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¿Conoces al gusano marino más extraño?

La ‘Bonellia viridis’ es una de las formas de vida más desconocidas de nuestros mares

Es una especie de anélido marino perteneciente a la clase de los equiuroideos, un pequeño grupo de animales conocidos como “gusanos cuchara”, con más de 230 especies descritas. La Bonellia viridis fue descubierta en 1821 por el médico turinés, Luigi Rolando.
Este gusano está ampliamente distribuido por el noroeste del Océano Atlántico y el mar Mediterráneo. Es un animal bentónico, es decir, habita el fondo marino entre los 10 y los 100 metros de profundidad (aunque se suele encontrar hasta los 40 metros en la mayoría de casos), enterrado en la arena, escondido en recovecos de las rocas o guaridas abandonadas por otros animales.
Esta especie se caracteriza por tener un marcado dimorfismo sexual, es decir que el macho y la hembra tienen apariencias muy distintas. Prácticamente todos los encuentros que tengamos con este gusano serán con las hembras, una especie de ‘saco’ de color verde oscuro de unos 15 centímetros de largo, anclado al suelo mediante dos ganchos, del que sale una ‘trompa’ (probóscide) extensible que puede llegar a ser unas diez veces mayor que el resto del cuerpo; esta será la parte más expuesta del animal. Al encontrarnos con la hembra, es muy probable que el macho también esté presente, pero será difícil verlo, ya que mide entre 1 y 3 milímetros, su cuerpo es plano y despigmentado, y suele hospedarse en el interior de los órganos reproductivos de la hembra, alimentándose de ella a modo de parásito. Como curiosidad, una hembra puede tener hasta 85 machos dentro de ella.
La Bonellia viridis, como la mayor parte de los gusanos marinos, es detritívora, ya que se nutre de materia orgánica en suspensión, pudiendo también devorar pequeños animales invertebrados, a través de su larga probóscide. Esta segrega una sustancia mucosa, capaz de paralizar a pequeños animales, que atrapa el alimento y es transportado hasta la boca a través del movimiento de unos cilios que tiene dentro de la trompa.
Aunque sea poco frecuente en el medio marino, la Bonellia viridis practica la reproducción interna. Una vez el macho ha fecundado a la hembra, las larvas que salen de los huevos resultantes no tendrán un sexo definido por sus cromosomas, sino que este dependerá de factores externos. Después de una metamorfosis, si las larvas caen cerca de un individuo hembra se convertirán en machos, mientras que si por el contrario, no hay hembras en los alrededores, se transformarán en hembras.
La piel de estos animales produce un pigmento conocido como bonelina. Aparte de aportar el color verde, es el encargado de paralizar a sus presas, ya que es altamente tóxico. Además, en presencia de luz tiene propiedades bactericidas, es decir que la protegen de infecciones. Por este motivo, este químico está siendo estudiado para desarrollar nuevos antibióticos e incluso, para tratamientos antitumorales.

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