¿Por qué hay gente con pelo liso y con pelo rizado?
Rubios, castaños, negros, pelirrojos... Muchas son las tonalidades naturales que puede tener un cabello. Pero, ¿por qué puede ser rizado o liso? ¿Qué influye en esa variedad?

Si por algo se caracteriza la especie humana es por la enorme diversidad en muchas de sus características. A pesar del intento de encasillar ciertos rasgos en categorías cerradas y aisladas, la realidad responde con un amplio espectro. Así ocurre con el sexo, la identidad de género, la orientación sexual, el color de la piel o de los ojos, la forma de la nariz, la estatura… En muchos casos, algunos rasgos están correlacionados con otros, pero muchos son independientes, y cumplen a rajatabla la tercera ley de Mendel.
El cabello es uno de los rasgos que más llama la atención y más despierta la curiosidad por su diversidad en el color y la forma. Principalmente, el espectro de diversidad tiene principalmente dos ejes: el color, que varía desde un negro brillante, pasando por distintos tonos de castaños y rubios, hasta pelirrojos e incluso tonos plateados; y la forma, desde un liso absoluto, pasando por distintos niveles de ondulación, hasta un rizo denso y cerrado. Secundariamente, también hay variedad en cuanto al grosor del cabello y lo graso o seco que sea.

En la especie humana hay una gran variedad en color y forma del cabello.
La genética de la forma del cabello
El color, el grosor y la forma del cabello están determinados por factores genéticos, especialmente en polimorfismos. Los genes polimórficos son aquellos que presentan un elevado número de alelos, con distintos resultados en cada caso. En el ejemplo clásico y mendeliano de los guisantes, el color solo tiene dos alelos posibles: recesivo, que codifica para el color verde, y dominante, que codifica para el amarillo. El genoma es diploide, es decir, tiene dos cadenas de ADN homólogas; si para un mismo gen, aparece el mismo alelo en las dos cadenas —lo que se denomina homozigosis—, este determina el resultado; sin embargo, si aparece un alelo distinto en cada cadena —heterozigosis—, el resultado lo determina el alelo dominante.
En los genes polimórficos, como los que influyen en el color, la textura y el grosor del cabello, hay tres o más variantes posibles que codifican para distintos aspectos y no siempre unos dominan sobre otro. Es decir, si para un gen determinado, en cada cadena de ADN aparece un alelo distinto, ambos pueden contribuir a determinar un resultado final intermedio entre lo que determinaría cada alelo en solitario.
Para ejemplificarlo, uno de los genes polimórficos que interviene en la textura del cabello es el TCHH; si en las dos copias de ADN de una persona se presentan dos alelos que codifican para cabello rizado, saldrá rizado; si las dos copias codifican para el cabello liso, saldrá liso; pero si presenta dos alelos distintos, uno que codifica para cabello rizado y otro para cabello liso, el resultado será un cabello ondulado, a medio camino entre ambos.
Aunque no es tan sencillo, porque no es solo un gen el que lo determina. Hasta el momento se han identificado 12 genes distintos, localizados en 8 cromosomas, involucrados en la forma del cabello. Además, muchos polimorfismos son del tipo llamado SNP, por sus siglas en inglés single nucleotide polymorphism, ‘polimorfismo de un solo nucleótido’, frecuentemente pronunciado “snip”—. Alelos que son idénticos en toda la secuencia, con la excepción de un nucleótido específico. Son el equivalente genético a varias oraciones idénticas en las que solo cambia una letra, pero con ello, cambia el significado de toda la frase.

Tres oraciones en las que cambiar solo una letra modifica todo el significado: analogía de un SNP en genética.
Esos SNP son fáciles de estudiar cuando ya se conocen, se sabe dónde están y la secuencia en la que están enmarcados, y su análisis es la base fundamental de los test genéticos comerciales. Pero al tratarse de variaciones tan sutiles, lo que resulta más complicado es detectarlos por primera vez.

Los cabellos nacen del folículo piloso, una estructura que se encuentra en la piel.
De la genética al aspecto exterior
La genética codifica los rasgos finales que tendrá una persona, pero para ello se tienen que realizar la transcripción, la traducción en proteínas, y el propio funcionamiento metabólico del organismo. Aunque la textura del pelo está determinada por todos esos factores genéticos, el proceso por el cual un cabello termina siendo liso o rizado tiene su base en el folículo piloso.
El folículo piloso es la glándula responsable de la formación del pelo. Cuando funciona correctamente, acumula queratina y hace crecer el pelo desde su base. Varias glándulas sebáceas desembocan en el folículo, produciendo, junto a las glándulas sudoríparas, una sustancia hidrolipídica denominada emulsión epicutánea, que recubre y protege el cabello. Hay que recordar que, al fin y al cabo, el pelo no deja de ser tejido inerte, y, por tanto, incapaz de regenerarse por sí solo.
En la textura del cabello es clave la manera en la que el folículo deposita la queratina y el ángulo que forma respecto a la superficie de la piel.
Si el folículo está dispuesto en perpendicular a la superficie de la piel, la queratina se produce por igual desde todas las direcciones; el folículo, y con él, la sección transversal del cabello, es totalmente circular, y el cabello crece liso.
Si el folículo se dispone cerca del plano paralelo respecto a la superficie de la piel, la queratina se produce de forma asimétrica. En ese caso, tanto el folículo como la sección transversal del cabello es elíptica, y dado que crece más por un lado que por el otro, el cabello se riza en espiral, más cerrada cuanto más cerca esté del plano paralelo.
Como es obvio, inclinaciones intermedias, oblicuas, dan lugar a elipses más o menos redondeadas, y con ello, a cabellos más o menos ondulados. De este modo se forma un espectro muy diverso entre el cabello totalmente liso y un rizo denso y crespo, que sumado a la variable del grosor del cabello, su contenido en emulsión epicutánea y el color, dan lugar a esa gran variedad de cabellos en el ser humano.
Referencias:
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