La fascinante caca de mamá rata topo desnuda
En esta especie de roedor africano, las hormonas presentes en las heces de la hembra dominante impulsan a las subordinadas a cuidar de la camada de la reina madre.
La rata topo desnuda (Heterocephalus glaber) es un animal repugnante a la vista y fascinante en su comportamiento. Es el único mamífero eusocial: se organiza en colonias de hasta 300 miembros en las que solo unos pocos machos son fértiles y una hembra hace las veces de reina reproductora, al modo de las abejas.
El resto construye los túneles donde habitan, busca comida, protege al grupo y… come mierda. Literalmente, porque esa es la clave biológica que impulsa a las ratas subordinadas de ambos sexos a cuidar de las crías de la “hembra alfa”, según un estudio realizado por el biólogo Akiyuki Watarai y el experto en comportamiento animal Takefumi Kikusui, ambos de la Universidad Azabu de Japón.
Las ratas “beta” carecen de órganos sexuales maduros y por tanto no producen estrógenos, hormonas que influyen en el embarazo y los comportamientos parentales. Cuando la reina madre está preñada y cuando pare, sus heces están repletas de estrógenos; al comérselas, el resto de la colonia sufre un subidón hormonal que dispara sus instintos maternales.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores grabaron los gritos de crías recién nacidas y luego se los hicieron escuchar a ratas subordinadas. Descubrieron que los animales cuyas reinas acababan de dar a luz mostraban mayor atención a esos sonidos que los de otros grupos, lo que hacía pensar que el embarazo y el parto de la hembra dominante activaban los instintos cuidadores del resto.
Después, los investigadores analizaron la orina y heces de los ejemplares subordinados y hallaron que contenían estradiol –un tipo de estrógenos–, pero solo cuando la reina estaba preñada: es decir, que esas hormonas provenían de ella. El siguiente paso del estudio fue administrar a las ratas beta las hormonas presentes en las heces de la reina: el resultado fue que sus niveles de estradiol subieron, y que comenzaron a prestar más atención a las llamadas de la crías.
Ahora, estos científicos japoneses han comenzado a estudiar por escáner los cerebros de las hembras subordinadas, para descubrir cómo cambian cuando se convierten en reinas, un proceso siempre cruento: cuando la jefa muere, sus esclavas luchan –a menudo a muerte– para sucederla.