Nuestra casa es el planeta
Las empresas, los movimientos ciudadanos, los científicos... todos vemos que cuidar el planeta y frenar el cambio climático es, ya, un imperativo. IKEA quiere facilitar las elecciones más sostenibles y por eso, además de ofrecer productos cada vez más inteligentes, quiere inspirar a sus clientes, proveedores y colaboradores para generar un movimiento a favor del consumo consciente y respetuoso con la Tierra.
Las empresas, los movimientos ciudadanos, los científicos... todos vemos que cuidar el planeta y frenar el cambio climático es, ya, un imperativo. IKEA quiere facilitar las elecciones más sostenibles y por eso, además de ofrecer productos cada vez más inteligentes, quiere inspirar a sus clientes, proveedores y colaboradores para generar un movimiento a favor del consumo consciente y respetuoso con la Tierra.
Por su parte, la compañía sueca ha empezado a dar pasos como ligeros cambios en diseños que hagan más fácil la reducción de residuos, el uso de materiales renovables o reciclados, la oferta de alimentos más saludables y a minimización de las necesidades de recursos como la energía o el agua.
IKEA tiene el propósito de conseguir que 1000 millones de personas vivan mejor a la vez que respetan los límites del planeta. Su objetivo es que en 2030 el 100% de sus productos sean fabricados con materiales reciclados o renovables, así como reducir la huella total de la compañía en un 70% de media por producto.
De hecho, IKEA ofrece ya más de 3700 soluciones sostenibles que ayudan a reducir la huella medioambiental.
Aquí te presentamos algunas de ellas:

Es el material más emblemático de IKEA –como en este conjunto de muebles de terraza ÄPPLARÖ–, no solo porque forma parte de la tradición del diseño escandinavo, también por sus excelentes cualidades y sostenibilidad (es duradera, renovable, reciclable y nos vincula con la naturaleza). Eso sí, la compañía trabaja con la organización FSC (Forest Stewardship Council) para cuidar los bosques de todo el mundo mediante una gestión responsable, garantizando el reemplazo árboles talados, la protección de la fauna y la flora, estimulando el desarrollo económico y el respeto de los derechos de las personas que trabajan y viven en los bosques.
Este año, toda la madera que usa IKEA procede de fuentes más sostenibles, lo que incluye la madera reciclada y con certificación FSC.

La sostenibilidad empieza por lo más cercano. Por eso, IKEA trabaja mano a mano con el taller social Ellas Lo Bordan, que da trabajo a mujeres en riesgo de exclusión social. Los beneficios de la venta de las fundas de cojín que ellas cosen van destinados a la organización.

El algodón es uno de los materiales más usados en los productos de IKEA. Por eso, cualquier mejora en su producción se refleja en un mayor respeto por las personas que lo cultivan y por el medioambiente. "Desde 2015, todo el que se emplea en productos de IKEA –como el de este sofá EKTORP– proviene de fuentes sostenibles. Esto supone que se necesite menos agua y menos productos químicos para cultivarlo, y, a la vez, más beneficios, bienestar y calidad de vida para los agricultores y sus familias.

Los productos de la colección TILLTALANDE permiten ofrecer puestos de trabajo –y, por tanto, integración social– a mujeres refugiadas, la mayoría procedentes de Siria, en colaboración con mujeres jordanas y la organización sin ánimo de lucro Jordan River Foundation.

Este edredón STJÄRNBRÄCKA va relleno de una mezcla de material innovador, como el lyocell, y reciclado, como el poliéster. La combinación de ambos hace que el producto se distinga por su sostenibilidad y por el modo en que permite disfrutar de un sueño reparador gracias a sus propiedades de transpirabilidad y absorción de la humedad.

La palmera nipa es una planta con fibras suaves cuyas hojas se usan en el sudeste asiático para construir tejados Sus tallos solían ser desechados, pero IKEA ha conseguido darles utilidad en los tejidos hechos a manos, de modo que los agricultores consiguen ingresos adicionales y un incentivo para plantar aún más de estas palmeras, que, además, protegen el litoral de la intrusión salina.

El diseño circular busca alargar la vida útil de los materiales en nuevos productos. En esa categoría, IKEA distingue entre desechos –lo sobrante de otras producciones– y reciclados– material procedente de productos usados que se puede reutilizar–. En las puertas y frentes de cocina KUNGSBACKA se emplea madera, plástico y metal con el fin de reducir al mínimo los desperdicios.

Los muebles de baño deberían ser resistentes a la humedad, fuertes y ligeros. Esas propiedades son las que aporta el bambú. Para sacarle todo el partido al material, IKEA distingue tres categorías según el proceso y el producto para el que se usa: las fibras naturales para tejer o enrollar, el bambú industrial para láminas finas que se pegan para hacer tableros, y las láminas encoladas para hacer chapa prensada. Prácticamente todo el bambú que usa la compañía sueca tiene la certificación de uso responsable FSC, como es el caso de la colección de muebles de baño RÅGRUND.

Algunas las fibras naturales no son consideradas útiles por la industria desde un punto de vista comercial. Sin embargo, IKEA ha ido incrementando paulatinamente su uso no solo por su reciclabilidad, sino también por el carácter que otorgan a los productos en los que se utilizan. Su producción es artesanal –hecha a mano por tejedores en Vietnam, Indonesia y China, entre otros países–, por lo que estos cestos de junco marino, los de jacinto de agua, las cestas de yute natural o los cojines de platanera acaban resultando únicos.

Los materiales compuestos tienen la virtud de añadir al resultado final las mejores propiedades de cada uno de los componentes. Por ejemplo, en las sillas ODGER se emplea un compuesto de madera y plástico que consigue un material resistente como la primera y barato como el segundo, con el beneficio extra de poder usar residuos reciclados.