Descubre los tres fósiles más impresionantes del jurásico de Asturias
En la Costa de los Dinosaurios aparecen fósiles con tal frecuencia, que se descubren nuevos restos más rápido de lo que se publican, y algunos de ellos son totalmente excepcionales.

En España existen muchos yacimientos de dinosaurios, pero hay uno que despierta la curiosidad y llama particularmente la atención, por sus condiciones extraordinarias. Se trata de la Costa de los Dinosaurios, en Asturias, un lugar donde, a diferencia de los yacimientos habituales, los fósiles emergen del acantilado y son depositados en la playa paulatinamente. Fósiles que deben recuperarse lo antes posible, pues de lo contrario, el mar los erosiona y los destruye en pocos días.
Gracias a este yacimiento, calificado como «de recursos prácticamente inagotables», el Museo Jurásico de Asturias (MUJA) tienen la mayor colección de icnitas —huellas fósiles— de dinosaurios de Europa, incluyendo algunas poco comunes, como rastros de estegosáuridos o de pterosaurios.
El trabajo de los investigadores del Museo es frenético; descubren nuevos restos más rápido de lo que alcanzan a publicar, de ahí que muchos de los fósiles más impactantes de su colección aún no están descritos en revistas científicas. De los que sí lo están, estos son, probablemente, los más impresionantes del Jurásico asturiano.

Entrada del MUJA con una escultura de Allosaurus - Fotografía cedida a Muy Interesante por Thuban Rodríguez
Ricciopsis asturicus, una hepática única
Las hepáticas son un grupo de plantas no vasculares muy pequeñas, parientes evolutivas de los musgos. Suelen ser de porte rastrero, aplanadas, y en el registro fósil se encuentran ejemplares desde mediados del Ordovícico, hace unos 472 millones de años.
No obstante, y a diferencia de otros grupos como los helechos o las plantas con semillas, las hepáticas carecen de estructuras duras, por lo que es difícil que lleguen a fosilizar. Encontrar fósiles de hepáticas es, por lo tanto, bastante complicado. Por eso es tan excepcional el fósil descrito en 2022 por el equipo de investigación encabezado por Artai A. Santos, de la Universidad de Vigo, y en colaboración con investigadores del MUJA.

Fósiles de ‘Ricciopsis asturicus’ —marcados con asteriscos verdes, y el mayor de ellos, en rojo— -(Santos et al., 2022)
Nombrado como Ricciopsis asturicus, esta hepática vivió entre hace 150 y 155 millones de años, y es la más antigua conocida del Mesozoico español. El fósil muestra una serie de rosetas que se expanden en sentido radial, con estructuras circulares. Los ejemplares más grandes alcanzan los 24 milímetros de diámetro.
Por el tipo de roca donde aparecieron, se infiere que los ejemplares encontrados proliferaron en la llanura de un delta fluvial, con lagunas estacionales de agua dulce; un entorno dominado por helechos y gimnospermas, y por donde paseaban y dejaban sus huellas múltiples especies de dinosaurios.
El megalosáurido gigante
En este entorno de lagunas no sería raro que muchos herbívoros acudieran a beber y descansar a la sombra de los helechos arborescentes y de los ginkgos. A su vez, los carnívoros podrían utilizarlo como territorio de caza. Y algunos de esos carnívoros podían ser realmente grandes.
Los terópodos más grandes que han pisado la tierra son, en la mayoría de los casos, del período Cretácico: Giganotosaurus, que vivió hace unos 98 millones de años, y Tyrannosaurus, hace 66 millones de años. Pero en el Jurásico asturiano, hace algo más de 150 millones de años, tuvo que haber un dinosaurio carnívoro gigantesco.

