Las grandes aves se hacen sedentarias para sobrevivir
Las aves migratorias con madurez sexual tardía se vuelven sedentarias en las islas para evitar la extinción de la comunidad. Esta es la conclusión a la que ha llegado un equipo internacional del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) tras analizar más de 500 especies de aves de todo el mundo y comparar los comportamientos entre las aves insulares y las continentales.
Las aves migratorias con madurez sexual tardía se vuelven sedentarias en las islas para evitar la extinción de la comunidad. Esta es la conclusión a la que ha llegado un equipo internacional del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) tras analizar más de 500 especies de aves de todo el mundo y comparar los comportamientos entre las aves insulares y las continentales.
Para llevar a cabo el estudio los científicos han analizado las pautas migratorias de 563 especies distintas de aves de todo el mundo, comparando los distintos comportamientos en las zonas rodeadas de agua y en las poblaciones continentales.
Como explica el investigador del CSIC, Miguel Ferrer, de la Estación Biológica de Doñana, "si la especie tiene un periodo de inmadurez corto, típico de especies pequeñas, los jóvenes vuelven a la población reproductora, tanto si son migratorios como sedentarios, un año después de nacer. Por esta razón las paseriformes, aves de pequeño tamaño pueden ser migratorias o no en las islas, mientras que especies mayores como grandes rapaces, garzas o cigüeñas, tienen que ser sedentarias para sobrevivir".
Además, según el estudio, la diferencia de comportamiento hace que las fluctuaciones de población sean mayores entre las aves migratorias que entre las sedentarias. Por esta razón en las islas el sedentarismo es básico, pues grandes cambios en el tamaño de la comunidad puede ponerlas en peligro.
Especies de todo el mundo
Este hecho provoca que distintas especies en distintas partes del mundo se comporten de manera distinta. Por ejemplo, el águila calzada (Aquila pennata)en Mallorca o el alimoche en Canarias son sedentarias en las islas y migratorias en la Península Ibérica. Lo cual se repite en todo el mundo con diversas especies.
Al no migrar se provoca un aislamiento genético que acelera los procesos de diferenciación de especies. Como apunta Miguel Ferrer, "el cambio de comportamiento migratorio es un proceso que afecta a la velocidad con la que aparecen nuevas especies de aves, lo que convierte a las islas en fábricas de biodiversidad".
El estudio ha sido liderado por investigadores del CSIC y ha sido publicado en el último número de la revista PLoS ONE.