Animales que podrían vivir en tu piscina
Cuando una piscina está bien mantenida y el agua adecuadamente tratada, prácticamente nada puede crecer y vivir en su interior; pero cuando es abandonada, la vida se abre camino.
Con el calor del verano, nada más placentero que un buen baño, y si el mar queda lejos, la piscina es una buena opción.
Una piscina requiere de un buen mantenimiento de su infraestructura y del agua. Generalmente, el tratamiento óptimo se hace con productos químicos, a base de cloro o de compuestos derivados del cloro que tienen propiedades altamente oxidantes, lo que, en las dosis recomendadas, resulta letal para bacterias, hongos, algas, protozoos y pequeños animales. Los filtros de la piscina eliminan los restos de materia orgánica e inorgánica depositados en el agua, ya sea arrastrado por el viento, o por usuarios que no se han dado la conveniente ducha antes de entrar a la piscina.
Pero otra de las propiedades del cloro es que se evapora con relativa facilidad, y si se abandona el mantenimiento de la piscina, si se paran las bombas de filtrado del agua, se forma una masa de agua estancada que puede ser colonizada fácilmente por múltiples seres vivos.
La vida se abre camino
La mayoría de esos organismos llegan arrastrados por el viento, en forma de esporas o de otras estructuras de resistencia, aunque también pueden ser introducidos por personas o por otros cuerpos que caigan al agua, como hojas secas. Los organismos que proliferan más rápidamente son las cianobacterias, algas verdes filamentosas y protozoos. Algunos de estos organismos incluyen amebas de vida libre, como las pertenecientes al género Acanthomoeba o Balamuthia mandillaris, que pueden causar problemas de salud a personas y animales. Concretamente, estas amebas son las causantes de una enfermedad grave llamada encefalitis granulomatosa amebiana.
El ecosistema de tipo estanque que se puede formar en una piscina con agua estancada incluye además animales de muchos tipos.
Invertebrados en mi piscina
La mayor parte de los animales que proliferan en una piscina abandonada, a la vez que las algas, prácticamente son invertebrados.
Algunos de los organismos que mayor facilidad tienen para colonizar este tipo de ambientes son los rotíferos, unos invertebrados microscópicos que tienen la capacidad de enquistarse si el ambiente en el que viven se seca. Esos quistes funcionan como forma de resistencia, se pueden mantener latentes durante años, y son arrastrados por el viento junto al polvo, hasta que las condiciones de temperatura y agua son las adecuadas, momento en que vuelven a eclosionar.

Microfotografía de un rotífero ‘Stephanoceros fimbriatus’
Los rotíferos además son eutélicos, es decir, tienen siempre el mismo número de células en su organismo en su vida adulta, determinado por la especie. Estas células no se reproducen ni envejecen, el crecimiento del animal se debe exclusivamente al crecimiento del tamaño de sus células.
Otros invertebrados que pueden entrar en estos ambientes son las duelas, unos gusanos del grupo de los platelmintos. El complejo ciclo de vida de estos animales involucra varios hospedadores intermedios, y el más importante en este caso es el caracol de agua dulce. Puede abandonar un estanque y colonizar otro cercano, y no diferencia estanques naturales de piscinas abandonadas. Si un caracol infectado entra en la piscina, las larvas de duela, denominadas cercarias, pasan al agua y viven como zooplancton, a la espera de infectar a un mamífero, como el ser humano.
Aunque las duelas no son comunes en Europa, en entornos tropicales pueden ser un riesgo importante para la salud.
Crustáceos, los grandes colonizadores
Pero de toda la diversidad que se puede encontrar en una piscina abandonada, son los crustáceos los que dominan el escenario con diferencia: muchísimas especies pueden colonizar este ambiente.

Microfotografía de un cladócero del género ‘Daphnia’.
Entre ellas, los cladóceros, como las especies del género Daphnia o pulgas de agua. Son animales muy pequeños, de entre 0,5 y 4 milímetros, que forman parte del zooplancton. Se alimentan de protozoos y bacterias en suspensión, filtrando el agua. Tienen un exoesqueleto translúcido y el cuerpo prácticamente transparente, pero, a pesar de todo, si se presta atención, se pueden ver a simple vista, nadando como a trompicones.
Otros crustáceos llamativos son los copépodos, de un tamaño similar a los cladóceros, aunque de forma más ahusada, y con un solo ojo. Este grupo de crustáceos son considerados los artrópodos más abundantes, y existen especies adaptadas prácticamente a todo tipo de ambientes acuáticos. Los copépodos pueden ser, también, intermediarios de parásitos que pueden afectar al ser humano, como el cestodo Diphyllobothrium latum, que provoca la difrilobotriosis, o la bacteria Vibrio cholerae, que produce la toxina del cólera.

Microfotografía de una hembra de copépodo con sus huevos.
Insectos, colonizadores por sus propios medios
La mayoría de los seres vivos descritos hasta ahora son organismos que llegarían a una piscina abandonada arrastrados por el viento, las hojas secas o por la entrada de otros animales. Sin embargo, hay otros muchos animales que pueden encontrar su hábitat en una piscina entrando deliberadamente, entre ellos, los insectos son, probablemente, los más llamativos.
Al margen de insectos visitantes que solo se acercan a las piscinas a beber agua o buscar alimento, como las avispas, multitud de insectos ponen sus huevos en el agua, y sus larvas residen en el fondo o en superficie. Las libélulas, las moscas de las piedras… sin embargo, la mayoría prefiere aguas limpias y bien oxigenadas, condiciones que no suelen darse en una piscina desatendida.
En este tipo de aguas estancadas las larvas de insecto más habituales son las de mosquitos. Algunos, como el mosquito tigre, han encontrado en estos ambientes un lugar idóneo para la cría y hoy son una especie invasora en España.
Pero los insectos que más probablemente habiten en una piscina — en ocasiones, incluso piscinas con aguas tratadas y bien mantenidas— son los coleópteros. Existen casi 500 especies distintas de escarabajos acuáticos en la España peninsular, pertenecientes a 12 familias distintas, y la mayor parte pueden colonizar piscinas.
Finalmente, y si se abandona la piscina el tiempo suficiente, ranas, tritones, serpientes y otros vertebrados pueden llegar a colonizarla.
Referencias:
Boyd, C. E. et al. 1998. Ecology of Aquaculture Ponds. En C. E. Boyd et al. (Eds.), Pond Aquaculture Water Quality Management (pp. 8-86). Springer US. DOI: 10.1007/978-1-4615-5407-3_2
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