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Las chimpancés 'pasan' de los juegos de poder de los machos

Ellos luchan para mejorar su estatus, pero ellas recurren a una estrategia de paciencia y esperan su momento para subir en la jerarquía social.

En la sociedad chimpancé, el estatus importa. Estar arriba en la jerarquía proporciona acceso a más y mejor comida y a tener más oportunidades de copular con parejas de mayor rango. El estatus es una auténtica garantía para la supervivencia del propio linaje. Ya se sabía por diversos estudios que los machos de chimpancé intentan prosperar socialmente en esa pirámide jerárquica a base de retar a sus rivales mediante gritos, ataques o persiguiendo a los que están por encima para tratar de ocupar su lugar. Ahora sabemos también, gracias a un estudio publicado recientemente en Scientific reports que las hembras no participan en esos juegos de poder de los machos. Ellas son más proclives a aceptar su puesto en la escala social y solo ascienden cuando los miembros más viejos del grupo mueren.

No hay retos ni competencia entre las hembras de chimpancé, solo el escalafón natural que rige el tiempo, según Steffen Forester, primer autor del estudio e investigador en la Universidad Duke, en Carolina del Norte (Estados Unidos). Esta diferencia entre machos y hembras de chimpancé se suma a otras que ya se conocían. Por ejemplo, que los machos son gregarios y las hembras son más solitarias y tienden a pasar su tiempo en soledad o cuidando de sus crías. Solo en muy raras ocasiones se asocian con otras hembras.
Para conocer más sobre la organización social de estos primates, los investigadores se han basado en estudios previos recogidos a lo largo de 40 años sobre el comportamiento de cien chimpancés que vivían en estado salvaje en el Parque Nacional Gombe, en Tanzania. A través de esta información dedujeron que los machos alcanzaban la cúspide de su poder a los 20 años de edad, y que a partir de ahí su posición empezaba a declinar. En cambio entre las hembras, el estatus seguía aumentando a medida que pasaban los años.

Además, los investigadores observaron que la posición de partida de los machos estaba en lo más bajo cuando entraban en la vida adulta, hacia los 12 años de edad, mientras que en las hembras adolescentes, su posición jerárquica podía ser indistintamente más alta o más baja a esas edades. Aunque aún no entienden la razón, los investigadores creen que las hembras cuya madre está viva ocupan una posición social superior al resto. Este momento es crucial para ellas, porque más adelante no podrán mejorar su posición a menos que alguna de las que están por encima desaparezca o pierda su rol en el grupo.

Para los científicos, las diferencias entre machos y hembras se deben a que sus intereses son diferentes. Y es que si un macho tiene un rango superior, incluso durante un periodo corto de tiempo, puede conseguir copular con muchas hembras y alcanzar un alto éxito reproductivo. Por su parte, cada hembra solo es capaz de sacar adelante a un hijo cada vez, así que su éxito reproductivo depende mucho de cuánto tiempo puede vivir. Por eso, en comparación con los machos, las hembras prefieren una estrategia de paciencia. Para ellas es potencialmente peligroso retar a otra, porque las pueden herir o matar a su cría. Más vale mantenerse al margen de las guerras entre machos.

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