Descubren dos nuevos crustáceos en la Península Ibérica
Un equipo de científicos ha descrito dos crustáceos cladóceros, que podrían ser endémicos de la Península Ibérica, y que se hallaron en dos lagunas, una en la cuenca baja del Guadalquivir y otra en una dehesa de Extremadura. Ambos podrían habitar en la actualidad en más regiones del área Mediterránea.
Un equipo de científicos ha descrito dos crustáceos cladóceros, que podrían ser endémicos de la Península Ibérica y que se hallaron en dos lagunas, una en la cuenca baja del Guadalquivir y otra en una dehesa de Extremadura. Ambos podrían habitar en la actualidad en más regiones del área Mediterránea.
La primera de las especies descubiertas en la Península, Leydigia iberica, había sido descrita anteriormente con el nombre de Leydigia acanthocercoides. El crustáceo se encontró en la laguna Longuilla, en la cuenca baja del río Guadalquivir. "En la Península Ibérica siempre se había citado a Leydigia acanthocercoides y muy probablemente muchos crustáceos que se han identificado con este nombre pertenezcan a alguna de las nuevas especies descubiertas. Pero es posible que Leydigia acanthocercoides ni siquiera exista en la Península", afirma Miguel Alonso, investigador en el departamento de Ecología de la Universidad de Barcelona (UB), en declaraciones a la Agencia SINC.
El segundo tipo, Leydigia korovchinskyi, fue hallado en la laguna Chaparral, un estanque situado en una dehesa extremeña donde bebe el ganado. Estos crustáceos cladóceros miden un milímetro y habitan en masas de agua dulce que muchas veces se secan.
La investigación, que se ha publicado en la revista Zootaxa, revela que ambas especies son muy antiguas -del Pérmico (hace 250 millones de años)-, y su tasa de cambio morfológico es muy lenta. Los dos crustáceos parecen ser endémicos de la Península Ibérica. Sin embargo, según el estudio, podrían estar distribuidos por una zona más amplia, a lo largo del área mediterránea. Todas estas zonas representarían ?un punto caliente del endemismo de los crustáceos cladóceros, como ocurre en Japón y el Este de Rusia?, apunta Alonso.