial sube, los vasos sanguíneos están más comprimidos y el corazón realiza un esfuerzo adicional para bombear la sangre, es decir, produce hipertensión. Este trastorno es uno de los principales factores de enfermedad cardiovascular, por tanto es muy importante controlar la ingesta de sal.
¿Cuál es la cantidad ideal?
Según la OMS lo ideal es no exceder de los 5 gramos de sal al día, lo que equivaldría a una cucharadita del condimento para todo el día. Pero además hay que tener en cuenta la sal que ya contienen muchos alimentos, y que también se incluyen en estos 5 gramos. En España el consumo medio es de unos 9,8 gramos, casi el doble de lo recomendado.
¿Cómo comer bien sin que esté ‘soso’?
Podemos “educar” a nuestras papilas gustativas para que distingan otros sabores sin recurrir a la sal y que nos cueste menos comer sin ella, pero también existen algunos trucos para darle un toque de sabor sano a las comidas. Se puede echar limón o vinagre en lugar de sal o utilizar hierbas aromáticas o especias que dan mucho sabor.
Consumir productos frescos
Muchos alimentos precocinados incluyen sodio porque es un buen conservante, por ello las conservas y los envasados contienen una cantidad de sal muy elevada. Es más saludable consumir alimentos frescos, cuyo contenido en sal es mucho menor.
¿La sal engorda?
Este mito es falso, el consumo de sal no engorda, lo que produce es retención de líquidos. Al consumir mucha sal aumenta la cantidad de sodio en el organismo, y para contrarrestarlo el cuerpo a través del riñón retiene más agua para intentar diluirlo.
¿Tiene beneficios?
Aunque se hable mucho de los riesgos del consumo de este mineral, la sal es indispensable, pero en su justa medida. Es imprescindible para mantener el organismo bien hidratado, que las células dispongan del agua necesaria, regula los fluidos del organismo y es importantísimo para que el sistema nervioso transmita bien los impulsos al cerebro.
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