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6 películas de desastres naturales que no puedes perderte (para bien y para mal)

Presentamos una lista de 6 películas de desastres naturales que son imperdibles por diferentes razones, ya sea porque son excelentes producciones o porque son tan malas que resultan entretenidas de ver.

Las mejores y peores películas de desastres naturales (Alvaro Bayon)
Si hay un género de cine que se caracterice por la espectacularidad, es el de los desastres naturales. Hay fanáticos irredentos de estas películas y también quienes las odian. Como también hay películas que han despertado la curiosidad del gran público, y cosechado éxitos indiscutibles en taquilla, y otras que han resultado una catástrofe total.
Aunque suele asumirse como un subgénero de la ciencia ficción, la mayoría de estas cintas tienen un abordaje que abunda en lo visual, con grandes efectos especiales y espectáculos panorámicos, generalmente a costa de una pobreza argumental, un guion lineal y una buena dosis de tópicos.
Las buenas obras de ciencia ficción parten del conocimiento científico del momento y dan un paso —o varios— hacia el futuro, exponiendo conocimientos ficticios sostenidos ‘a hombros de gigantes’ sobre el conocimiento previo. Pero, en ocasiones, obras que se ofrecen como ‘ciencia ficción’ toman elementos absolutamente fantásticos que obvian o incluso rechazan conocimientos científicos bien asentados. Algo perfectamente asumible, e incluso deseable, en una obra de fantasía, donde exista la magia y el mundo sea un disco plano sobre cuatro elefantes que navegan a lomos de una gran tortuga estelar, pero desastroso en una obra que se vende como ‘ciencia ficción’ y que pretende ser realista y creíble.
También es cierto que, por malas que sean estas películas desde el punto de vista científico, siguen siendo entretenidas y espectaculares y pueden ofrecer sesiones de cine divertidas, entre risas y palomitas.

Las tres peores

3. Geostorm (2017)
Geostorm

Geostorm -Warner/Skydance

La premisa de partida de Geostorm (2017) promete: en un futuro próximo —que para nosotros ya es pasado, 2019—, el cambio climático causa estragos inigualables en todo el planeta; Manhattan termina bajo el agua, o en España, una ola de calor mata a dos millones de personas solo en Madrid. Un inicio muy prometedor para Dean Devlin, que termina en un desastre cinematográfico.
Una película que se vende como ciencia ficción, pero en la que la ciencia, al menos entendida desde un punto riguroso, ni está ni se la espera. En un intento de emular la espectacularidad de El día de mañana (2004), sin éxito, abusa de escenas de acción que exigen de una enorme suspensión de la incredulidad para el espectador. Cualquier alusión a la responsabilidad humana del cambio climático queda oculta bajo escenas deslumbrantes a base de explosiones gratuitas, cuentas atrás en la estación espacial, olas descomunales y tecnologías imposibles que parecen sacadas del blog de algún conspiranoico.
2. El núcleo (2003)
El Núcleo

El Núcleo -Paramount

Si se intenta buscar una película que pretenda utilizar argumentos de ciencia ficción, pero carentes de sentido, y que requiera que el espectador acepte premisas sin cuestionarlas, El núcleo (2003), de Jon Amiel, es probablemente la película adecuada. El núcleo construye un argumento con fallos graves y abundantes en el conocimiento más básico de la física.
La catástrofe que da pie al argumento es que el núcleo de la tierra ha dejado de girar, con graves consecuencias en el campo magnético terrestre y, por supuesto, en el clima. ¿La solución? Inventan un ‘láser sónico’el láser es un haz de luz, radiación electromagnética; los sonidos son ondas mecánicas que se transmiten por un medio— capaz de volatilizar casi cualquier material. Lo montan en un vehículo reforzado de ‘inobtenio’, un metal tan ficticio e imposible como el láser sónico, que resiste el efecto del láser sónico, y se asume indestructible, aunque posteriormente se ve que no lo es tanto. Con este escenario, inician un viaje al centro de la Tierra.
Mientras una ráfaga de microondas procedente del sol derrite los cables de acero de casi un metro de diámetro del Golden Gate (Golden Gate, el puente más famoso del mundo), pero misteriosamente no destruye la carrocería de los coches sobre el puente, mucho más delgada —los metales no absorben las microondas, las reflejan—, los protagonistas, que se encuentran flotando en el fluido núcleo externo, deciden que la solución está en explotar bombas nucleares en serie para hacer que el núcleo interno vuelva a girar.
1. 2012 (2009)
2012

2012 -Columbia/Centropolis

El caso de 2012 (2009) es extremo. La misma premisa de partida ya desvía la película de cualquier atisbo de ciencia tras el desastre natural. En esta obra de Roland Emmerich, la base se encuentra en una hipotética —y falsa— profecía maya del fin del mundo en el año 2012. Esta profecía se ve cumplida por una mutación de los neutrinos procedentes del sol. ¿Cómo pueden ‘mutar’ partículas subatómicas si no tienen ADN? Es una pregunta que queda sin respuesta.
A lo largo del filme, se van sucediendo múltiples desastres sin aparente conexión unos con otros, de forma totalmente exagerada, y siempre persiguiendo a los protagonistas, mientras la humanidad trata de crear unas arcas de Noé imposibles. La obra se encumbra con un desplazamiento de placas tectónicas de miles de kilómetros en unas horas —fenómeno imposible— y una inundación que llega a cubrir parte del monte Everest —no existe agua suficiente en el planeta—, sucesos que parecen sacados del argumentario creacionista de la ‘tierra joven’. Todo un sinsentido que ha dotado a esta cinta del dudoso honor de ser la película de ciencia ficción peor valorada por los científicos de la NASA.

