El alimoche, el buitre más pequeño (Muy Animal)
Este buitre migratorio en peligro de extinción, capaz de usar herramientas, presenta serias amenazas de origen humano.
En España contamos con una de las poblaciones más importantes del mundo de alimoche (Neophron percnopterus). Se trata de un buitre de pequeño tamaño, con no más de metro y medio de envergadura, que anida en cavidades de paredes y acantilados. En España suelen ser visitantes estivales; se reproducen, cada pareja siempre en la misma zona, y después migran para pasar el invierno en el África Subsahariana.
Se alimentan principalmente de carroña, siendo uno de los últimos animales en acudir a los cadáveres, a rebañar los restos de carne y piel que quede en el esqueleto tras el paso de los carnívoros y muchos otros carroñeros. Complementan su alimentación con insectos, pequeños reptiles, y con mucha frecuencia, con huevos.
Un buitre que usa herramientas
El uso de herramientas es raro en las aves. Aparte de los córvidos, no existen muchos más ejemplos. El alimoche es una de esas especies minoritarias y privilegiadas con la capacidad de utilizar objetos con un propósito.
Habitualmente, abre los huevos pequeños golpeándolos con el pico, y si la cáscara es particularmente dura, sujeta los huevos con el pico y los lanza contra el suelo. Pero, algunos huevos tienen la cáscara tan resistente que ni así se rompen, o son tan grandes que no puede sujetarlo con el pico. Cuando un alimoche encuentra un huevo de grandes dimensiones, como el de avestruz o el de avutarda, busca una piedra adecuada, generalmente redondeada, y golpea con ella repetidamente el huevo hasta quebrarlo.

Alimoche usando una piedra para abrir un huevo
Otra herramienta que utilizan es el carrete. Recientemente se ha observado que una población de alimoches de Bulgaria emplea pequeños palos para enrollar en ellos fibras y pelos que utiliza después para tapizar el nido.
Se estima una población mundial de entre 12 000 y 36 000 alimoches maduros, que va decreciendo de forma continua. Por ese motivo, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) cataloga la especie como “en peligro de extinción”. Es un ave que cuenta con una gran cantidad de amenazas.
Envenenamientos e intoxicaciones
Una de las amenazas principales a las que se enfrentan los alimoches es a las intoxicaciones y envenenamientos. Hasta el 95 % de los casos de envenenamiento se debe al uso ilegal de venenos para controlar a los depredadores.
Tres de cada cuatro alimoches que mueren de este modo lo hacen en pequeños cotos de caza, ya que los restos de los que se alimentan coincide con el tipo de cebo empleado para controlar ilegalmente a zorros, lobos y otros animales considerados como indeseados por ciertos sectores de la sociedad.
Así mismo, el uso de pesticidas de larga duración, que permanecen durante mucho tiempo en el ambiente y se acumulan en el suelo, pueden actuar negativamente sobre las poblaciones de alimoche: estos contaminantes pasan a las redes tróficas y pueden ser consumidos por los alimoches, consumidores finales de la carroña intoxicada.
Otra fuente de intoxicación que está ganando fuerza es la contaminación por diclofenaco, ibuprofeno y otros antiinflamatorios no esteroideos. Las rapaces, como otras muchas especies de aves, no toleran este tipo de fármacos. Cuando son consumidos por las personas, parte del fármaco se elimina por la orina y termina en las aguas residuales. Si las aguas no son adecuadamente depuradas, estos fármacos llegan al medio natural, donde pueden afectar a la fauna silvestre. Por otro lado, el uso veterinario de estos fármacos afecta directamente a los alimoches, si el animal tratado muere y es abandonado para el libre consumo de los carroñeros. Estos problemas se están observando, sobre todo, en las poblaciones asiáticas de alimoche.

Alimoche
El peligro de líneas de alta tensión y aerogeneradores
Otra de las grandes amenazas para las rapaces en general, y para los alimoches en particular, es la electrocución por accidentes en las líneas eléctricas. A diferencia de las aves de pequeño tamaño, como los gorriones o los mirlos, que pueden posarse sobre los cables sin peligro —al hacer solo contacto con un cable sin contacto de tierra, la electricidad no atraviesa su cuerpo—, los alimoches suelen emplear los postes y torres para descansar o para dormir. Si mientras lo hacen, tocan accidentalmente uno de los cables de alta tensión con cualquier parte de su cuerpo, el circuito se cierra y sufren una descarga eléctrica letal.
Al peligro por las líneas de alta tensión se suma el constante crecimiento de los parques eólicos. Las colisiones accidentales contra los aerogeneradores tienen un gran impacto sobre las aves. Las aspas se mueven a gran velocidad, y la fuerza del golpe es devastadora para cualquier animal.
Todos estos impactos se han de tener en cuenta a la hora de construir nuevas infraestructuras o de reformar las preexistentes, tratando de predecir los comportamientos de estas aves, colocando las instalaciones donde no exista riesgo de acercamiento de la fauna, y si no es posible, utilizar métodos disuasorios que alejen a los animales de estas instalaciones, sin causarles daño.
Referencias:
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