Vértebra de megalosáurido gigante (probable ‘Torvosaurus’) -- Fotografía cedida a Muy Interesante por Thuban Rodríguez
Se deduce este dato de una gran vértebra de la cola hallada en las playas de la Costa de los Dinosaurios y descrita en 2018 por un grupo interdisciplinar de la Universidad Ludwig Maximilians de Múnich y el MUJA. Recibió el nombre codificado de MUJA-1913.
Su alto nivel de degradación no permitió definir la especie con certeza; se sabe que es de un megalosáurido, y dado que en otros yacimientos jurásicos de la península ibérica existen restos de Torvosaurus (Hallado en Portugal un dinosaurio superdepredador), no se descarta que la MUJA-1913 pertenezca a este género de dinosaurios carnívoros.
Los ejemplares más grandes conocidos de Torvosaurus tienen una longitud de en torno a 10 metros, uno de los carnívoros más grandes del Jurásico, por encima del conocido Allosaurus, y casi tanto como el famoso Tyrannosaurus de finales del Cretácico. Sin embargo, las vértebras conocidas de Torvosaurus son hasta un 25 % más pequeñas que la MUJA-1913.
Según los investigadores, esta vértebra probablemente representa el mayor terópodo registrado hasta ahora de toda Europa, un superdepredador de más de 10 metros de longitud, que caminaba por las costas asturianas. De hecho, aunque no es posible establecer claramente una conexión entre el fósil de una huella y de un hueso —no se puede saber si el animal que dejó la huella era el dueño de ese hueso—, en yacimientos de la misma época también se han encontrado icnitas de terópodos gigantes; las más grandes del mundo.
Un nuevo ictiosaurio

Fósil del ictiosaurio ‘Leptonectes’. - (Fernández et al., 2018)
El conocimiento sobre los reptiles marinos prehistóricos es muy desigual. Así como algunos grupos están muy bien representados en el registro fósil, por ejemplo, los mosasaurios, otros como los ictiosaurios, son menos conocidos. Recientemente se ha descubierto que estos reptiles marinos aparecieron antes de lo que se pensaba, durante el período triásico; sin embargo, siguen presentando muchas incógnitas.
Probablemente se deba a su modo de vida. Los ictiosaurios son los reptiles marinos con una mayor adaptación al medio acuático, a tal punto que su aspecto recuerda al de algunos peces —de ahí su nombre, del griego ἰχθύς σαῦρος, ictus sauros, ‘lagarto pez’—. Probablemente sus aproximaciones a entornos costeros fuesen menos habituales que en otros reptiles marinos y, por lo tanto, las probabilidades de fosilizar fuesen significativamente menores.
En España, antes de 2018, no se conocía ningún resto fósil de ictiosaurio jurásico. La primera descripción se hace ese año, por parte de los investigadores Laura Piñuela y Jose Carlos García-Ramos, del MUJA, y Marta S. Fernández, de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina. El ejemplar más completo, codificado como MUJA-3867 y asignado al género Leptonectes, es descrito junto con otros nueve restos fósiles parciales, especialmente compuestos por vértebras, restos craneales y dientes.
Del hecho de que estos ictiosaurios sean los únicos reptiles marinos encontrados en estos yacimientos —con la excepción de un plesiosaurio juvenil— se infiere que, probablemente, las costas asturianas durante el Jurásico fuesen un refugio para estos reptiles vivíparos, que empleaban como zona de reproducción; hipótesis verosímil, pero que requiere más pruebas para ser confirmada.
De todos modos, estos hallazgos muestran que los ictiosaurios no son fósiles tan raros, y que, probablemente, la escasez de sus restos se deba a un sesgo en el muestreo.
Referencias:
- Fernández, M. et al. 2018. First report of Leptonectes (Ichthyosauria: Leptonectidae) from the Lower Jurassic (Pliensbachian) of Asturias, northern Spain. Palaeontologia Electronica. DOI: 10.26879/802
- Rauhut, O. W. M. et al. 2018. The largest European theropod dinosaurs: remains of a gigantic megalosaurid and giant theropod tracks from the Kimmeridgian of Asturias, Spain. PeerJ, 6, e4963. DOI: 10.7717/peerj.4963
- Santos, A. A. et al. 2022. First evidence of Ricciaceae in the Jurassic of the Iberian Peninsula (Asturias, NW Spain): Ricciopsis asturicus sp. nov. Botany Letters, 169(4), 557-567. DOI: 10.1080/23818107.2022.2124452