Síndrome del nadador en cachorros, ¿qué es y cómo se trata?
Este trastorno impide a los cachorros caminar con normalidad, aunque se recuperan en el 90% de los casos.
El síndrome del nadador es una alteración que sufren perros y gatos. Aunque no se sabe exactamente su causa, suele ser consecuencia de la cría desproporcionada de cachorros y del cruce entre padres, hijos y hermanos. Debido a ello, los cachorros presentan dificultades para caminar a partir de la segunda o la tercera semana de haber nacido. El pronóstico de vida de estas mascotas es alto y se recuperan en un 90% de los casos, por lo que no deberás preocuparte si tu peludo presenta este trastorno.
Sabemos que un perro tiene este síndrome porque es incapaz de mantener la cabeza en alto, su pecho presenta una forma plana, sus extremidades están rígidas y además no mantiene el equilibrio de pie o sentado. Igualmente, su postura corporal se encuentra completamente pegada al suelo y con las patas abiertas, como si estuviera nadando a braza (como una rana).
En la mayoría de casos, tanto perros como gatos consiguen recuperarse con terapia física, si bien el desconocimiento hace que muchos criadores y dueños de mascotas los abandonen a su suerte y hasta hace poco eran sacrificados. Aunque el tratamiento dependerá de las necesidades del animal y de la opinión del veterinario, el peludo tendrá que realizar terapia física a diario, siendo lo más recomendable cuatro o cinco sesiones al día durante diez minutos. Igualmente, a la mayoría de cachorros se les pone vendas de yeso adhesivo para que consigan una mayor estabilidad a la hora de caminar.
La natación contribuye a que los cachorros se mantengan en pie y muevan las patas, por lo que es uno de los ejercicios más completos. Sin embargo, es preferible acudir a centros de rehabilitación canina donde además de proporcionarte todo el material y la información necesaria, buscarán la técnica que mejor se adapte al animal.
En cuanto a la adaptación del hogar donde vivirá el cachorro, es importante que el suelo sea antideslizante para evitar que se dañe o aplane aún más el esternón. Además, el dueño tendrá que controlar el peso del peludo con el fin de evitarle complicaciones. Si quieres conocer más de cerca este síndrome y descubrir cómo es el proceso de rehabilitación, no te pierdas la siguiente galería.

Se piensa que la cría desproporcionada de cachorros y el cruce entre padres e hijos son los principales causantes de este síndrome. Sin embargo, no está al 100% demostrado.

Los cachorros son incapaces de mantener la cabeza en alto, el pecho está siempre apoyado en el suelo, sus extremidades están rígidas y no mantienen el equilibrio.

El 90% de los cachorros consigue recuperarse y llevar una vida completamente normal gracias a la terapia. Sin embargo, algunas personas prefieren abandonarlos debido al miedo o la desinformación. Si te ocurre, no lo hagas.

El síndrome comienza a ser visible a partir de la segunda semana, cuando los cachorros son incapaces de ponerse de pie y adquieren una postura como si estuvieran “nadando”.

Algunos peludos de patas cortas como los bulldog francés o el basset hound son más propensos a padecer este síndrome, aunque cualquier perro puede sufrirlo.

En la mayoría de los casos, a los cachorros se les ponen vendas de yeso para que consigan una mayor estabilidad a la hora de caminar.

El peludo tendrá que realizar terapia física a diario, siendo lo más recomendable cuatro o cinco sesiones al día durante diez minutos.

La natación contribuye a que los cachorros se mantengan en pie y muevan las patas, por lo que es uno de los ejercicios más completos.

Además de las sesiones de hidroterapia, también se recomienda realizarle masajes en las patas varias veces al día.

En los centros de rehabilitación canina, además de proporcionarte todo el material, buscarán la técnica que mejor se adapte al peludo.

Con terapia física los cachorros consiguen cambiar su postura corporal y caminar. Sin embargo, se necesitará paciencia, trabajo duro ¡y mucho amor!

Es importante que el suelo de casa sea antideslizante para evitar que se dañe o aplane aún más el esternón.

Se debe vigilar el peso del cachorro para evitar que sus extremidades se sobrecarguen.

Igualmente, estos cachorros deben visitar con frecuencia el veterinario ya que podrían padecer problemas respiratorios por la presión que sufren en el pecho.

En ocasiones la cura se desarrolla de forma natural a medida que el cachorro va creciendo. Pero como decíamos, es mejor no jugar con la salud de nuestro cachorro y consultar a un veterinario.