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¿Se puede prevenir una invasión biológica?

El fenómeno de las invasiones biológicas es uno de los mayores riesgos para la biodiversidad, pero ¿es posible evitarlo?

Desde que el médico cirujano y obstetra Ignas Semmelweis propuso en 1847 la higiene sistemática de manos con una solución de hipoclorito de calcio como método para evitar infecciones puerperales, a lo largo de la historia de la ciencia el proverbial dicho de ‘más vale prevenir que curar’ se ha tomado como principio de aplicación en muchos campos.

Actualmente, el fenómeno de las especies invasoras es uno de los principales motores de cambio global antropogénico, y la mayor causa de pérdida de biodiversidad. Dados estos hechos, la aplicación de este principio en el contexto de las especies invasoras se hace particularmente necesaria, tanto por motivos ecológicos como económicos. Está comprobado que la forma más efectiva y menos costosa de manejar los impactos, es la prevención.

Sin embargo, y dado que muchas especies no nativas son introducidas de forma deliberada, hay una serie de intereses enfrentados entre los servicios económicos, estéticos y culturales proporcionados por su cultivo y la prevención, de tal manera que con frecuencia resulta inviable una actuación drástica de prohibición total.

Espinazo del diablo (‘Kalanchoe daigremontiana’), una especie potencialmente invasora en España.

Espinazo del diablo (‘Kalanchoe daigremontiana’), una especie potencialmente invasora en España.Espinazo del diablo (‘Kalanchoe daigremontiana’), una especie potencialmente invasora en España.

Actuaciones contra las especies invasoras

En el manejo de las especies invasoras se han propuesto distintas estrategias según el estadio de invasión en que se encuentran. Si la invasión no ha comenzado, la prioridad sería la prevención. La detección temprana y, cuando es posible, su erradicación, sería el modo de proceder óptimo cuando la población ya se ha instalado pero aún es manejable.

Si la invasión está demasiado avanzada como para conseguir su erradicación, se opta por el control y la contención. Y cuando nada de lo anterior funciona, hay que hacer lo posible por mitigar los impactos ambientales y socioeconómicos que causan las invasiones biológicas.

En todo caso, ninguna mitigación, contención, control, ni erradicación será necesaria si se consigue evitar con éxito la invasión antes de que se produzca. Para una prevención efectiva es necesario, antes, poder predecir qué especies se pueden convertir en invasoras en un lugar determinado.

Los tres factores clave en una invasión

Una especie invasora no lo es en todas partes, ni todo el tiempo. En general, que una especie sea o no invasora depende de tres factores.

El primer factor está relacionado con la invasividad de la especie, es decir, aquellos rasgos propios que la convierten, o no, en una especie capaz de dispersarse con rapidez, competir con éxito y colonizar nuevos territorios. Una planta como el plumero de la pampa, capaz de reproducirse con éxito tanto mediante rizomas bajo el suelo como por semillas muy pequeñas que pueden ser arrastradas por el viento a kilómetros de distancia, es mucho más invasiva que el árbol del mango, con grandes frutos y que, en España, depende del cuidado constante del ser humano.

Un segundo factor tiene que ver con a la invasibilidad del ecosistema, es decir, la susceptibilidad de ser invadido del nuevo entorno. Una especie adaptada a climas húmedos, invadirá fácilmente un entorno como las orillas de la ría de Bilbao, pero tendrá serias dificultades en el desierto de Tabernas; y, al contrario, una planta adaptada a climas áridos, como la chumbera, tendrá mucho éxito en Almería, pero muy poco en Vizcaya.

Finalmente, el tercer factor es la historia de la introducción, representada sobre todo por la presión de los propágulos, es decir, la cantidad de individuos que se introducen en un ecosistema. Una especie potencialmente invasora puede no llegar a invadir nunca un lugar porque no llegue a introducirse o se introduzca de forma tan anecdótica y puntual que no logre formar una población reproductiva estable —lo que se denomina “naturalización”—. Sin embargo, si en un momento dado, se introduce masivamente, la presión de los propágulos en el ambiente puede traspasar el umbral de la invasión y convertirse en un problema en pocos años.

La carpa vivió en España sin invadir durante siglos, hasta que la presión de propágulos la convirtió en invasora.

La carpa vivió en España sin invadir durante siglos, hasta que la presión de propágulos la convirtió en invasora.La carpa vivió en España sin invadir durante siglos, hasta que la presión de propágulos la convirtió en invasora.

Algo así sucedió en el pasado con la carpa en los ríos españoles; fue introducida por primera vez en 1580, pero se mantuvo en pequeñas poblaciones aisladas hasta la década de 1950, cuando su introducción masiva para la pesca causó el evento de invasión. Hoy es una de las especies invasoras más abundantesen las cuencas españolas.

Prediciendo la invasión

Conociendo este tipo de datos se pueden establecer sistemas predictivos que permitan saber si una especie que aún no se ha instalado en un ecosistema es potencialmente invasora o no para ese lugar.

Entre los análisis de riesgo desarrollados en las últimas décadas se incluyen, por tanto, factores que tienen que ver con los rasgos de la especie y la susceptibilidad de los ecosistemas. Entre otros, que la especie tenga un comportamiento invasor en otros lugares, que sea tolerante al clima, o que presente impactos sobre el medio ambiente o las actividades humanas allí donde se instala.

Analizar de forma minuciosa grandes listados es complejo; por ese motivo se utilizan unos análisis de riesgo sencillos y rápidos que permiten priorizar a las especies según su riesgo de invasión. A este análisis de riesgo se le denomina “escaneo de horizonte”, y permite confeccionar una serie de listas que agrupan a las especies según los factores que propician la invasión, recordemos, la invasividad de la especie —los rasgos que la hacen invasora— y la invasibilidad del ecosistema —su susceptibilidad—. Con ello se obtiene la probabilidad de invasión y de causar impactos de cada especie.

Respecto a la presión de los propágulos, y dado que la mayoría de especies de animales y plantas invasoras entran como mascotas o plantas ornamentales, recientemente se ha propuesto un sistema que incluye en el análisis de riesgo un valor que permite aproximar el interés de las personas por una especie determinada. Especies por las que la gente está más interesada tienden a ser más consumidas, y eso desemboca en una mayor presión de los propágulos, favoreciendo con ello la invasión.

Este sistema novedoso permite a los investigadores establecer un orden de prioridad más objetivo en las listas, para que los gestores y administraciones actúen, con la máxima rapidez, sobre aquellas especies de mayor invasividad, en el entorno con mayor invasibilidad, y presenten una mayor potencial presión de propágulos.

Referencias:

Bayón, Á. et al. 2019. Horizon scanning to identify invasion risk of ornamental plants marketed in Spain. NeoBiota, 52, 47-86. DOI: 10.3897/neobiota.52.38113

Blackburn, T. M. et al. 2011. A proposed unified framework for biological invasions. Trends in ecology & evolution, 26(7), 333-339. DOI: 10.1016/j.tree.2011.03.023

Clavero, M. 2022. The King’s aquatic desires: 16th‐century fish and crayfish introductions into Spain. Fish and Fisheries, faf.12680. DOI: 10.1111/faf.12680

Pyšek, P. et al. 2010. Invasive Species, Environmental Change and Management, and Health. Annual Review of Environment and Resources, 35(1), 25-55. DOI: 10.1146/annurev-environ-033009-095548

Robertson, P. A. et al. 2020. A proposed unified framework to describe the management of biological invasions. Biological Invasions, 22(9), 2633-2645. DOI: 10.1007/s10530-020-02298-2

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