Las tres mejores

3. Lo imposible (2012)
Lo imposible

Lo imposible -Warner

Si quieres que tu película sobre catástrofes naturales sea realista, rigurosa y relate lo que podría suceder en un desastre natural real, lo mejor es recurrir a un suceso real. Así es como el español José Antonio Bayona nos transporta a Tailandia, durante las navidades de 2004.
El 26 de diciembre, un terremoto de 9,3 en la escala sismológica de magnitud, con epicentro en el Océano Índico, al norte de la isla de Sumatra, provocó una serie de tsunamis devastadores de más de 30 metros de altura, que azotaron Indonesia, Tailandia, Malasia, Sri Lanka e India. En Lo imposible (2012), Bayona muestra con rigor y fidelidad lo sucedido antes y durante el desastre; cómo las aguas se retiran de la costa para dar lugar a una ola gigante, que avanza a toda velocidad tierra adentro, dejando a su paso solo caos y destrucción.
Tomando como recurso narrativo la historia de una familia de vacaciones en Tailandia, Bayona nos muestra también las terribles consecuencias del desastre. Nada se deja al azar o a la especulación, incluso la familia, compuesta por María Belón, Enrique Álvarez y sus tres hijos, Lucas, Simón y Tomás, es real, y colaboró activamente en la realización de la cinta.
2. Contagio (2011)
Contagio

Contagio -Warner

Tal vez un mérito mayor que reflejar en una película con fidelidad milimétrica lo sucedido en un desastre natural, es realizar una película que se presente como ‘ciencia ficción’, y que buena parte de su argumento se acabe por cumplir en el mundo real. Esto es lo que sucedió con Contagio (2011), de Steven Soderbergh.
En ella, se relata cómo, en un mercado en China, surge una enfermedad nueva que rápidamente se extiende, hasta convertirse en una pandemia de alcance internacional. El Centro para el Control de Enfermedades estadounidense trabaja, mano a mano, con la Organización Mundial de la Salud, para recavar la mayor cantidad de información posible, para desarrollar cuanto antes una vacuna. Mientras tanto, el mundo queda sumido en un confinamiento, las mascarillas se convierten en algo omnipresente, y la higiene y la distancia de seguridad se embeben en el comportamiento colectivo. En la película no faltan estafadores que, negando la eficacia de las medidas implantadas, venden sus remedios homeopáticos u otra suerte de productos milagrosos, sabidos ineficaces, pero que engrosan la cuenta corriente del personaje, interpretado por un brillante Jude Law.
Es lógico que el argumento resulte familiar. Si bien la pandemia de coronavirus de 2020 no fue tan devastadora, resulta imposible no encontrar paralelismos evidentes entre lo sucedido en los últimos tres años, con la película. Confinamiento y mascarillas, carreras contrarreloj por encontrar vacunas eficaces, e incluso negacionistas que afirman que todo es una gran conspiración, y que venden sus falsos remedios, tienen su reflejo en esta película. Todo ello, nueve años antes de que el SARS-CoV-2 saltase de un animal a un ser humano en algún lugar de Wuhan, un suceso que, en la película, ocurre en Hong Kong.
1. No mires arriba (2021)
No mires arriba

No mires arriba -Hiperobject/Bluegrass

Un desastre inminente amenaza al ser humano y a los ecosistemas del planeta. Un desastre inicialmente evitable que los científicos han visto venir, pero que políticos y empresas se empeñan en ignorar. Cuando el desastre es patente y no se puede negar, se escoge no mirar hacia él. Y cuando ya es imposible evitarlo, el capitalismo más salvaje propone, como solución, ideas peregrinas para explotar comercialmente todo lo que el incidente pueda proporcionar.
En el mundo real, el desastre es el cambio climático; en la película No mires arriba (2021) es un enorme cometa, de un tamaño similar al que extinguió a la mayoría de dinosaurios a finales del cretácico. Al margen de la causa, los paralelismos entre la cinta y la realidad son evidentes, y muy acertados.
No falta el visionario ingeniero que, saltándose todo criterio científico y toda revisión por pares, inventa máquinas que pretenden solucionar el problema —sin éxito— y que alardean de algoritmos capaces de predecir sucesos futuros con un 96,5 % de certeza —aunque a la hora de la verdad, acierta el 50 %, como tirar una moneda al aire—; el político que niega la existencia del problema porque no se puede permitir poner en juego su reputación; científicos que se ven obligados a apelar a medios sensacionalistas para ser escuchados; mujeres que, pese a ser expertas en su campo, son ninguneadas por el mero hecho de ser mujeres…
Adam McKay muestra, en la gran pantalla, un espejo que, de forma satírica, refleja la sociedad moderna, con legiones de negacionistas, manipulaciones de las big tech, inundaciones de fake news, la dependencia del clickbait, el capitalismo desbocado, y un desastre inminente, que aunque en origen se podría haber solucionado, termina sucediendo de forma inevitable.

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