Un orangután se balanceaba...
Los orangutanes acceden a la comida colgándose de ramas demasiado pequeñas e inestables en la copa de los árboles. ¿Cuál es su secreto? Unos estudiados patrones de movimiento y balanceo, según revela una reciente investigación publicada en PNAS.
Autor: Elena Sanz
Los orangutanes acceden a la comida colgándose de ramas demasiado pequeñas e inestables en la copa de los árboles. ¿Cuál es su secreto para no caer el suelo? Unos estudiados patrones de movimiento y balanceo, según revela una nueva investigación realizada por Susannah Thorpe y publicada hoy en la revista PNAS.
Estudiando a estos primates en Sumatra, Thorpe ha comprobado que, cuando viajan de una rama a otra, los orangutanes se mueven lentamente, alternando posturas verticales y horizontales y agarrándose simultáneamente a varias ramas con las manos y los pies. En concreto, los científicos han calculado que durante al menos el 29% del tiempo que pasan en las alturas, los orangutanes permanecen asidos a más de cuatro ramas al mismo tiempo. Estos hábitos difieren de los encontrados en otros animales arbóreos, y les permiten mover sus grandes cuerpos a pesar de la flexibilidad de las ramas que usan para desplazarse.
Las conclusiones del estudio ayudarán a definir los requerimientos del hábitat de los orangutanes, algo fundamental para los programas de conservación de la especie. Los últimos datos apuntan a que, si la situación actual continúa, el orangután estará "genéticamente muerto" (es decir, no quedarán suficientes ejemplares para que la especie sea viable) dentro de diez años.
Estudiando a estos primates en Sumatra, Thorpe ha comprobado que, cuando viajan de una rama a otra, los orangutanes se mueven lentamente, alternando posturas verticales y horizontales y agarrándose simultáneamente a varias ramas con las manos y los pies. En concreto, los científicos han calculado que durante al menos el 29% del tiempo que pasan en las alturas, los orangutanes permanecen asidos a más de cuatro ramas al mismo tiempo. Estos hábitos difieren de los encontrados en otros animales arbóreos, y les permiten mover sus grandes cuerpos a pesar de la flexibilidad de las ramas que usan para desplazarse.
Las conclusiones del estudio ayudarán a definir los requerimientos del hábitat de los orangutanes, algo fundamental para los programas de conservación de la especie. Los últimos datos apuntan a que, si la situación actual continúa, el orangután estará "genéticamente muerto" (es decir, no quedarán suficientes ejemplares para que la especie sea viable) dentro de diez años.