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Anémonas marinas: mitad plantas, mitad animales

Se conocen más de mil especies de anémonas marinas, unos organismos acuáticos provistos de tentáculos venenosos (a través de unas células denominadas cnidocitos pueden inyectar neurotoxinas paralizantes) que suelen fijarse a los fondos rocosos.

Se conocen más de mil especies de anémonas marinas, unos organismos acuáticos provistos de tentáculos venenosos (a través de unas células denominadas cnidocitos pueden inyectar neurotoxinas paralizantes) que suelen fijarse a los fondos rocosos.

Estos pólipos, capaces de alcanzar los dos metros de diámetro, toman su nombre de un género de plantas, y, de hecho, por su apariencia y colorido, a menudo son llamadas flores de mar.

Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Viena coordinados por Michaela Schwaiger, del Departamento de Desarrollo y Evolución Molecular de esta institución, ha anunciado que su relación con el mundo vegetal va más allá de su parecido físico.



Y es que según recogen estos expertos en la revista Genome Research, podrían considerarse en parte animal y en parte planta, al menos desde un punto de visto genético. Así, en su ensayo, destacan que aunque sus genes y las interacciones de estos se parecen más a los de los animales, el código que determina cómo se expresan se asemeja más al de las plantas.

“Dado que las anémonas exhiben un complejo paisaje genómico, con elementos reguladores similares a los de la mosca de la fruta, por ejemplo, creemos que este ya estaba presente en un hipotético ancestro común a estas criaturas marinas, los insectos e incluso los humanos, hace unos 600 millones de años”, señala Schwaiger.



Estas actinias poseen una configuración anatómica bastante sencilla, pero bajo ella subyace una compleja red de relaciones genéticas, no muy distinta de la que se da en los animales superiores.

No obstante, poseen un segundo nivel de regulación génica en la que está presente un micro ARN, un ácido ribonucleico que regula la expresión de ciertos genes y que actúa de forma distinta en animales y plantas, que tiene semejanzas con el de ambos. Esto sugiere que este micro ARN evolucionó hace mucho tiempo, antes de que unos y otros divergiesen.

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