5 cascadas impresionantes de España que no te puedes perder
España es un país con una gran diversidad de paisajes y bellezas naturales. Entre ellas, destacan las cascadas, que ofrecen un espectáculo de agua, luz y sonido que cautiva a los visitantes.

Cascadas y cataratas suelen ser auténticos espectáculos paisajísticos. En el punto donde el agua se encuentra con un desnivel más o menos pronunciado, se produce un salto donde el caudal exhibe toda su fuerza.
La diferencia entre una cascada y una catarata radica en su tamaño y su caudal, aunque no existe un valor estándar que marque el límite. Cuando el salto es puntual, estrecho, se suele llamar cascada, mientras que ‘catarata’ se reserva para saltos más anchos y caudalosos. Sin embargo, en este artículo se tomará el término ‘cascada’ en sentido amplio, para hablar de ese fenómeno natural en el que el agua de un cauce se precipita al vacío, independientemente del caudal y del tamaño.
Nacimiento del río Mundo

Reventón en el nacimiento del río Mundo, Albacete — estivillml/iStock
En la provincia de Albacete, en la Sierra de Segura, se encuentra una fuente fluvial que muchos califican como una de las más hermosas. El cartel que recibe a los visitantes reza «aquí nace el Mundo», y la oración es, en cierto sentido, cierta: no hace referencia al planeta, sino al nombre del río.
En este pequeño entorno manchego de aspecto paradisíaco, cerca del municipio de Riópar, nace el río Mundo, que surge de las cavernas de un sistema kárstico que se extiende por el subsuelo. Las aguas emergen por varias aberturas de la pared de un acantilado y se precipitan en una cascada de más de 80 metros de altura.
De forma normal, el agua fluye con poca fuerza, simplemente cae desde las bocas de la cueva, que reciben el nombre de ‘los Chorros del río Mundo’. Sin embargo, durante el deshielo o después de unas fuertes lluvias, el sistema kárstico se inunda y el agua emerge de la caverna con un chorro a presión. Un fenómeno que recibe un nombre que le hace justicia: el Reventón.
Cascada de La Fuentona

Chorro de Despeñalagua en el Monumento Natural de La Fuentona, Soria — Peiope/Diario Vasco
Adentrándonos en los sabinares de Soria, cerca de Calatañazor, se encuentra un monumento natural único: La Fuentona. El aspecto es el de un lago pequeño enmarcado entre el bosque y la ladera de caliza, y en cuyo fondo de aguas cristalinas se observa un fenómeno no apto para talasofóbicos. Una gruta profunda y oscura desciende, en diagonal, montaña adentro.
El sistema de cuevas es muy extenso. Una primera galería inundada, de unos 200 metros, da paso a una serie de cavernas emergidas, y a una segunda galería llena de agua, de la que se conocen más de 250 metros —que aún no ha podido explorarse entera—. El sistema completo tiene, hasta donde sabemos, al menos 600 metros tierra adentro.
Pero este enclave único no solo se caracteriza por la surgencia de las aguas de La Fuentona. A no más de un kilómetro de distancia, en un pequeño circo formado por los murallones rocosos, cuando las lluvias o el deshielo saturan los acuíferos, la escorrentía superficial genera un salto de agua no menos espectacular. Emergen dos grandes chorros de agua, que localmente se conocen como ‘Chorros de Despeñalagua’ —nombre que también reciben otras cascadas peninsulares—, y desde donde nace el río Abión.
Cascada de los Colores

Cascada de los Colores, en la Caldera de Taburiente, La Palma — AlbertoLoyo/iStock
En el archipiélago canario, los paisajes espectaculares pasan de la exclusividad a la norma. Uno de los muchos entornos que despierta la fascinación de los visitantes es la Caldera de Taburiente, en la isla de La Palma, un extenso entorno natural de 8 kilómetros de diámetro, producto del vulcanismo, la erosión y los deslizamientos. En ella, una red de arroyos y torrentes cubren el desnivel, desde las cimas de más de 2400 metros, hasta el mar.
En la década de 1960, se levantó una pared en la Caldera, con el fin de contener las aguas, que van cargadas de hierro. Así se creó un desnivel artificial, que no deja de ser hermoso. El metal de hierro, en distintos estados de oxidación, se fue depositando en la roca del muro, tiñéndolo de ocre y rojo, en claro contraste con el fondo negro volcánico y el verde del musgo.
La cascada recibe el justo nombre de ‘Cascada de los Colores’, uno de los mayores espectáculos de agua y color de las islas Canarias.
Pozo de los Humos

Pozo de los Humos, Salamanca — AlbertoLoyo/iStock
Al oeste de las provincias de Zamora y Salamanca, donde el río Duero, el más caudaloso de la península, pasa de España a Portugal, se extiende la comarca de los Arribes del Duero. En este paraje único, a apenas a dos kilómetros al nordeste del municipio salmantino de Mansueco, se encuentra una de las cascadas más hermosas de Castilla y León.
El Pozo de los Humos se produce en el punto en que las aguas del río de las Uces se encuentran con una falla geológica entre un suelo sólido de granito con rocas metamórficas, fáciles de erosionar, y que están en constante desgaste por el caudal. El agua cae desde una altura de 50 metros, sobre ese suelo irregular y levanta una neblina que le da nombre y uno de sus mayores atractivos.
A pesar de su pequeño tamaño, su espectacularidad, unida a un hermoso entorno en forma de microclima, ha permitido que algunos la califiquen como ‘la cascada perfecta’. En palabras del filósofo y escritor bilbaíno Miguel de Unamuno:
[…] en la cascada misma, por donde se despeña bramando, preséntanos una vena compacta, una columna que acaba por parecer sólida. ¡Enorme fuerza la que sin aparato alguno, con la sencillez del coloso, despliega!… Es una de las más hermosas caídas de agua que pueden verse entre aquellos tajos adustos. Divídese la cascada mayor en dos cuerpos debido a un saliente de la roca, y va a perderse en un remanso de donde surge el vapor que ha valido al paraje el nombre de los Humos.
Salto del Nervión

Salto del Nervión, Álava — tra_fi_k/iStock
La célebre ría que riega la villa de Bilbao puede remontarse hacia el sur, atravesando la provincia de Vizcaya y adentrándose en Álava. Tras pasar por el enclave vizcaíno de Orduña, el cauce se acerca hacia la provincia de Burgos, sin llegar a adentrarse en ella. Pero en este punto, el viajero se encontrará un salto infranqueable, la mayor cascada de toda la península ibérica.
El agua del Nervión —que en este punto recibe el nombre de Délika— cae al vacío desde una altura de 270 metros sobre el nivel del mar, para aterrizar 222 metros más abajo. El cauce nace de la confluencia de tres arroyos, el Urieta, el Ajiturri y el Guiturri, apenas a kilómetro y medio al sur de este punto.
Sin embargo, como sucede con otros célebres saltos de agua, no se puede disfrutar de su belleza durante todo el año. En esta zona el Nervión aún tiene muy poco caudal, de hecho, casi siempre está seco, y el flujo de agua sucede bajo tierra, en el intrincado sistema kárstico. Solo cuando se desborda por el deshielo o por una fuerte lluvia, el agua fluye por la superficie y se produce el salto.