¿Es cierto que los árboles hablan entre sí?
¿Tienen 'cerebro' los árboles? Un nuevo estudio pone en duda la comunicación fúngica entre los árboles del bosque.

Según la hipótesis, una tenue red de filamentos de hongos transporta nutrientes e información a través del suelo y ayuda a que los bosques prosperen. Esta idea de la comunicación fúngica, como un sistema de información química con recursos para la descendencia y señales de socorro cuando están heridos o enfermos mediante esta red de hilos fúngicos bajo tierra, surgió a finales de la década de 1990 a partir de estudios que mostraban que los azúcares y los nutrientes pueden fluir bajo tierra entre los árboles. Los investigadores han rastreado, en algunos bosques, hongos desde las raíces de un árbol hasta otro, lo que sugería que los hilos de micelio podrían estar proporcionando conductos de comunicación entre los árboles.
¿Es así? ¿se comunican?
Los hongos son organismos vivos como mohos, levaduras y hongos, algunos de los cuales forman hilos a medida que crecen bajo tierra. No pueden producir su propio alimento a través de la fotosíntesis y tienen una relación simbiótica especial con los árboles y otras plantas verdes mediante la cual adquieren productos alimenticios a cambio de proporcionar nutrientes y agua a las plantas. La red de finos hilos de hongos que se ramifican entre las raíces de los árboles en los bosques incluso se ha denominado "red de madera", pero la ciencia detrás de estas ideas no está probada.
Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Alberta, la Universidad de Columbia Británica y la Universidad de Mississippi, ha realizado una revisión de la literatura científica actual sobre el tema (más de 1.500 artículos científicos analizados). Los expertos, que publican su trabajo en la revista Nature Ecology & Evolution, cuestionan tres afirmaciones populares sobre las capacidades de los hilos fúngicos subterráneos, conocidos como redes de micorrizas comunes (CMN, por sus siglas en inglés) que conectan las raíces de múltiples plantas.

¿Hablan los bosques?
"Es genial que la investigación de CMN haya despertado el interés en los hongos forestales, pero es importante que el público comprenda que muchas ideas populares están por delante de la ciencia", explica la bióloga Justine Karst, profesor asociado de la Facultad de Ciencias Agrícolas, de la Vida y Ambientales de la Universidad de Alberta.
Distorsionando la realidad
La ciencia ha demostrado que existen estas redes de hongos subterráneos, pero los investigadores dicen que no hay pruebas suficientes para demostrar que estas redes son adecuadas para los árboles y sus plántulas. Karst, junto a Melanie Jones y Jason Hoeksema, analizaron datos de estudios de campo anteriores para ver si las creencias generalizadas eran ciertas.
Descubrieron que el porcentaje de afirmaciones sin respaldo se duplicó en los últimos 25 años, con un sesgo hacia los efectos positivos de las redes fúngicas. En general, su análisis mostró que había casi tanta evidencia de que conectarse a un CMN ayudaría o dañaría las plántulas como de que no tendría ningún efecto.
"Algunas de las citas no respaldadas provienen de nuestras propias publicaciones anteriores", escriben los científicos. "Este tipo de declaraciones sin fundamento son un problema porque los científicos, probablemente sin intención, nos hemos convertido en vectores de afirmaciones sin base".
Los investigadores dicen que la información exagerada puede cambiar y distorsionar la forma en que la gente habla de los CMN, lo que podría afectar la forma en que se gestionan los bosques.
“Distorsionar la ciencia sobre los CMN en los bosques es un problema porque la ciencia sólida es fundamental para decidir cómo se gestionan los bosques. Es prematuro basar las prácticas y políticas forestales en los CMN per se sin más evidencia. Y no identificar la información errónea puede erosionar la confianza pública en la ciencia”, explicó Karst.
Mapear los hongos y los árboles en un bosque es una tarea ardua y solo se han realizado cinco estudios en dos tipos de bosques; solo dos especies de árboles de un estimado de 73.300 en todo el mundo. Estos estudios tampoco pueden demostrar que las conexiones fúngicas sean permanentes.
Referencia:
Karst, J., Jones, M.D. & Hoeksema, J.D. Positive citation bias and overinterpreted results lead to misinformation on common mycorrhizal networks in forests. Nat Ecol Evol (2023). DOI: https://doi.org/10.1038/s41559-023-01986-1