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¿Cómo responden arañas y hormigas a los incendios forestales?

El paso de las llamas afecta de forma distinta a los diferentes grupos taxonómicos de artrópodos, que cumplen un papel clave en la restauración del ecosistema.

¿Cómo responden arañas y hormigas a los incendios forestales? (Alvaro Bayon)
Los incendios forestales normalmente suponen verdaderos dramas medioambientales y representan un problema que se espera cada vez más habitual. Salvo contadas excepciones—como las que encontramos en los ecosistemas pirófitos, en los que pequeños conatos de incendio pueden repercutir en beneficios netos para su biodiversidad— un incendio forestal causa daños graves en las poblaciones de plantas, y el desplazamiento o la muerte de multitud de animales. Dependiendo de la naturaleza de los ecosistemas afectados, su recuperación puede requerir años o décadas.
A la hora de estudiar los efectos de las perturbaciones sobre los ecosistemas forestales, es necesario tener en cuenta la diversidad; distintos grupos de seres vivos pueden responder, según sus características, de distinta manera ante una misma perturbación. Y si bien estos efectos están muy bien estudiados en plantas, no ocurre así con los artrópodos, una porción importante de la biodiversidad de este tipo de ecosistemas.
Recientemente, el entomólogo J. Manuel Vidal-Cordero, de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), y colaboradores, han abordado esta cuestión, específicamente en arañas y hormigas, estudiando la respuesta de arañas y hormigas ante los incendios. El estudio se centró en el territorio de Saló, en Sant Mateu de Bagés (Barcelona), un entorno dominado por pinares que, en junio de 2009, sufrió un importante incendio forestal que devastó 194 hectáreas.
Arañas incendio

Los incendios son un factor perturbador muy importante en los ecosistemas. Fotografía cedida para Muy Interesante por J.M. Vidal-Cordero. 

El paso de las llamas

Un incendio suele ser devastador para los artrópodos. A diferencia de mamíferos y aves, que son capaces de moverse con relativa velocidad y tienen oportunidades de evitar el incendio —siempre que tengan una vía de escape viable y tiempo suficiente para huir—, los artrópodos, mucho más pequeños y con un rango de movimiento mucho más limitado, sucumben al fuego. Todas las hormigas y arañas que están en el exterior a la llegada de las llamas terminan carbonizadas.
Ante incendios sucedidos en copas de los árboles o a aquellos que, sucediendo en superficie, son de baja intensidad, muchas especies —tanto de hormigas como de arañas— disponen de refugios subterráneos. El suelo actúa como un buen aislante térmico, y el calor del fuego raras veces penetra más de 30 cm de profundidad.
En este aspecto empiezan las diferencias. Mientras la mayoría de hormigas establece grandes nidos subterráneos, que exceden con creces esa profundidad mínima de seguridad, la mayoría de las arañas presenta nidos poco profundos, susceptibles de ser afectados por el fuego. Por ello, cabría esperar que la supervivencia de las hormigas fuese superior a la de las arañas, especialmente si el incendio afecta a la superficie.
Pero los resultados no apoyan esta hipótesis. Muy al contrario, los incendios tienden a afectar más severamente a las hormigas y su diversidad, que a las arañas. Vidal-Cordero argumenta en su estudio, publicado en la revista científica Forest Ecology and Management, que las hormigas son más sensibles que las arañas a las alteraciones inmediatas que este incendio ha tenido sobre el hábitat.
Cataglyphis

Hormigas del desierto (‘Cataglyphis hispanica’). Fotografía cedida a Muy Interesante por J.M. Vidal-Cordero. 

La vida se abre camino

Muchos organismos mueren durante el incendio, pero tras el paso de las llamas, la vida se abre camino, y los supervivientes comienzan a recolonizar el entorno. En este sentido, las arañas, de entrada, tienen mejores habilidades de colonización que las hormigas; son capaces de cubrir más distancia y en menos tiempo. Incluso no es extraño que arañas de entornos cercanos, individuos que no estaban presentes en la zona afectada por el incendio, pero sí en zonas adyacentes no afectadas, entren y colonicen el terreno quemado.
La riqueza y la diversidad de arañas se recuperó rápidamente; en apenas dos años volvió a los niveles previos al incendio, aunque sí que afecta a la composición de especies. Sin embargo, en el caso de las hormigas, en cuatro años no llegaron a recuperarse por completo.

Cambiando las especies

Como ya se ha mencionado, el incendio forestal no solo afecta a la abundancia, la riqueza y la diversidad de hormigas y arañas, también afecta, y de forma muy significativa, a la composición de especies que conforman las comunidades. Algunas especies ya existentes en el entorno, adaptadas a la vida en el bosque, dejan de estar, mientras que empiezan a aparecer otras, más adaptadas a entornos abiertos. Son, de hecho, algunas de las adaptaciones que presentan las especies, las que determinan cuáles persisten, cuáles desaparecen, y cuáles entran nuevas.
Pardosa

‘Pardosa’ sp., una araña que anida en el suelo. Fotografía cedida a Muy Interesante por J.M. Vidal-Cordero. 

Uno de los rasgos relevantes es la capacidad de anidar en el suelo. Aquellas especies que lo hacen, como la hormiga Pheidole pallidula o el género de arañas Pardosa, tienen en general tasas de supervivencia mucho más altas que otras especies que se encuentran más asociadas a la vegetación, como la hormiga Crematogaster scutellaris o la araña Saitis babipes. Adaptaciones que permiten vivir en entornos secos y cálidos también son adecuadas para habitar un entorno que ha sufrido un incendio. Buen ejemplo de ello lo tenemos en las adaptaciones que presentan las hormigas del desierto del género Cataglyphis, mejor representadas en las zonas quemadas de dicho estudio.
La disponibilidad del alimento cambia drásticamente tras el incendio. Abundan las semillas —que con frecuencia resisten el paso del fuego— y los insectos muertos; entran insectos carroñeros procedentes de otros ecosistemas, que suelen moverse por el suelo, pero hay total ausencia de plantas verdes o de insectos que se alimenten de ellas. Aquellas especies de hormigas que se alimentan de insectos o de semillas encuentran mayor facilidad de colonizar el nuevo entorno que aquellas que dependen directamente de hojas o de pulgones. Entre las arañas, aquellas que establecen estrategias de caza basadas en trampas en el suelo o emboscadas también se ven beneficiadas respecto a las que tejen complejas telarañas que dependen de la vegetación para sustentarse.
Los investigadores destacan, a modo de conclusión, la gran utilidad de este tipo de conocimiento en referencia a la recuperación de los ecosistemas asolados por incendios forestales. Los insectos y otros artrópodos son miembros clave de los ecosistemas, y cumplen con una gran cantidad de funciones, como el mantenimiento de los ciclos de nutrientes, la descomposición, la dispersión de semillas, la polinización, la depredación y la limpieza del entorno. Entender cómo se recuperan estos animales puede ser crucial para predecir las respuestas de los ecosistemas, gestionar la biodiversidad e implementar programas de conservación frente a este tipo de impactos, y muchos otros relacionados con el cambio global.

Referencias:

  • Vidal-Cordero, J. M. et al. 2022. Four-year study of arthropod taxonomic and functional responses to a forest wildfire: Epigeic ants and spiders are affected differently. Forest Ecology and Management, 520, 120379. DOI: 10.1016/j.foreco.2022.120379
  • Vidal Cordero, J. M. 2021. Las hormigas. CSIC, Catarata.

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