¿Cómo gritan los animales?
Algunas aves y mamíferos pequeños pueden gritar tan fuerte como un ser humano.
Pese a que los humanos solo pueden emplear alrededor del 1 % de su poder vocal a través del habla, algunos animales emplean hasta el 100 %. ¿El secreto de sus sonidos de gran alcance? Tienen una boca muy amplia y usan de forma inteligente su cuerpo para dirigir el sonido. Los resultados de la investigación han sido publicados en el Journal of the Acoustical Society of America.
El movimiento del aire
Los animales producen sonido al mover el aire de los pulmones a través de la garganta y la boca. El aire, que se mueve lentamente, debe convertirse en un movimiento rápido hacia adelante y hacia atrás para producir sonido.
En cada fase o movimiento se pierde algo de esa sonoridad. De hecho, solo alrededor del 10 % de la potencia aerodinámica producida en los pulmones llega a la garganta.
Los tejidos blandos de la garganta absorben aún más el sonido. Sin embargo, luego está la eficiencia de la radiación: la cantidad de sonido que se transmiten por la boca.
Algunas aves y mamíferos pequeños pueden gritar tan fuerte como un ser humano. Pero, ¿cuál es la diferencia entre cómo y por qué gritan los seres humanos y los animales?
Por qué pueden hacerlo y nosotros no
Los animales tienen tres características principales que mejoran su eficiencia vocal: bocas anchas, una frecuencia muy alta y la capacidad de convertir todo su cuerpo en una cámara reflectante acústica.
"El habla humana implica una gran variedad de vocales y consonantes que se forman usando mucha variación en los labios, la lengua y la mandíbula. Para eso se necesita un tono bajo, para que esa variación sea muy clara y separada de las vocales de las consonantes", explicó Ingo Titze, uno de los autores principales del estudio.
Sin embargo, los animales que necesitan enviar una señal de largo alcance no emplean la misma discriminación de sonidos y utilizan un tono más alto.

monos
Utilizan todo su cuerpo para gritar
Los animales, en particular las aves pequeñas y los mamíferos, también pueden utilizar todo su cuerpo como un deflector. Un deflector es como una caja que contiene un altavoz. Es decir, una superficie reflectante que apunta el sonido hacia adelante.
"La persona que está frente al deflector oye mucho mejor que la persona que está detrás", argumenta Anil Palaparthi, coautor de la investigación.
Así, inclinan la cabeza hacia atrás y, a veces, la retraen hacia su cuerpo. Los seres humanos, en cambio, tenemos un cuello relativamente inflexible que no nos permite esa misma función.