¿Animal o vegetal?

Según ha comprobado Sidney K. Pierce, las células intestinales de esta babosa atrapan e integran los cloroplastos de las algas Vaucheria litorea. Lo sorprendente es que una vez que una joven babosa ha digerido su primera comida de cloroplastos, el molusco es capaz de seguir generando clorofila por sí mismo durante el resto de su vida, siempre y cuando haya disponibilidad de las sustancias químicas consumidas durante la fotosíntesis y no deje de "tomar el Sol".
El descubrimiento será publicado en la revista científica Symbiosis.