El dilema de las hienas macho: ¿independizarse o no?
Los individuos de esta especie que se quedan en su grupo de nacimiento tienen tanto éxito reproductivo como los que se van.
Entre la mayoría de los mamíferos sociales, los machos que deciden quedarse en el grupo tienen menos descendencia que aquellos que se aventuran en busca de nuevos horizontes. Son los fracasados de la naturaleza, los que pierden el premio gordo de esparcir sus genes al máximo por culpa de su falta de valor o de fuerza.
Pero hay un animal en el que esto no funciona así: las hienas moteadas (Crocuta crocuta). Los machos de esta especie que permanecen al calor de la manada se reproducen tanto como los que parten en busca de hembras desconocidas, según científicos del Instituto Leibniz para la Investigación de la Vida Salvaje y de Zoológico (IZW), de Berlín.
Las hienas moteadas forman sociedades matriarcales, con las hembras al mando. Estas suelen pasar toda su vida en el seno del clan, pero los machos afrontan una encrucijada cuando llegan a los dos años y medio de edad: quedarse o irse en busca de un nuevo grupo.
Es una decisión que tiene pros y contras: refugiarse en el calor de lo conocido implica que el joven galán puede hacerse con el primer puesto entre los machos y que recibirá la ayuda de su madre, pero reducirá el número de potenciales parejas, porque muchas estarán emparentadas con él y lo rechazarán por ese motivo. Unirse a un nuevo clan podría dar acceso a más hembras –y de mejor calidad–, pero significa que uno empieza desde el escalón más bajo y habrá de pasar años peleando para ganarse el derecho a la reproducción.
Los científicos del IZW han seguido durante 20 años a 254 hienas moteadas macho de ocho clanes de los alrededores del cráter de Ngorongoro (Tanzania). Cuando estos ejemplares alcanzaron la madurez sexual, dejaron sus grupos en busca de nuevos horizontes: 41 volvieron al hogar, y 213 se asentaron con otras manadas.
Los que regresaron a casa tuvieron tanta descendencia como los nómadas, tendieron a reproducirse antes y en su mayoría se unieron a hembras de rango superior que los emigrantes. Además, su esperanza de vida fue similar.
Así que, después de todo, quedarse con mamá no es tan malo si eres una hiena moteada macho.