El pez cuatro-ojos

La especie Dolichopteryx longipes se conocía desde hace 120 años, pero ningún hombre lo había visto hasta que el año pasado fue capturado en Tonga, cerca de Nueva Zelanda, por científicos de la Universidad de Tuerbingen (Alemania).
Estudiando su anatomía se ha podido averiguar que sus aparentes cuatro ojos son en realidad dos que están divididos y conectados. Una de las mitades enfoca hacia arriba y captura la luz procedente de la superficie del mar, unos 1.000 metros por encima de su hábitat. La otra mitad, que parece una protuberancia al lado de la cabeza, proyecta esa luz hacia abajo. "Esto debe darle una gran ventaja en el océano profundo, donde incluso una luz tenue puede marcar la diferencia entre comer y ser comido", concluye el profesor Julian Partridge, de la Universidad de Bristol, que ha dado a conocer sus hallazgos en la revista Current Biology.