¿Cómo sería la historia de la Tierra si cada carácter representase un millón de años? Hacemos un repaso cronológico y didáctico de los principales acontecimientos que han marcado la evolución de nuestro planeta.
La tierra se formó hace 4543 millones de años. Poco después, hace unos 4500 millones de años, el planeta sufrió una colisión con otro cuerpo de gran tamaño, llamado Tea; nuestro satélite, la Luna, tiene su origen en esa colisión.
Este artículo tiene exactamente 4543 caracteres —sin contar espacios—, ni uno más. Es decir, que si, en términos relativos, el inicio del artículo coincide con el de nuestro planeta, cada letra, número y signo de puntuación que estás leyendo equivale a un millón de años. Y ya han transcurrido 438.
La luna se produjo hace unos 4500 millones de años por la colisión entre la Tierra primigenia y un cuerpo de gran tamaño llamado Tea - NASA/JPL-Caltech
En este momento, la superficie de nuestro planeta, previamente incandescente y cubierto de lava, ya se ha enfriado, han aparecido los océanos, y en el agua bullen moléculas que, sufriendo una muy primitiva presión selectiva, se van asociando entre sí hasta surgir las primeras formas de vida. No está muy claro cuándo surgieron exactamente, pudo ser hace unos 3800 millones de años, es decir, ahora mismo en el texto. Tal vez se demoró más tiempo, mientras la dinámica bioquímica daba el paso hacia la evolución biológica, y esas biomoléculas se organizaban hasta ser capaces de replicarse a sí mismas, terminando de formarse la vida, por tanto, hace unos 3500 millones de años, es decir, en este punto del texto, aproximadamente.
Lo que sí sabemos es que una de las primeras funciones que adquirió la vida fue la fotosíntesis. La atmósfera anterior a la vida era reductora, con abundante dióxido de carbono; los primeros microorganismos fotosintéticos comenzaron a obtener ese carbono como nutriente. Pero se trataba de una fotosíntesis anoxigénica, es decir, no producía oxígeno a cambio.
Durante mucho tiempo las condiciones se mantuvieron. Pero millones de siglos más tarde, algo cambió. Si algo nos ha enseñado la historia de la evolución es que la vida no puede contenerse, se expande y atraviesa las barreras. Así es como nuevas maneras de fotosíntesis demostraron ser más aptas que las anteriores. Y como tantas veces sucede en la historia de la tierra, la vida se abre camino.
Los primeros organismos fotosintéticos fueron cianobacterias, hace unos 3000 millones de años - NNehring/iStock
La fotosíntesis oxigénica aparece hace unos 2800 millones de años —ahora mismo, en el texto—. Al principio son unos pocos organismos que pasan desapercibidos entre la enorme riqueza microbiana del planeta. Pero gracias a su gran ventaja evolutiva no tardan en imponerse como forma de vida dominante. Estos organismos expulsaban oxígeno como residuo, y con el paso de los eones, el aire iba, paulatina pero constantemente, transformándose.
Hace aproximadamente unos 2450 millones de años la atmósfera comenzó a cambiar, hasta que fue tan oxidante que se volvió tóxica. Esta época se conoce como la crisis del oxígeno. La respiración no tardó en aparecer como nueva ventaja evolutiva más eficiente que la fermentación. Pero el cambio en la atmósfera produjo una pérdida del efecto invernadero, y con ello, una gran glaciación que se extendió durante millones de siglos, hasta hace unos 2100 millones de años.
Los gases emitidos por el vulcanismo pusieron fin a la glaciación, y se instaló un clima tropical por todo el planeta. La vida, casi extinta, volvió a florecer. Se comenzaron a desarrollar microorganismos coloniales; no eran auténticas formas de vida pluricelulares, pues solo se asociaban unas con otras, pero sin llegar a realizar diferenciación del trabajo. Sin embargo, una nueva ventaja evolutiva estaba a punto de suceder, que iba a transformar la biosfera, y con ella, todo el planeta.
Los orgánulos celulares, como el núcleo o las mitocondrias, surgieron por simbiogénesis hace unos 1500 millones de años - Christoph Burgstedt/iStock
Gracias a un proceso llamado simbiogénesis, unos organismos comenzaron a asociarse con otros; de estas asociaciones surgió una nueva estructura: el núcleo celular. Estamos hace unos 1500 millones de años. Las primeras células eucariotas no eran capaces de respirar, aún conservaban esa forma de fermentación de antaño. Pero gracias a la simbiogénesis, mediante la cual unas células procariotas pequeñas entran a formar parte de otras eucariotas mayores, se formaron las mitocondrias, los orgánulos encargados de la respiración. El mismo mecanismo produjo los cloroplastos, dando lugar a las primeras algas. Inicialmente, todos estos organismos, todos los seres vivos del planeta eran, aún, unicelulares. Pero el escenario estaba a punto de cambiar.
Hace unos 1000 millones de años, organismos unicelulares eucariotas comenzaron a asociarse en colonias, y apenas 100 millones de años más tarde, los primeros seres verdaderamente pluricelulares iniciaron su diversificación. Las primeras algas pluricelulares y los ancestros de los animales, también pluricelulares, de modo independiente, empezaron a poblar los mares. Varias glaciaciones intermitentes y movimientos tectónicos transformaron el mapa drásticamente, y hace apenas 600 millones de años la fauna de ediácara pobló la tierra, pero fue sustituida por la gran radiación del cámbrico, que finalizó hace unos 500 millones de años.
En la radiación del cámbrico, hace 500 millones de años, está el origen de la mayoria de filos de animales modernos - Dottedhippo/iStock
Desde entonces, un total de cinco extinciones masivas han sacudido la vida, y tras ellas, siempre se ha conseguido reponer. Los seres vivos salieron del agua y colonizaron tierra firme. Se diversificaron los hongos, luego las plantas —de las que hoy nos queda su carbón—... y entre los animales, surgieron los reptiles, cada vez más dominantes. Los dinosaurios rigieron la tierra durante casi 150 millones de años, aunque solo un pequeño grupo, las aves, sobrevivió a la famosa extinción sucedida hace 66 millones de años. ¿Y la humanidad? Hace 300 000 años, en el último pixel de este punto final.
Referencias:
Budde, G. et al. 2019. Molybdenum isotopic evidence for the late accretion of outer Solar System material to Earth. Nature Astronomy, 3(8), 736-741. DOI: 10.1038/s41550-019-0779-y
Chen, I. A. et al. 2012. From Prelife to Life: How Chemical Kinetics Become Evolutionary Dynamics. Accounts of Chemical Research, 45(12), 2088-2096. DOI: 10.1021/ar2002683
Guerrero, R. et al. 2013. Symbiogenesis: The holobiont as a unit of evolution. International microbiology : the official journal of the Spanish Society for Microbiology, 16, 133-143. DOI: 10.2436/20.1501.01.188
Hublin, J.-J. et al. 2017. New fossils from Jebel Irhoud, Morocco and the pan-African origin of Homo sapiens. Nature, 546(7657), 289-292. DOI: 10.1038/nature22336
Lieberman, B. S. 2008. The Cambrian radiation of bilaterians: Evolutionary origins and palaeontological emergence; earth history change and biotic factors. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, 258(3), 180-188. DOI: 10.1016/j.palaeo.2007.05.021
RECIBE CADA SEMANA LAS NEWSLETTERS DE MUY INTERESANTE