El cambio en la dieta permitió a los lobos grises sobrevivir a la Edad de Hielo
Durante la Edad de Hielo, los lobos grises se alimentaban de caballos, ovejas, mamuts y caribúes entre otros animales.
Los lobos grises (canis lupus) son unos grandes depredadores que han sobrevivido a la extinción al final de la última Edad de Hielo (hace unos once mil años). De hecho, hoy en día se pueden encontrar deambulando por el bosque boreal y la tundra de Yukón (Alaska). Además, en su hábitat natural se alimentan principalmente de alces y caribúes.
Desarrollo de la investigación
Un estudio elaborado por el Museo Canadiense de la Naturaleza ha concluido que los lobos podrían haber sobrevivido adaptando su dieta durante miles de años, desde un inicio (cuando se alimentaban principalmente de caballos en el Pleistoceno) hasta la actualidad que comen alces y caribúes. Asimismo, los resultados de la investigación han sido publicados en la revista Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology.
El equipo de investigación analizó los restos que se conservaban en los dientes y huesos de los lobos grises antiguos (de hace 50.000 años) y los modernos. Así, pudieron estudiar el cambio en la dieta examinando los patrones de desgaste en los dientes y los rastros químicos en los huesos de los lobos grises.
Los resultados concluyeron que los caballos representaban, aproximadamente, el 50 % de su alimentación durante el Pleistoceno. También se alimentaban de caribúes, ovejas y mamuts, aunque solo simbolizaban el 15 % de su dieta. Todo esto en un momento en el que los lobos coexistían con otros grandes depredadores, como los osos de cara corta (arctodus) o los gatos con dientes de cimitarra (homotherini).

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Implicaciones en la conservación de los lobos
Grant Zazula, paleontólogo del Gobierno de Yukón, considera que se trata de una historia de adaptación y supervivencia a la Edad de Hielo. Además, tal como sostiene el investigador, estos hallazgos contribuyen a la conservación de los lobos grises en la actualidad, pues han demostrado ser unos animales flexibles que se adaptan fácilmente a climas cambiantes y ecosistemas diferentes. Así, su supervivencia está estrechamente relacionada con la supervivencia de las presas de las que pueden alimentarse.
Por otro lado, dada la dependencia de los lobos grises modernos al caribú (reno de las regiones frías de América del Norte) los autores del estudio consideran que es fundamental preservar a esta especie para mantener una población de lobos saludables.