El declive de las chirlas en las costas españolas
Las chirlas son un molusco bivalvo muy apreciado en la gastronomía española, pero su declive en las costas ha generado preocupación entre los expertos, quienes consideran que podría ser una señal de alarma para el medio ambiente.

Los bivalvos, como almejas, berberechos, mejillones, ostras o navajas, representan casi el 15 % de la producción mundial de alimentos de origen marino. Aunque la mayor parte de la producción procede de la acuicultura, aún hay cierto mercado de estos moluscos de origen silvestre. Entre los bivalvos, las almejas son uno de los grupos mejor valorados y una de las especies de almeja más populares en España es la chirla, Chamelea gallina.

Chirlas (‘Chamelea gallina’) — ptxgarfield/iStock
La chirla, una almeja muy sensible
La chirla se distribuye en las aguas templadas del Mediterráneo y el Atlántico, desde el norte de África hasta el sur de las Islas Británicas. Toda la costa ibérica forma parte de su distribución natural. Es una especie tradicionalmente explotada en casi toda España, sobre todo en Cataluña, Comunidad Valenciana, Islas Baleares, Murcia y Andalucía, y en menor medida, pero aún con un mercado importante, en el litoral gallego, asturiano, cántabro y vasco.
Su hábitat se restringe a suelos arenosos, fangos y lodos, pero siempre, limpios y de poca profundidad, entre 3 y 20 metros, en aguas costeras. Se alimenta de partículas en suspensión, normalmente arrastradas por las aguas de escorrentía que llegan desde tierra firme.
Estas condiciones hacen que la especie sea sensible a determinadas perturbaciones, especialmente las relacionadas con la contaminación. Por un lado, el más evidente, la necesidad de que el sustrato en el que se asienta esté limpio hace que la contaminación del suelo afecte muy negativamente a las chirlas. Por otro lado, la alimentación por filtración tiene un efecto menos obvio, pero no menos importante los contaminantes en suspensión o diluidos en el agua pueden causar problemas de salud a los animales, y a quienes se los coma. Por ejemplo, no es raro encontrar en las desembocaduras de ciertas cuencas chirlas y otros bivalvos que acumulan en sus tejidos fármacos de uso humano, como antiinflamatorios.
Son organismos también sensibles a factores de estrés ambiental, como cambios en la salinidad, la temperatura, la concentración de oxígeno o los períodos de proliferación de las algas. Las mareas rojas, por ejemplo, tienen un gran impacto en las poblaciones de chirla. También presentan abundantes enfermedades infecciosas que afectan negativamente a la salud de los animales.
A todo esto se añade el hecho de que la chirla tiene una tasa de crecimiento relativamente alta, y una esperanza de vida muy baja —raras veces supera los cuatro años—. Estas condiciones hacen que las poblaciones de chirlas tengan fluctuaciones fuertes en el corto plazo, y dependan del éxito reproductivo y de desove.

Chirlas (‘Chamelea gallina’) — Eleonora Grigorjeva /iStock
El estado de la chirla en España
En las últimas décadas se ha observado un descenso constante en la disponibilidad de chirlas para la explotación en las costas españolas y en el Adriático norte. Tan fuerte en algunas zonas, que ya no se pueden capturar. Ante este retroceso, un grupo de investigación liderado por Marc Baeta, de la Universidad de Barcelona, ha tratado de resolver la incógnita de su desaparición.
Una de las primeras conclusiones que se deducen del estudio, publicado en la revista científica Marine Policy, es que el colapso de las poblaciones de chirla no es un caso aislado: otras especies de almejas de esta región, como el almejón de sangre (Callista chione) o la coquina (Donax trunculus) también están sufriendo un decrecimiento muy acentuado en las últimas décadas; una crisis a la que se le ha prestado muy poca atención, según los investigadores, y que ha terminado provocando graves daños medioambientales y la pérdida del empleo de cientos de pescadores tradicionales.
Aunque los investigadores centraron su estudio de caso en el Delta del Ebro, sus conclusiones son fácilmente extrapolables a otros entornos de las costas este y sur de España. Tras la desaparición de la chirla hay causas ambientales, como el cambio climático o la contaminación de las aguas, pero la causa principal ha sido la sobreexplotación de los caladeros.

Un plato de chirlas (‘Chamelea gallina’) — Eleonora Grigorjeva /iStock
En el año 2018, un grupo de investigación de la Universidad Nelson Mandela, en Sudáfrica, modelizó una tendencia general en los sistemas de explotación de moluscos, que se desarrolla en seis fases:
- Inicio: se comienza a explotar el recurso por unos pocos pescadores; esta fase puede durar décadas o siglos
- Expansión: crece la demanda del producto y aún no existe regulación al respecto
- Sobreexplotación: momento en el que la pesca supera las capacidades de regeneración de la especie, y sus poblaciones caen.
- Cierre de la explotación: ya sea por la ausencia de presas o por mandato institucional
- Estabilización del ecosistema, durante el cual se desarrollan planes de gestión del recurso, con asesoramiento científico
- Consolidación de un sistema de explotación sostenible en el tiempo, que marque unas tasas máximas de consumo, siempre tras la recuperación de las poblaciones —en caso de que suceda—.
Para Baeta y sus colaboradores, la chirla ha superado las fases 1 y 2, y estiman que entró en la tercera fase a principios de la primera década de 2000. Actualmente, empiezan a aplicarse cierres permanentes en Murcia, la Comunidad Valenciana y las Islas Baleares, y cierres temporales en Andalucía.
Para los investigadores, urge la formalización de planes de gestión que permitan estabilizar el ecosistema. Según estos investigadores, la sobreexplotación de la chirla es un buen ejemplo del dilema de la tragedia de los bienes comunales, según el cual, unos pocos individuos —en este caso, pescadores—, motivados por el interés personal y actuando de forma independiente, agotan un recurso limitado, aunque a ninguno le convenga que suceda, y en contra del bien común de todas las personas. Algo que también se ha observado en otros ejemplos de gran interés actual, como el agotamiento del acuífero de Doñana.
Referencias:
- Baeta, M. et al. 2021. Long-term trends in striped venus clam (Chamelea gallina) fisheries in the western Mediterranean Sea: The case of Ebro Delta (NE Spain). Marine Policy, 134, 104798. DOI: 10.1016/j.marpol.2021.104798
- Hardin, G. 1968. The Tragedy of the Commons: The population problem has no technical solution; it requires a fundamental extension in morality. Science, 162(3859), 1243-1248. DOI: 10.1126/science.162.3859.1243
- McLachlan, A. et al. 2018. Fisheries. En The Ecology of Sandy Shores (pp. 331-374). Elsevier. DOI: 10.1016/B978-0-12-809467-9.00014-X