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Así aprendieron los monos a lavar la comida

En 1953, Imo, una macaca japonesa, aprendió a lavar su comida. Pero ¿fue algo instintivo o una verdadera innovación intelectual y precultural?

En la isla japonesa de Koshima era habitual que los visitantes alimentaran a los macacos que allí viven. Darle la comida en la mano a un animal de estas características no inspira mucha confianza, de modo que la mayoría de la gente simplemente la arroja al suelo para que los primates la recojan. Y entre los alimentos más comunes que les daban, estaba el boniato, un producto barato y que los macacos aprecian bastante. Corría el mes de septiembre del año 1953 cuando, Imo, una joven macaca, cansada ya de tener su comida llena de arena, cogió su boniato del suelo y se acercó al arroyo. Sujetó el boniato con una mano bajo el agua y lo frotó con la otra mano para limpiarlo bien antes de comérselo.
El resto de macacos no tenía muy claro lo que Imo estaba haciendo con su comida. Al fin y al cabo, llevaban comiendo boniatos sucios toda su vida, e Imo no era más que una cría de apenas año y medio. Pero, tal vez por imitación, o quizá porque la joven macaca comunicó los beneficios de su hallazgo,el resto de la manada no tardó en adquirir la costumbre. En cinco años, 17 monos de la manada ya repetían el proceso, siendo mucho más habitual que lo aprendieran otros cachorros. De hecho, solo dos eran adultos cuando lo adquirieron. En el año 1962, nueve años después del primer lavado de boniato, todos los monos de la manada realizaban el ritual, con excepción de una minoría de adultos, los mayores de 12 años. Una vez aprendida la técnica, la manada comenzó a mejorarla, innovando: si en lugar de lavarla en el arroyo, lo hacían en el mar, el sabor del boniato resultaba más agradable. Hoy esa manada de macacos sigue lavando sus boniatos en el mar.
Este suceso está considerado como el primer caso observado de comportamiento precultural en un primate no humano. Y no es el único, porque no todo el mundo les echaba boniatos. Algunos e les echaban grano, muy valorado por los macacos, pero el problema seguía patente: siempre estaba lleno de tierra. La solución de lavar la comida en el mar se extendió, aplicándolo también a esos granos de trigo. Comida limpia y al punto de sal.
Fue la misma Imo quien inventó el lavado de granos, en 1956, con cuatro años de edad. Como sucedió con los boniatos, al principio ella fue la única en hacerlo. Pero con el paso del tiempo, los demás miembros de la manada, especialmente los más jóvenes, empezaron a imitarla. En 6 años, casi 20 monos de la manada repetían el ritual de lavado de trigo. 
Hubo algunos monos que, en lugar de aprender a lavar el grano, adquirieron una nueva costumbre: robar los granos que otros macacos lanzaban al agua antes de que pudiesen recuperarlos. La primera en mostrar este comportamiento de robo fue una macaca adulta llamada Eba. Y, como en el caso anterior, fue una innovación que otros aprendieron posteriormente; incluso algunos que ya habían aprendido a lavar esos granos.
Macaco japonés

Macaco japonésMacaco japonés

La pregunta, sin embargo, radica en una cuestión clave: ¿es este tipo de comportamientos una verdadera innovación precultural, o no son más que soluciones latentes inherentes a la especie? Es decir. ¿Nacen los macacos con la tendencia instintiva de lavar su comida, o realmente es algo que desarrollan intelectualmente para resolver un problema?
Para responder a este tipo de preguntas, lo mejor es poner a prueba a otros macacos que no hayan tenido contacto con la manada de Koshima. Esto es lo que hicieron un grupo de investigadores del parque zoológico Lincoln, en Chicago, en un estudio publicado en 2020 en la revista Folia Primatologica. Usaron los macacos del zoológico que, al haber estado en cautividad, no tenían asociada la precultura de los macacos salvajes. Los investigadores dispusieron una piscina llena de agua a los primates, y les entregaron boniatos sucios de tierra. Resultó que ninguno lavó la comida en el agua; sin embargo, algunos sí la limpiaron de otros modos. Inventaron, en total, tres formas de retirar la tierra; sacudiéndola con la mano, frotándosela contra el cuerpo, o contra otra pieza de comida.
Con esto concluyeron que el acto de limpiar la comida sí debe de ser algo innato, que forma parte de las soluciones latentes instintivas de la especie, pero que, sin embargo, la técnica específica de limpieza sí que forma parte de la innovación intelectual.
Desde aquellos acontecimientos, la manada de Koshima ha ido aprendiendo y adquiriendo nuevas habilidades. Entre ellas, el manejo de piedras como herramienta, o ciertas técnicas para mejorar el aseo.
Por tanto, no es que Imo, esa joven macaca japonesa, inventara eso de lavar la comida; el acto de limpiar de tierra la comida era instintivo en ella, pero ella innovó, inventando la técnica que le permitiría hacerlo de la manera más adecuada y maximizando el beneficio. Y transmitió esas enseñanzas al resto de su comunidad, de manera precultural.

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