Descubierto el secreto de la dieta del oso panda
El oso panda se alimenta casi exclusivamente de bambú, pero conserva rasgos morfológicos y genéticos que le acercan más a los animales carnívoros. ¿Cuál es la explicación?
La imagen del oso panda (Ailuropoda melanoleuca) va siempre unida a la de su alimento favorito: el bambú. Este animal es un herbívoro altamente especializado que se alimenta casi exclusivamente de esta planta con elevado contenido en fibra, a pesar de que desciende de animales principalmente carnívoros.
Esta cuestión siempre ha intrigado a los estudiosos de la evolución: ¿cómo se produjo un salto tan grande en los hábitos alimentarios? A ello se le añade el hecho de que los osos panda conservan una curiosa mezcla de caracteres: por un lado, han desarrollado rasgos de herbívoros, que incluyen el cráneo, la musculatura de la mandíbula y dientes adaptados para dietas fibrosas, así como un ‘pseudo-pulgar’ que utilizan para manipular el bambú. También han perdido la capacidad de percibir el umami, un sabor muy asociado a la dieta carnívora.
Pero, por otro lado, los pandas gigantes tienen también un tracto digestivo con enzimas y microbios intestinales que se parecen más a los de los animales carnívoros. Además, un trabajo publicado hace diez años en la revista Nature indicaba también que el panda tendría todos los genes necesarios para ser un carnívoro.
La clave está en los nutrientes
Un nuevo estudio publicado en la revista Current Biology sugiere que el cambio hacia una dieta vegetariana restringida no supuso ese salto evolutivo tan grande que uno esperaría, y que la mezcla de caracteres de herbívoros y carnívoros observada en este entrañable animal también tiene su lógica.
Los investigadores, de la Universidad de Sydney (Australia) y de la Academia de Ciencias de China utilizaron un enfoque que, más que centrarse en la fuente de alimento del animal, explora las cantidades de macronutrientes de su dieta.
Los resultados revelaron que, a pesar de que la dieta del oso panda se basa exclusivamente en plantas, por su contenido en proteínas y carbohidratos se parece más a la de los súper carnívoros (especies que obtienen más del 70% de su dieta de otros animales). En el panda, el 50% de la ingesta de energía viene en forma de proteína, lo que equipara su dieta a la de los lobos o los gatos salvajes. Además, la composición de su leche materna también es similar a la de otros carnívoros.
“Si atendemos a lo que comen, los osos panda son herbívoros, pero si no supiéramos cuál es su fuente de alimento y analizásemos solo la composición de los macronutrientes que absorben para deducirlo, podríamos equivocarnos y decir que son carnívoros”, explica Fuwen Wei, uno de los participantes en el estudio.
Estos hallazgos parecen ayudar a resolver las preguntas sobre la historia evolutiva del oso panda, incluida esa inusual transición desde su ascendencia carnívora hasta la herbívoría altamente especializada. "De hecho, la transición fue probablemente más superficial de lo que se suponía, combinando una adaptación sustancial a nuevos tipos de alimentos con cambios relativamente más pequeños en el manejo de macronutrientes", indican los autores en el trabajo. Este tipo de cambios incluiría, por ejemplo, seleccionar las partes del bambú con menor contenido en fibra.
El equipo continuará estudiando la evolución y la adaptación de la panda gigante, y espera que los resultados de sus investigaciones puedan ayudar a la conservación de esta especie amenazada.
Referencia: Giant Pandas Are Macronutritional Carnivores. Nie et al., 2019, Current Biology29, 1–6