'Iberozospeum', el nuevo caracol transparente descubierto en el Cantábrico
Tiene largas filas de dientes puntiagudos e intimidantes, un caracol casi extraterrestre descubierto en España.
Cuando pensamos en un caracol, lo primero que se nos viene a la cabeza no son dientes afilados. Pero esta visión tenemos que cambiarla porque estos moluscos nos muestran terribles dentaduras cuando los miramos al microscopio. Los caracoles tienen una especie lengua dentada llamada rádula, con la que lamen la superficie de los alimentos. Son capaces incluso de triturar rocas. Estos minidientes se desgastan con rapidez, así que les crecen varias filas cada día. El aparato radular se conforma de dos partes: el odontóforo (base cartilaginosa) y la propia rádula. Un individuo puede llegar a tener 100 000 dientes en su rádula, que están compuestos normalmente por quitina y algunos minerales.
Te conozco por tus dientes

sepia

otra
Estas hileras de dientes son muy diferentes entre especies, por lo que es un aspecto donde sostenerse para identificaciones. Arriba hay dos micrografías electrónicas de barrido de dos rádulas distintas. La primera corresponde a Spekia zonata, un caracol de agua dulce del lago Tanganica, África. En el segundo caso tenemos un caracol terrestre del este de África.
En general, la forma, disposición, composición y número de dientes es una adaptación al régimen alimenticios de la especie en cuestión. Hay gasterópodos que usan sus rádulas incluso para cazar a otros gasterópodos o bivalvos. En algunos casos incluso se da la existencia de un único diente radular en forma de arpón.
Nueva especie y nuevo género descubiertos en España

zospe
Una nueva especie de caracol descubierta en España no es una excepción, pues, como hemos visto, la rádula hace de carnet de identidad de la especie. En el caso del caracol español descubierto son varias filas superpuestas de “dientes” cortos pero puntiagudos. Se encontraron en cuevas, lo que parece increíble, pues estos moluscos tienen un tamaño de tan solo unos milímetros. Si sumamos que además son transparentes, roza la categoría de milagro. Pero no es así, pues un grupo de cuatro investigadores sabían lo que tenían en la mano. No fue, por tanto, fortuito.
El descubrimiento ha sido comunicado en la revista Organisms Diversity & Evolution, bajo el título Molecular investigation and description of Iberozospeum n. gen., including the description of one new species (Eupulmonata, Ellobioidea, Carychiidae).
“Las zonas subterráneas de la región cantabro-pirenaica del norte de España albergan una rica diversidad de Zospeum”, comienza el artículo. Los autores analizaron diferentes poblaciones de Zospeum de cuevas del norte de España. Zospeum es un género de caracoles terrestres de pequeño tamaño cuya hábitat es exclusivamente hipogeo, es decir, subterráneo.
“Logramos recolectar 57 poblaciones de gasterópodos de varias cuevas”, dijo la zoóloga Adrienne Jochum del Instituto de Investigación Senkengberg, Alemenia, que es una de las co-autoras del estudio. El resto de autores son Jannette Kneubühler (University of Bern, Suiza), Carlos E. Prieto (Departamento de Zoología Y Biología Celular Animal, Facultad de Ciencia Y Tecnología, Universidad del País Vasco) y Eike Neubert (University of Bern, Suiza).
Mediante marcadores mitocondriales y nucleares han demostrado la existencia de una nueva especie, a la que han denominado Iberozospeum costulatum. “Se describe una nueva especie corroborada por caracteres genéticos y morfológicos”, termina diciendo el Abstract. Esta nueva especie se ha encontrado en la Mina El Pedreo (Vizcaya), Cueva de Valdebeci (Vizcaya) y Cueva de Cuvias Negras (Cantabria).
Pero es que además otras especies que se conocían entran dentro del mismo género, por lo que proponen un nuevo género, Iberozospeum. La nueva especie, Iberozospeum costulatum, tiene dientes terminados en dos puntas, lo que la diferencia de otras especies locales, que tienen dientes más pequeños y abundantes. El género debe su nombre al origen ibérico y a sus parientes cercanos, Zospeum, también conocidos en los Alpes y en los Balcanes.
“Esta rádula se usa para pastar y tamizar a través del lodo de la cueva en busca de partículas de comida”, continúa Jochum.
Los investigadores sospechan que la diversidad de caracoles de este tipo en el cantábrico se deba a que la zona se convirtió en un refugio para ellos en la edad de hielo del Pleistoceno. Probablemente evolucionaron de forma separada debido a las diferencias en los sustratos de las cuevas en las que se encontraban. Por ejemplo, la densidad del barro. De alguna manera los “dientes” de los caracoles son como los picos de los pinzones de Darwin.
“Los dientes de las especies de algunos hábitats son significativamente más duros que los de otros, lo que muestra lo fuertemente correlacionadas que están las propiedades mecánicas de la rádula con las propiedades del sustrato y la comida”, ha manifestado el zoólogo Wencke Krings, de la Universidad de Hamburgo.
Un caracol transparente

Icoste
Iberospeum costulatum tiene un caparazón de “tamaño medio”, pues mide entre 1,24 y 1,55 milímetros. La concha de I. costelatum es transparente. De hecho, las distintas especies del género cercano Zospeum comparten tamaños parecidos y caparazón transparente. Como se ha dicho arriba, algunas especies de Zospeum han sido incluidas en el género Zospeum: Iberozospeum schaufussi, Iberozospeum bellesi, Iberozospeum biscaiense, Iberozospeum vasconicum, Iberozospeum zaldivarae, Iberozospeum percostulatum, Iberozospeum praetermissum e Iberozospeum gittenbergeri. Como vemos, hay un par de referencias más a la zona que habitan, en los casos de I. biscaiense y de I. vasconicum.
“Iberozospeum se diferencia de Zospeum por el caparazón generalmente más pequeño (promedio de 1,2 mm)”, concluye el artículo. “Los dientes radulares son más pequeños y numerosos por hileras”.